Estuve haciendo un postre ayer por la tarde, un helado de bonita presentación al que se me ocurrió llamar la bailarina de naranja. Pronto lo traeré al blog. Quería decorarlo con avellanas caramelizadas y me dispuse a hacerlas, como siempre. Las elegí de entre todas, las mejores, las que por alguna razón me parecieron mejores. A decir verdad, no es que haya mucha diferencia entre ellas, pero siempre elijo lo que voy a utilizar en la cocina. Esto lo aprendí de la abuela Ángeles, de quien algún día os hablaré. Pero siguiendo con la historia, me puse a caramelizar las avellanas: primero el azúcar en un cazo, hasta que empieza a convertirse en caramelo. Cuando por el color veo que quiere ser dorado, echo las avellanas y mezclo con una espátula. Rápidamente y aún en líquido, vierto toda la mezcla sobre papel vegetal y dejo enfriar totalmente. Una vez frío el caramelo con las avellanas,
Cocina y algo más