Este año 2010 se celebra a nivel mundial el centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández.
Sucedió un 30 de Octubre de 1910 y sucedió en Orihuela, su pueblo y el mío.
Varios países, algunos municipios españoles, el Instituto Cervantes, la Universidad de Cambridge y la Biblioteca de Alejandría, conmemoran este acontecimiento con diversas actividades de alcance mundial, habiendo sido declarado 2010, el año Hernandiano.
Aunque hace más de 30 años que vivo en Alicante, soy y me siento oriolana y la figura de Miguel Hernández ha formado parte de mi adolescencia reivindicativa y de mi raíz cultural, sin duda alguna. Por eso, quisiera unirme a este homenaje o hacerle a mi manera, mi propio pequeño homenaje. Qué mejor año que éste, para hacer lo que me rondaba la cabeza hace tiempo: Un recetario con un paso a paso de algunas de las mejores recetas tradicionales de Orihuela, aquellos platos que seguro también estuvieron en la mesa de Miguel. Eso es lo que me propongo iniciar con esta serie que iré publicando.
RECETAS Y POESÍA
Uvas, granadas, dátiles,
doradas, rojas, rojos,
hierbabuena del alma,
azafrán de los poros.
Uvas como tu frente,
uvas como tus ojos.
Granadas con la herida
de tu florido asombro,
dátiles con tu esbelta
ternura sin retorno,
azafrán, hierbabuena
llueve a grandes chorros
sobre la mesa pobre,
gastada, del otoño,
muerto que te derramas
muerto que yo conozco,
muerto frutal, caído
con octubre en los hombros.
Miguel Hernández.
A nivel gastronómico, Orihuela es famosa principalmente por la repostería, elaborada tradicionalmente y de maravilla, por las monjas de los conventos de clausura que hay en la ciudad.
Bromean conmigo los amigos cuando prueban mis dulces caseros y más de uno alguna vez ha dicho: ¿Pero tú que eres, descendiente de una monja?
Y no, no soy descendiente de una monja, pero sí hay un convento muy cerca de la casa de mis padres, en donde nos surtimos cuando podemos de los dulces más celestiales que se puedan imaginar y nunca mejor dicho.
Luego probando, investigando, intentando sacar las recetas y preguntando, aquí me tenéis, haciendo dulces: hoy sí y mañana también.
Mi abuelo, que era albañil, trabajó en más de una ocasión para estas monjas reposteras y nos contaba anécdotas con las que mis hermanos y yo nos divertíamos de lo lindo. Mi abuelo nos decía, que cuando le llamaban para hacer algunas obras en el convento, para evitar las monjas encontrarse con él: “un hombre”, le daban una campanilla que él tenía que hacer sonar cuando caminara, a fin de que las monjas pudieran saber que él se acercaba y pudieran ocultarse para no ser vistas.
Sin embargo, mi abuelo relataba que las monjas no sólo no se escondían al escuchar la campanilla, sino que muy al contrario, venían a hurtadillas hacia él y le ofrecían con cara de traviesas, algún que otro pastelito recién hecho.
Mi abuelo decía que más de una vez, había acabado su jornada con un buen empacho, de tanto pastel.
La cuestión es que gracias a estos trabajos en los conventos, mi abuelo Manuel gozaba de gran afecto entre las monjas y bastaba que cualquiera de nosotros, cuando íbamos a hacer un encargo a través del torno del convento, le dijéramos a la monja portera que éramos nietos del señor Manuel, para que las monjas nos atendieran con especial cariño, lo que se traducía en: “tortadas” con más almendra y más bañadas, “tetas de monja” más grandes o “chatos” más esmerados.
Ya iremos viendo a lo largo de la serie, lo que son estos pastelitos de curiosas denominaciones.
Pero no haré sólo recetas dulces como es costumbre en este espacio, esta vez, romperé la regla y me propongo hacer recetas de todo tipo, haciendo un recorrido por la tradición de Orihuela, de la Vega Baja del Segura.
