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Cocina para niños (I parte)

                 Me gusta enseñar a cocinar. Siempre me lo paso muy bien, porque en cada grupo encuentro una maravillosa experiencia con gente estupenda que me enseña, a la par que aprende. Sin embargo, si tengo que elegir un grupo de entre todos, siendo el que más sorpresas me depara, ese sería el grupo de los niños. Mis pequeños alumnos (entre 6 y 10 años) aprenden a cocinar lo suficiente como para sorprenderse y sorprender a cualquiera: pizza, galletas, hojaldres, flanes y cremas, pan, merengues, ensaladillas. Sí, ellos han hecho todo esto y hasta empanadas criollas, por más que parezca mentira. Los padres, entre sorprendidos y maravillados, no han tenido más remedio que rendirse a sus encantos culinarios y bien saben ellos que sus hijos han cocinado todo esto sin apenas mi ayuda, pues luego han querido repetir sus recetas en casa y lo han hecho. Pero como digo, la que más aprende en esas...

Geometrías: Unas cuantas ideas.

                El punto de partida es un huevo, pero un huevo cúbico. ¿Cómo es posible? Es sencillo, la cualidad de suma flexibilidad del huevo duro en caliente, ha sido aprovechada en el invento de un artilugio simple, que convierte, un huevo duro, recién pelado, en un huevo cúbico. Ahora veamos algunas de mis propuestas para ensalzar, tanto a nivel de sabores como en estética, este huevo de peculiar forma.   Una primera idea es presentar estos huevos sobre una base de puerros pochados y rematar con mantequilla de semillas de amapola. El sabor del puerro resulta muy agradable mezclado con el huevo. Pero además, las semillas de amapola aromatizan aquí con un toque almendrado que es realmente delicioso. Si a ese salteado de puerros, le aplicamos una reducción con jugo de mejillones cocidos al vapor, así como algunos toques más, obtendremos un plato diferente, convirtiendo la base, en una salsa sobre...

Caferucho: Un café sin taza

                                                                                                                                       Prometí un postre de café y vengo con juego de palabras, de texturas y de sabores. También con el mucho juego que dan estos cucuruchos que se hacen en un momento y que podemos rellenar de lo ...

Lo que mis ojos ven

Esta explosión de luz y de color es lo que mis ojos ven estos días cuando me asomo a la ventana del salón de mi casa. Para bien o para mal, percibo, siento la temperatura de mi piel, siento el tacto de las plantas de mis pies sobre el suelo… Siento. Mis sentidos están activos, ejercitados, vivos. Y me detengo en esta belleza y la saboreo, como se saborea un buen vino. Pero me sucede entonces y me viene a la mente preguntarme qué verán estos días los ojos de Minathu, una de tantas niñas que viven en los campos de refugiados de Tinduf, en el Sahara. O cuál será esta mañana, cuando todo el mundo prepara las vacaciones, el horizonte de Soledad, la mujer que vive ahí mismo con su enemigo. No puedo evitar que mi mente vaya a preguntarse qué luz llenará los ojos, estos días, de Mahmud, preso sin garantías en Libia, o si habrá colores de algún futuro para el pequeño Víctor, en su favela de Brasil. No, estos pensamientos no me roban el momento. No se pierde la belleza de esta...

Bavaresa Coyote

Una Bavaresa es un postre frío, hecho a base de crema bávara o como dirían los franceses: crème bavarois. ¿Y qué es la crème bavarois? Pues básicamente un preparado de gelatina, crema inglesa y nata montada. Con estos datos, nos podemos hacer una idea de la textura de este dulce, que queda un tanto compacto por efecto de la gelatina, pero a su vez esponjoso, por la nata montada. En cuanto al nombre de “coyote” y para los que no son de la zona, les diré que un coyote es un polo helado hecho a base de mantecao y chocolate. Prácticamente están desaparecidos y sólo en heladerías artesanales, de las que quedan pocas, se pueden todavía adquirir. Nuestra receta se compone de estos dos sabores, es decir, dos bavaresas: una de mantecao y otra de chocolate. No resulta un pastel muy dulce, con lo que es un postre ideal para todos los gustos. Creo además que es una ocasión estupenda para practicar unas cuantas técnicas con la satisfacción de un agradable resulta...

Imprescindibles, opcionales, superfluos…

   Muchas veces me dicen que tengo de todo en la cocina, refiriéndose a instrumentos, hornos, aparatos y todos esos artilugios que cuelgan de sus ganchos en mi cocina y que pueblan ese espacio en el que parecen haber existido siempre.      Lo cierto es que hay más de ellos en descanso que en activo y que son muy pocos, los que al final realmente uso y que prácticamente ninguno es imprescindible para cocinar cuando cocinar es un placer y no quiere abreviarse. Vasos, cucharas y otros recipientes sirven para medir bastante certeramente si no tienes un peso; rodillos son suficientes para triturar almendras, nueces, galletas y muchos otros alimentos; un palito con el que pinchar un bizcocho para ver si está cocido sustituye magníficamente a un reloj digital. Vasos que sirven de cortapastas, tenedores que hacen las veces de batidoras, un folio en forma de cucurucho como manga pastelera… Vamos, que nuestras madres y abuelas, no tenían a...