Charo Marco, autora del blog De Re Coquinaria, con gran sensibilidad y como siempre, de forma interesante, ha dedicado un bello artículo en su blog, a la llegada del otoño. En él nos invita a celebrarlo cocinando unos pastelitos procedentes del mundo clásico.
He querido hacerlos, primero porque quiero celebrar el otoño con todos vosotros y felicitaros por la venida del mismo: las estaciones suceden, la rueda no se detiene, el ciclo de la vida nos agita con todos sus colores y desde todos los rincones, con sus matices, sus sonidos, sus ánimos. No nos lo podemos perder.
Por otra parte, me encanta hacer platos antiguos, recetas de hace muchos, muchos años, porque me gusta imaginar cómo comían nuestros antepasados, qué sentían al notar en su boca los mismos gustos que ahora notamos y transportarme a través de los alimentos y sus aromas, a aquellos tiempos en que un pastelito era una ofrenda, un agradecimiento que hombres y mujeres enviaban a sus dioses, casi siempre identificados con ciclos y fuerzas de la naturaleza.
150 ml. De leche
Aceite (he usado un extra al aroma de vainilla que hice hace unos meses)
Miel
Pimienta negra recién molida
Para acompañar luego los pastelitos, los ingredientes son: nueces, piñones, semillas de sésamo y queso fresco.
En un cazo ponemos la leche a calentar y le añadimos la flor de almidón, removiendo sin cesar hasta que espesa.
Veremos que se obtiene un compuesto sumamente denso y que a diferencia de la receta de las pellas, que al llevar azúcar tiene cierta elasticidad, en este caso, es incluso costoso mover la cuchara, porque queda muy compacta la masa.
Rápidamente, antes de que se enfríe y nos resulte imposible, pasamos la masa a una superficie lisa. Yo la he volcado sobre un recipiente de cristal y con ayuda de una cucharilla, la he alisado.
La ponemos en la nevera y dejamos que se enfríe y solidifique totalmente.
Mientras tanto, ponemos a tostar unos piñones y preparamos los frutos secos y el queso con el que acompañaremos luego los pastelitos.
Los piñones se queman con suma facilidad, así que no dejamos de mover hasta que vemos que toman ligero color dorado. Entonces apartamos del fuego.
El queso es el queso fresco casero que podéis ver aquí cómo se elabora y que es el que normalmente uso. En esta ocasión, lo he dejado muy hidratado, porque me parecía que para estos bocaditos, quedaría mejor estando más ligero.
Al cabo de un rato, el preparado de harina estará totalmente frío y entonces, según la receta que nos da Charo, se puede cortar en la forma que deseemos antes de freírlos en abundante aceite.
He encontrado difícil poder cortar formas, porque como decía, el preparado no tiene apenas elasticidad, pero se me ha ocurrido hacerlos en forma redonda, un poco achatados y me ha gustado mucho el resultado.
Una vez hechas todas las bolitas, ponemos en un cazo una buena cantidad de aceite. El de vainilla en cuanto se ha calentado, ha llenado la cocina de su maravilloso aroma.
No parece una simple casualidad, que todo lo que estamos trabajando en esta receta, vaya madurando hacia ese color dorado del otoño.
A medida que sacamos las bolitas, las ponemos en un plato sobre papel de cocina, aunque apenas manchaban de aceite. Si freímos en abundante aceite y estando éste muy caliente, los alimentos no toman mucho aceite.
Y cuando tenemos todas las bolitas hechas, las disponemos en un plato y todavía calientes, las espolvoreamos de pimienta negra recién molida.
Enseguida también, las regamos de miel y las servimos acompañadas de las cosas que nos gusten. En este caso: nueces, piñones tostados, semillas de sésamo y el queso fresco.
¿Qué nombre le pondremos a estos bocados de otoño?
Llegó el momento de degustar
He mezclado cada trozo con una o varias cosas, he hecho todas las pruebas, de cualquier forma y combinación, estaban riquísimos. No están muy dulces, el dulzor es el de la miel, y los frutos secos, les confieren un juego de texturas muy agradable.
De verdad, toda una experiencia. ¡Y los he hecho en menos de media hora!
Una ofrenda perfecta con la que doy las gracias: A la madre naturaleza, a Charo y a todos vosotros, queridos amigos.