No diré que son las auténticas, porque como suele suceder con recetas tradicionales, en cada zona o hasta en cada casa, estas recetas se hacen de una forma. Pero como se trata de defender la tradición y tradición es literalmente la enseñanza o conjunto de bienes culturales que una generación hereda de las anteriores, lo que yo voy a respetar por encima de otras cosas, es mi propia tradición culinaria y haré las recetas tal y como yo las he aprendido de mi madre, que a su vez, las ha aprendido de mi abuela y ésta de mi bisabuela, etc., sabiendo que así, soy fiel a la tradición de mis raíces oriolanas.
Y no es que yo sea una persona que se aferre a estas cuestiones de raíces o tradiciones en sentido estático, me siento del mundo, me siento multinacional, multicultural y multiracial, pero me gusta recordar que la palabra tradición proviene del latín “traditio” del verbo “tradere” que significa: entregar.
Algo se me ha entregado y algo, con mucho cariño, en esta serie también yo entrego. Espero que os guste.
Un abrazo.
Hola, Viena, acabo de llegar a tu blog atraída por la foto de Miguel Hernández y lo que he visto me ha parecido muy interesante, volveré por aquí a menudo...ya estoy deseando ver tus recetas oriolanas.
ResponderEliminarUn beso.
Aquí esperando me tendrás. Aprender recetas tradicionales también me apetece mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo soy de la Vega Baja, de San Fulgencio y sé de qué hablas cuando te refieres a las tortadas o las tetas de monja, verdaderos manjares, yo me acuerdo mucho de las almojábenas, qué ricas. Publica todas esas recetas que yo seré tu más fiel seguidora, las espero inpaciente. Un beso.
ResponderEliminarMuy buen post, me ha gustado mucho. Enhorabuena!!
ResponderEliminarUn beso.
Claudia
Preciosa entrada, Viena, sentida y nostálgica. Y qué bonito poema de Miguel Hernández has puesto. Y qué lástima que el poeta que canta a las frutas así, tenga que acabar diciendo que la "cebolla es escarcha cerrada y pobre" porque es todo lo que hay, lo que queda, después de la tragedia que nos rompió.
ResponderEliminarQué buena la historia de tu abuelo con las monjas. Yo no he conocido a ninguna monja, pero si son como las de tu abuelo, no me importaría.
Y... venga, esperando estoy las recetas de la Vega baja del Segura.
Un abrazo
Me has emocionado con tu entrada....primero por Miguel Hernandez.....yo lo conoci a traves de Serrat.....en una epoca donde escuchar a Serrat y canciones de Miguel Hernandez era casi prohibido....son canciones que me traen nostalgia....que me recuerdan una epoca pasada.....por la historia de tu abuelo....que bonita!!...tambien por el sentido de "tradicion"....y como las tradiciones son entrega en lo mas purista de la palabra.....esperare con ansias tus recetas tradicionales....que entregaras y compartiras en este espacio maravilloso....Abrazotes, Marcela
ResponderEliminarHola Viena:
ResponderEliminarYa se me están poniendo los dientes largos para ver que gollerías salen de sus manos.
La introducción a la serie muy bonita.
Que tenga un buen día.
Saludos
Hola Viena
ResponderEliminarMe encanta tú historia, conozco Orihuela, la visité hace ya muchos años (18) y me gustó mucho, y también conozco Alicante, allí viven unos amigos, de hecho estuvimos hace cosa de 1 mes y me lo pasé muy bien, yo también espero tus recetas, me pondrás los dientes largos...Bss
Hola Viena, qué casualidad!!. hoy voy a ver en Madrid el estreno del nuevo disco de Serrat dedicado a Miguel Hernández, que desde que era pequeña , he adorado su poesía. Siempre lo he sentido cercano, como si lo hubiese conocido, no se.... me ha trasmitido muchos sentimientos imborrables.no sólo su poesía, también su persona, su vida.........Me acuerdo cuando sólo tenía 10-12 años leyendo sus poemas, me imaginaba todo lo que decía como si estuviera pasando en ese momento. Lo que he llegado a sufrir!.
ResponderEliminarBueno, cambiando de tema, me alegra que seas de esa tierra por la que siento una gran admiración y espero tus recetas para admirarla un poco más. (En el concierto me acordaré de tí).Besos-
Ah, qué buen homenaje, un gran poeta y la verdad es que encaja perfectamente en el blog, qué descripción más apetitosa y bella de los alimentos.
