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BIZCOCHO DE NARANJA: UN DESAYUNO ACREDITADO

Mucha gente cuando se le pregunta, cuál es el mejor momento del día, responde que el momento del desayuno. Ya sea en casa, o en ese barecito o cafetería cerca del trabajo, el momento del desayuno parece ser el que más disfrutamos. Y digo yo ¿Será porque es nuestro momento tranquilo? A lo mejor es porque a primera hora de la mañana estamos descansados o todavía más simple, quizás sea porque es un rato en el que poder estar a solas consigo mismo.  Y es que la hora de la comida la solemos compartir con otras personas, pero el desayuno, la mayoría, lo hacemos casi siempre en solitario. El desayuno en cualquier caso, tiene su historia. Por ejemplo: recuerdo una vez que un grupo de amigos, contábamos cada uno sus manías tontas, esas manías que no tenían explicación pero que las teníamos muy arraigadas. Fue impresionante comprobar cuántos de nosotros tenía esas manías asociadas al desayuno. Nos reímos muchísimo, porque  por ejemplo uno contaba que iba todos los días a d...

RECETA DE CALABAZA. ESE SÍMBOLO DE INTELIGENCIA.

Me encanta cocinar calabaza en este tiempo, de todas las maneras: dulce, salada, en guisos o en solitario. Por eso, cuando mi amigo Fran me trajo unas cuantas de su huerto hace poco, me hizo lo que para mí es un gran regalo.  También me gusta conocer sobre los ingredientes que utilizo y casi siempre, cuando me doy a esa investigación, acabo fascinada con las historias que rodean a los alimentos, sobre todo cuando son tan cotidianos que nos pasan desapercibidos en su riqueza simbólica. Pero lo que más me gusta, sin duda, antes incluso de indagar y llenar mi mente de lo que estudio, es hacer lo que podríamos llamar “un ejercicio del hombre silvestre”, o más actualizado si se quiere, lo que es mirar con el disco duro en blanco, sin contaminar, para observar qué me dicen los colores, las formas, las maneras de desarrollarse o de crecer de los alimentos, estos aliados tan vitales de nuestra existencia.                     ...

HABAS CON SOBRASADA Y MORCILLA. LA TRADICIÓN QUE ME HABITA

Decía Vicente Aleixandre: “Tradición y revolución. He aquí dos palabras idénticas”. Yo no sé si eso será tan así, si son palabras tan idénticas o si podrían serlo, porque a veces el uso de la tradición, la excusa más bien, de la tradición,  es una caída en el absurdo, que tiende a perpetuar sin razón, mostrando como vicio servir a los conservadores para mantener las cosas como están. Sin embargo, tradición viene de “tradere”, que significa “entregar”, no es un fósil que encontramos y ponemos en una vitrina a salvo de cualquier cambio o deterioro, sino un testigo que toma futuro, algo vivo, con adaptación al presente y con un potencial de avance arrebatador. Desde ese punto de vista, tradición y revolución son una misma cosa. La tradición forma parte de la identidad cultural de un pueblo, una herencia que si mantiene su vitalidad, es impulso, semilla de algo que crece, se renueva y florece con nueva identidad propia. Así sucede con la música, la pintura, la po...