Feliz Otoño
Querida Viena, la verdad es que el otoño es una estación maravillosa, llena de alegría, basta con escuchar el Otoño de Vivaldi, de las cuatro estaciones, es la más alegre, tiempo de vendimia, de hacer el vino, de reposar del caluroso verano y disfrutar por supuesto estas delicias que con el cambio de temperaturas nos quedan muy bien.
ResponderEliminarMe quedó una duda ¿es una receta española? lástima no tiene nombre todavía, deberías animarte a bautizarlas, yo prometo probarlas en marzo, ahora ya el sol abrasa que da gusto!
Otra cosa, les dices a tus amigos que una chilena les está muy agradecida del secretito ese para que no entren los zorros y otros animales, ya estoy recolectando pelo para regar por todo el cerco.
Besitos
Viena querida, que maravilla que estés rescatando esta receta que se ve tan rica. Tus fotos están súper tentadoras que creo me voy a animar a preparar este manjar. Bolitas se oye bien pero sé que ya se te ocurrirá un mejor nombre. Te mando un abrazo.
ResponderEliminarPAMELA: Buenos días. La receta es una adaptación que hace Charo Marco, de Re Coquinaria, tomada del clásico Apicio. LO que sucede es que no me ha quedado claro si tiene nombre, yo no lo he visto en el blog de Charo, pero le preguntaremos y si no, un nombre como "bocaditos de otoño" estaría bien.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que el Otoño es alegre, aunque muchas veces se relacione con la tristeza, yo lo veo alegre, es el tiempo del recogimiento en la casa de nuevo, del hogar, para mi la mejor época para cocinar.
Qué buena idea lo del pelo ¿verdad?
Un beso grande.
PRIETA: Anímate que se hacen en un momento, de verdad y es un bocadito original y agradable. Además, verás que te transportas a la antigua Roma, cuando aquellas cocineras hacían algo parecido a esto para sus comensales. Es la magia de la cocina.
ResponderEliminarUn beso.
Ya estamos en otoño querida Viena, pero todavía el sur no se ha dado por muy enterado. Anochece antes, sí, y corre una brisa fresquita en la noche y madrugada, pero en la mitad del día todavía se alcanzan más de 30 grados. ¡Ojalá yo que se notara mucho más el otoño!
ResponderEliminarConforme iba leyendo la receta de estos bocaditos, pensaba ¿no llevan azúcar? Después ya he podido comprobar que el bocadito es una preparación básica que se compenetra perfectamente con la miel, los frutos secos y el queso...Esa cuchara completa que ofreces en la foto es la mar de suculenta. Bocado de dioses.
Un beso muy gordo, querida Viena.
Cómo me gusta estos bocaditos de otoño, aunque oye, si os parece a Charo y a ti podéis elijir como nombre alternativo "bolitas que vuelven loco a Carlos!". Me encantan!!, y no me extraña que envueltas en toda suerte de rebozados queden de miedo...
ResponderEliminarY deseando ya que entre la estación, con su hojarasca y su fresquete diurno.
Un placer.
Viena tengo una duda, la flor de almidón donde la consigues?
ResponderEliminargraciñas
Bueno, para mi el otoño ha empezado con un ataque de alergia que me tiene hecha polvo (bueno, eso me lo he diagnosticado yo misma) estornudando, moqueando y con la cabeza embotada. ¿No me mandarías unas bolicas de estas para ver si me mejoro un poco?
ResponderEliminarUn besico.
Querida Viena, felicidades por la receta. El resultado es excelente, como siempre.
ResponderEliminarLástima que no podamos degustar físicamente estas "bolitas otonales", aunque su contemplación nos llena de placer.
Gracias por tu respaldo
Besos
Viena me parece un paso a paso espectacular y unas explicaciones de lo mas completas. Me anoto la receta. Un besazo.
ResponderEliminarA mi los colores del otoño me encantan. Una receta super detallada y con una pinta deliciosa.
ResponderEliminarBuen día
Que te voy a decir, yo soy de primavera, pero debo reconocer que estos días tan brillantes de otoño me gustan y más aún leyendo tu entrada que como siempre tiene un sentimiento especial.
ResponderEliminarLos pastelitos tienen muy buena pinta, y veo que si los has hecho en media hora te han dado menos trabajo que los alfajores jajaja.
Un besazo.
Claudia
Qué preciosidad de pastelitos nos has preparado, son un tesoro, así tan brillantes con la miel...
ResponderEliminarLAURITA: Aquí pasa lo mismo, todavía hace bastante calor, pero en la luz se nota que ya es otoño.