ResponderEliminarTu anécdota de las monjas y sus dulces, me ha encantado, esperaremos gustosos ese paseo por la repostería de tu pueblo natal, aliñado con los secretos milenarios de las monjas, las abuelas y toda la historia...umhh
Qué maravillosa historia la de tu abuelo Viena, me ha encantado este post y como has combinado el homenaje a ese gran poeta de vuestra tierra y esa introducción gastronómica que ya me hace la boca agua, pensando en todo lo que nos vas a mostrar. Piedad y poquito a poco! ;-)
ResponderEliminarGracias por tu entrega!Sera un placer seguir los sabores de la Viena más tradicional.
ResponderEliminar***Un abrazo!
Bienvenida Lolah: Me alegro que haya sido Miguel Hernández el que te haya traído hasta aquí, porque eso significa que estamos cerca.
ResponderEliminarEspero también saber mantener tu atención con mis recetas y verte como dices más veces.
Gracias por tu tiempo y un beso.
Jantonio: De nuevo gracias por tu visita y tus comentarios, es siempre un placer verte por aquí.
ResponderEliminarEnseguida estamos con esas recetas hernandianas, que espero te gusten.
Un beso.
Hola Domi: Qué alegría, casi una paisana. Bueno, en Orihuela, las llamamos almojábanas y en el blog tengo precisamente una entrada con ese dulce tan nuestro. Puedes verla si quieres aquí:
ResponderEliminarhttp://saboresdeviena.blogspot.com/2010/06/almojabanas-hemc-45.html
Espero poder traer al blog esas otras recetas que seguro a ti como a mi, nos resultan tan entrañables.
Un beso.
Claudia: Muchas gracias por tus palabras y por tu visita. Nos vamos viendo.
ResponderEliminarUn beso.
Querido Sorokin: Tremendos los poemas de este poeta cabrero ¿verdad? Me pregunto cómo habría sido su poesía, de no haber tenido que cantar a una realidad tan cruda, tan amoroso, tan sensible como era.
ResponderEliminarEn algún momento traeremos las nanas de la cebolla, yo creo que uno de los más desgarradores de sus poemas, aunque hay donde elegir y es difícil hacerlo.
Muchas gracias por venir a visitarme.
Si alguna vez le apetece, una vueltecita por Orihuela y allí hay monjas para todos los gustos: clausura cerrada, mitad clausura, monjas reposteras, monjas costureras y bordadoras, que cosen todavía los "siete" de las rodilleras, como se lo digo, monjas hay en cada calle y en cada esquina. ¡Ah Orihuelica del señor! No en vano le pusieron este apodo.
Algo así como treinta y tantas iglesias, muchas de ellas monumento nacional, arte, arquitectura e historia impresionante. Lástima que el clero deje su otra huella, claro, pero ese es otro cantar. O no.
Un placer tenerle por aquí.
Un beso.
Hola Marcela: Serrat ha hecho llegar a Miguel Hernández a mucha más gente que cualquier institución educativa, cultural, o histórica, es curioso.
ResponderEliminarYo también recuerdo cuando escuchar un disco de Serrat significaba ser mirado raro y escuchar o no digo ya, tener uno de Lluis Llach, significaba ser vigilado. Imagínate, nada menos que en Orihuela, ese pueblo del que solíamos decir para consolarnos, que era como esos países reprimidos de los que surjían los mayores revolucionarios.
Me alegro de que esta entrada conecte contigo de este modo y espero seguir viéndote por aquí.
Un beso grande.
Apicius: Buenas noches ya, por ahí tiene la primera de las que llamaremos recetas hernandianas y que espero que le gusten. A ver si entre ellas, elegimos bien una, para su concurso, que por cierto ya he visto que ha despegado.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras y por su tiempo. Nos seguimos viendo.
Un abrazo.
Eh Caty qué casualidad, haber estado aquí hace tan poquito tiempo. Me alegro de que te gustara Orihuela, en verdad es muy bonita, con tantos monumentos y calles con tanto encanto.