ResponderEliminarEfectivamente estas bolitas no llevan azúcar y combinan perfectamente con todos esos frutos secos con que yo los probé. Están ricos y son suaves. Es curioso, pero tuve la misma sensación de neutralidad cuando hicimos los libum, no se si te acuerdas, era otra receta romana de las adaptaciones de Charo.
Pruébalos y me dices. Ah y si no quieres hacerlos con leche, la receta de Charo da la posibilidad de hacerlos igual pero con agua. Y como siempre hay una tercera opción, así es la vida, puedes hacerlos si quieres aventuras, con horchata. Creo que es una buena idea.
Un beso grande y otro para Pedro.
CARLOS: Jajaja, me ha hecho gracia, claro hombre, si me parece un nombre genial: "bolitas que vuelven loco a Carlos", por mí eso está hecho.
ResponderEliminarEl placer es mio, el verte por aquí.
Un beso.
LA COCINA DE MI ABUELO: Rocio ¿verdad?. Verás yo consigo la flor de almidón en un convento de monjas de Orihuela y no conozco otros sitios. Antes había en Alicante una pastelería que vendía, pero ahora creo que cerraron. Es cuestión de preguntar y si quieres, puedes también hacer la receta con maicena, la diferencia es que la maicena es flor de harina de maiz y la flor de almidón, es de trigo.
ResponderEliminarSi vienes a Alicante, prometo comprarte unas bolsitas de flor de almidón. Tu avísame.
Un beso.
LOLAH: Hay que ver la gente que está así, como tu, con la alergia, que por cierto, al leer rápida creía que decías alegría, no alergia, casi, casi te devuelvo la de los dos caballos jajaja.
ResponderEliminarYo te mando lo que sea, estas bolitas u otras, y ya sabes, que estamos ahí al ladito, más cerca de lo que parece.
Un beso y que te mejores.
CHARO: Gracias por tu comentario y por tu receta, a ti se debe el éxito si lo hay.
ResponderEliminarTengo curiosidad por saber si tu los has hecho, porque no pude hacer bastoncitos y quizás sea por la flor de almidón que es tan extremadamente fina. Me gustó así, como quedaron en forma de bolita, pero por saberlo.
Un abrazo.
NATI: Gracias por tu comentario. Anímate a hacerlos que son fáciles y originales.
ResponderEliminarUn beso.
MARUS: Gracias por la visita. A mi también me gustan mucho los oros del otoño.
Un beso.
CLAUDIA: Jajaja, mira que eres mala, seguro que me estarás recordando los alfajores durante mucho tiempo, por dios, que cosa más difícil. El caso es que yo hago unos alfajores de maicena, que tampoco son facilitos, pero salen, vamos, pero los tuyos, cada vez te veo más mérito, con lo magníficos que están para comer y lo difíciles que encontré hacerlos.
ResponderEliminarUn beso grande.
VISC A LA CUINA: ¿A que sí? Yo también los veía así doraditos, tan brillantes, que me parecía que no podía ser mejor ofrenda para el otoño. Es que los romanos antiguos parece que sabían mucho, en serio.
ResponderEliminarUn beso.
cierto que tenemos aqui el otoño, pero parece que Almeria no se ha enterado porque tenemos unos calores que abrasan, menos mal que por la noche ha refrescado un poco, pero vamos solo un poco.
ResponderEliminaresos bocaditos, deben de ser una delicia
¡¡besos¡¡
Gracias Viena, preguntare en las pastelerias.
ResponderEliminarSi voy a tu tierra te aviso, eso esta hecho, pero de momento no tengo previsto ningún viaje y si me ve apeteciendo uno, :)
Como me gustan Viena!!....yo adoro el otogno....soy de invierno, lluvia, frio, comida, libro, chimenea....y mate!....me gusta estar en casa con la lluvia y en la cocina....para mi eso es el paraiso....esta receta me encanto...como no!....te debo un correo....te escribire el fin de semana que todavia ando corriendo!.....Abrazotes, Marcela
ResponderEliminarComo siempre Viena le ha quedado una receta redonda.
ResponderEliminarMe queda una duda, ¿al calentar el aceite para la fritura, este no pierde el aroma de la vainilla?
Tengo unos días demasiado ocupado y hasta el lunes o mates no reanudaré la inclusión de recetillas de mejillones.
Vaya delicia, me encantan, y me gusta que no lleve tanto tiempo de preparación y sean tan espectaculares- Una verdadera ofrenda a esa estación tan hermosa llamada otoño.
ResponderEliminarSaludos
Yo también te quiero desear un otoño feliz y lleno de buenos propósitos. Nada mejor que estos pastelitos dorados que nos ofreces hoy para celebrarlo. Se ven deliciosos y parecen tan fáciles que habrá que animarse a hacerlos. Un beso enorme.
ResponderEliminarLOLA: En Alicante también hace un calor de miedo todavía.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Un beso.
LA COCINA DE MI ABUELO: O.K. Un día será. Un beso.
MARCELA: No te preocupes, estamos todos a tope de tiempo, ya me escribirás cuando puedas.
Un beso grande y gracias por venir.
APICIUS: La verdad es que no, que al contrario, oliendo el aceite en frío no se apreciaba apenas el aroma de vainilla y tan pronto se estaba calentando, empezó a sentirse, tanto que estaba con otra persona en casa y lo comentamos, olía genial.
Ya lo veo muy ocupado estos días, yo también ando igual, a ver si nos estabilizamos un poco.
Un abrazo y gracias por venir.
CLAUDIA: Gracias por tu comentario, estos son muy facilitos de hacer, seguro que te gustan.
Un abrazo.
ANNA: Gracias por tu comentario, a ver si este otoño nos trae muchos sueños.
Un beso también enorme.
DONIBANEKO: Me alegro de que te animes a hacer estos dulces, ya nos contarás qué te parecieron. Rspeto a tus preguntas, no, quedan mucho más consistentes que los buñuelos que están hechos de aire. En este caso, porque te hagas una idea, es como la leche frita, incluso más densos. Yo había pensado hacerlos de nuevo y probar con un poco menos de harina, hay que ir probando.
ResponderEliminarEn cuanto al aceite, yo lo he guardado, aunque generalmente no reutilizo el aceite, procuro administrarlo de forma que no sobre como en este caso, pero ahora no podía hacer otra cosa, así que lo he guardado para reutilizar. No se quema más que el resto, el aceite aromatizado que yo hago es simplemente aceite de oliva virgen con una vaina de vainilla abierta en su interior, dejándolo así durante dos meses mínimo. El aceite se comporta como otro aceite de oliva.
Espero haberte sacado de dudas y que esa melancolía sea también parte del efecto de las estaciones sobre nosotros, algo que poder disfrutar.
Un beso.
Amarillos, dorados, naranjas y púrpuras llegan con el otoño y la cocina de Viena se llena de destellos de estos colores para endulzarnos el alma. Un abrazo
ResponderEliminarComo me gustaría darte la razón Viena. Porque... ¿estas segura que ha llegado el Otoño?. Creo que el Oroño (que al final llegará), por ahora se hace el remolón. Estos señores del tiempo le han dicho...¡qué ya ha llegado el Otoño!, pero pienso que debe estar un poco sordo y todavía no se ha enterado que debe hacer su entrada triunfal.
ResponderEliminarDe todas formas, me da igual que se haga el remolón, si puedo disfrutar esas delicias que recuerdan a griegos, romanos y árabes... Casi puedo saborear ese postre recordando esas pellas con las que nos regalastes los sentidos.
DELIKAT: Estás que te sales de romántica y poetisa y de todo, vamos. Muchas gracias por dejarnos un trocito de eso por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo.
OTEADOR: Tienes toda la razón, aquí también hace un calor bochornoso, pero las plantas sí nos dicen ya que estamos en otoño. Esta mañana he cosechado granadas y las aceitunas están para recoger y los membrillos casi, casi.
Qué maravilla, me gusta tanto percibir el cambio de estación, que no me importa si eso se prolonga, llegará, seguro que llegará.
Un beso y gracias por tu visita.
Hola! Dando una vuelta por la cocina de Apicius he llegado a la tuya, y después de andar cotilleando un ratito he decidido quedarme.
ResponderEliminarSon una delicia estos pastelillos, como bien dices y sobre todo sanos y naturales que es lo más importante. Se nota que disfrutas con lo que elaboras.
Un cordial saludo.
Pues fíjate que aquí, en Bruselas, tampoco ha llegado el Otoño. Acabo de volver de Córcega (donde, por supuesto, siguen en pleno verano) y me encuentro con 30ºC en Bruselas. Dice la tele que es un récord nundial, por lo menos aquí. Todo el mundo está metiéndose en las contaminadas y sucias aguas del mar del Norte. Yo, deshaciendo mi maleta (que Sííí, esta vez ha llegado). Lástima que la cajita de hierbas aromáticas del Maquis se ha reventado. Ya os lo contaré.