ResponderEliminarA veces me digo que tengo que ir un día a visitarla como si fuera una turista, con otros ojos y verlo todo bien. Cuando viajo por ahí, y recorro kilómetros para ver un monumento escondido, pienso que todavía no he visto bien cada uno de los que en Orihuela aparecen al girar la cabeza.
Bueno, espero que te gusten esta serie de recetas.
Un beso.
Anna: Qué bien que estarás en el concierto y qué sincronicidad que sea en estos días, justo cuando yo me decido a poner esta serie de entradas.
ResponderEliminarSeguramente estará dentro de lo organizado con motivo del año Hernandiano, ya nos contarás cuando vuelvas.
Un beso y gracias por tus palabras y tu visita, que siempre son un placer para mi.
Mi querida Claudia Hernández: Verás que vas a disfrutar, porque sé que esto toca también tu sensibilidad y nos va a permitir compartir cosas.
ResponderEliminarEs un placer tenerte por aquí.
Un beso.
Delikat: jajaja ¿Cómo que piedad? Nada, nada, a saco, una detrás de otra y sin respirar apenas jajaja.
ResponderEliminarEspero verte por aquí en cada entrada, seguro que te van a encantar.
Un besazo.
Querida fe-i*ká: Así es, aquí sale la Viena más tradicional, la "mama" que cocina en casa. Estos son los platos de cada día, los que alimentan mientras suceden las conversaciones con mis padres y con mis hijas, lo que me viene de atrás y lo que envío para adelante.
ResponderEliminarEspero que te gusten.
Un beso.
Por fin Viena, tengo tiempo para ponerme en el ordenador y "entregrarme" una buen rato, y estoy segura que muy agradable, a tu blog y a tus hernandianas. Acabo de empezar con este prólogo mágnífico tuyo.
ResponderEliminarComo filóloga que soy, ferviente admiradora de Miguel Hernández y amante de la cocina, ya sabes qué me atrajo de ti y de tu blog para hacerme seguidora.
Uvas, granadas y dátiles, ¡el otoño sobre nuestros hombros! Sigo (ad)mirando las hernandianas y tus recetas, claro.
Besos
Bienvenida siempre a mi blog y a mis recetas Laurita. Personas como tu, con tus amables palabras y tan receptivas a lo que escribo son las que dan ánimos para seguir.
ResponderEliminarUn beso muy grande.
Hola Viena. Leyendote lo que hss escrito sobre Miguel Hernnàndez ha vuelto a mi la nostalgia
ResponderEliminarSoy de Orihuela, pero a pesar de éllo yo, de Miguel Hernádndez no supe nada de él hasta pasado un buen tiempo, pues en los sños 50 y 60 nadie sabìa de èl, era innombrarble.
Y en cuanto a los dilces y conventos de clausura, aunque no sea asì, quiero creer que te refieres al de las
Domincas que están en la Plaza de la Trinidad, donde ademàs de dirigir y gobernar la iglesia de la Trinidad, hacen unos pasteles de gloria que
quitan el hipo.
Así es, en primer lugar te diré que hablo de las monjas de la Trinidad, muy cerca de donde viven mis padres y donde mi abuelo vivió sus aventuras monacales.
EliminarPor otro lado, totalmente de acuerdo contigo en que en Orihuela no se hablaba, ni se mencionaba a Miguel Hernández hasta que llegó la democracia. Yo vivía en la misma calle que Encarna, la hermana de Miguel Hernández, que tenía una panadería y era quien nos abastecía. Además era muy amiga del sobrino de Miguel Hernández, el hijo de Vicenterre, como se conocía también al hermano de Miguel. Me era cercana la familia del gran poeta, con cuyos poemas tanto me identifico. Por eso sabía, pero ciertamente en Orihuela, no se mencionaba más que una vez al año, cuando los jóvenes intentábamos conmemorar su aniversario y la policía lo intentaba evitar, muchas veces a golpe de mosquetón y muchas carreras por las calles.
En fin, creo que en Orihuela aún hoy Miguel Hernández está poco valorado. Debe ser cierto aquello de que nadie es profeta en su tierra, en este caso, "poeta".
Gracias por tu comentario. Un abrazo.