ResponderEliminarUn besazo
Una entrada preciosa. Yo tampoco había oído lo de la flor de almidón. El caso es que te han quedado realmente apetecibles. Vamos a empezar una peregrinación al convento a por el ingrediente difícil. :)
ResponderEliminarUn besín y te deseo una estupenda semana.
Son suspiros otoñales, su aroma se queda suspendido en el aire y no pasan inadvertidos para nadie.
ResponderEliminarUna delica encantadora, un buñuelito, un agazajo al paladar.
BLUELADY: Bienvenida a este espacio y gracias por quedarte por aquí. Bonito vídeo clip el de tu perfil. Efectivamente, disfruto con lo que hago, es como un tesoro que espero no perder nunca, la verdad. La vida es muy valiosa como para perderla en cosas que no disfrutemos.
ResponderEliminarUn beso y de nuevo, bienvenida.
¡Hombre Monsieur! ¡Ya le vale a usted, que le hemos echado de menos! Aunque sabía que estabas de vacances, pero ya tenía ganas de que volvieras. Deseando estoy saber todo eso que has vivido.
ResponderEliminar¿Hierbas aromáticas? ¿del Maquis? ¿Einnnn? Venga hombre, venga, rapidito que me estoy ya mordiendo las uñas.
Un beso y bienvenido.
SOROKIN, Monsieur SOROKIN, naturalmente. Sorry por omitir su nombre en mi respuesta anterior.
ResponderEliminarCARMENPIVA: Feliz semana también para ti. No sé si venderán flor de almidón en todos los conventos, imagino que en los reposteros sí, pero igual no es tan difícil encontrarla, habrá que preguntar en pastelerías, si no, ala, cuando vengáis por aquí, yo compraré para vosotros.
ResponderEliminarUn beso.
CARMEN: Querida, te leo poética, sensible, deliciosa, como siempre.
ResponderEliminarUn beso muy grande y feliz otoño. Es un placer recibirte por aquí.
VIENA ..QUE TENTACION NOS HAS PUESTO DIOS MIO ......NO LOS CONOCIA ..PERO APUNTADOS QUEDAN FELIZ COMIENZO DEL OTOÑO ...BSSSMARIMI
ResponderEliminarGARLUTTI: Muchos besos y feliz otoño.
ResponderEliminarMi querida Viena!!! que cosas tan ricas nos traes!! me he quedado con la duda de esa harina, flor de almidón, es alguna especial?
ResponderEliminarPor otro lado, te digo que tu mensaje me ha emocionado, que dulces palabras y que gusto saber que se puede sentir un poco de la personalidad del dueño del blog. ¿Cómo se puede apreciar tanto a un amigo que no hemos abrazado? Se puede, porque una vez más se demuestra que lo importante son nuestras mentes y corazones..
Te quiero mucho ...hay que decirlo en vida..
besos
Gaby
Me he perdido el post anterioir pero regreso luego con más tiempo porque lo quiero leer bien.
ResponderEliminarbesos
Querida Gaby: tú si que me emocionas y ¿sabes? aprecio muchísimo ese "te quiero". Creo que los humanos tenemos miedo al afecto, al cariño expresado abiertamente, por eso tantas veces y tristemente, decimos "te quiero" cuando es demasiado tarde. Yo estoy contigo, hay que decirlo en vida y sin miedo.
ResponderEliminar¿Y podemos querernos aún sin conocernos? Yo creo que si. Cuando la distracción de lo inmediatamente físico no es barrera, el corazón se muestra desnudo y se conoce y reconoce en otros corazones. Las personas son más bellas cuando pueden ser así, desde dentro. Entonces su belleza se despliega y no tienen miedo de decir te quiero.
Un beso enorme, niña dulce.
Ah que se me olvidaba, con tanto achuche jajaja, la flor de almidón es la harina flor de trigo, como la maicena pero no de maíz, sino de trigo. No sé si recuerdas las pellas de las monjitas que traje al blog, ahí hablaba de esta harina, que también se hacen las pellas con ella.
Otro beso, corazón.
Viena, yo ni te digo como me he quedado, el otoño me fascina, pero esta vez he caido enferma y bueno...me conformo por ahora por deleitarme con tus palabras, con esta receta que se sale de lo habitual y que llena de dulzor y sensualidad tu cocina...me fascinó!
ResponderEliminarUn besote.
MAYTE: Gracias por tu comentario. Y ánimo si estás enferma, ánimo y mimitos. Te mando desde aquí muchos besos.
ResponderEliminarCuídate.
¡Ya ha llegado el otoño a Bruselas! Y, casi, casi, el invierno de un golpe
ResponderEliminarSinfonía de otoño maravillosa, tus palabras y esas imágenes con calor y color de tarde lluviosa al lado de la chimenea, no podían ser mejor ofrenda a la naturaleza y a los que te seguimos con deleite.
ResponderEliminarSegún leía, imaginaba hacerlo con maizena y la leche aromatizada con canela o vainilla o cáscara seca de naranja, pero el toque final de la pimienta me ha dejado descolocada, tal vez le baste, sí.
Besos Viena,buen día.
MONSIEUR SOROKIN: Abríguese usted muy bien, no vaya a pillar un resfrío. Por aquí también refresca, pero hoy, solamente hoy.
ResponderEliminarEnseguida voy a verle a su casa, mejor dicho, a su diario.
Un beso.
MIREN: Son todas buenas ideas, las que aportas para este dulce de otoño. yo he seguido la receta lo más fiel posible, la original de los antiguos, que en Re Coquinaria nos ofrece Charo, pero también sobre la marcha iba imaginando que si con canela, con limón, etc.
ResponderEliminarLa pimienta es un toque rico, es cierto y con los aromas, quizás se enmascararía. No sé, cuestión de ir probando lo que más nos guste.
Un placer tenerte por aquí. Un beso.
Buenos días Viena, por donde andas? quizás surcando mares, descubriendo tesoros o en uno de esos reposos que una guerrera de la Luz como tú necesita como el agua.
ResponderEliminarNo he leido la receta pero si la introducción y algunos comentarios...(Dioooos me he descubierto)yo no se en otros mundos, pero por este virtual se te quiere un montón, eres un encanto de mujer y buena cocinera-repostera.
Gracias de nuevo por ser tan cercana y dulce.
*.* BesiKos.
Me voy con la delicia que nos has preparado
Querida Fe-i*ká: Gracias a ti por todas esas cosas tan bonitas que me dices. Tu si que eres una guerrera de la Luz.
ResponderEliminarUn beso muy grande.
Amiga Viena:
ResponderEliminarSe que lees y comentas -generalmente tus opiniones suelen superar la temática de la bitácora en la que dejas tu opinión- pero no creo que visites Observación gastronómica, pues se centra en la crítica de restaurantes. Yo lo hago solo de cuando en cuando, pues me suelen fatigar las extensas selecciones de platos. Interminables degustaciones que me hacen -es un decir- aborrecer tanto platillo.
Hoy he dado una pasada rápida por el blog de Philippe Regol -extraordinario personaje- y el tema es un concurso de POSTRES. He dado un vistazo rápido a las fotos y al final, se me ha ocurrido leer los comentarios y, después de ver el de Víctor -ganador del concurso- me he quedado boquiabierto.
Tienes que leerlo.
Un saludo,
Sebastián Damunt
http://observaciongastronomica.blogspot.com/2011/10/best-restaurant-dessert-2011-2.html?showComment=1318978909737#c3611280000045635629
Querido Sebastián: He leído el comentario de Victor que me facilitas y también me he quedado boquiabierta, no me extraña que llame al postre inteligente, madre mía, la de cabos que ata este hombre y qué fino hila.
ResponderEliminarMe quedo asombrada de lo que es la cocina profesional, me siento tan lejos, por una parte y a la vez, tan pequeña.
La colección de postres que se despliega en esa entrada es todo un lujo.
Un abrazo.
Grandisima receta y vaya pedazo de pinta q tiene. espero q no hayais dejao ningun cacho, jejeje.
ResponderEliminarme quedo de seguidor y te invito a q te pases por mi blog, un saludo.
http://lacocinademou.blogspot.com
MOU: Bienvenido a este espacio, y gracias por tu comentario. Iré a visitarte, claro que si.
ResponderEliminarUn abrazo.
acabo de ver tu perfil y resulta que somos paisanos, pues nada me alegro, te sigo un abrazo y un saludo, espero que ves mi blog veras que arroces, jajaja
ResponderEliminarMariano: Es cierto, somos paisanos. Se bienvenido a este espacio y gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo.