Hemos concluido dos cursos que han estado bastante cercanos en el tiempo. Esto además de las clases ordinarias del día a día y de un sinfín de cosas más, que emanan de este maravilloso trabajo con la cocina. Mucho trabajo pero también muchas satisfacciones, los alumnos aprenden y se lo pasan bien y yo me siento feliz después de cada encuentro. Vamos cumpliendo el gran objetivo que se sintetiza en aprender a disfrutar con la cocina. Los cursos constituyen experiencias muy intensas. Primero los preparativos: la recopilación de datos y documentación, elección de grupos, ingredientes, la temática, el aspecto lectivo del curso, lo que hay que enseñar y aprender. Cuando llega la hora, apenas tenemos tiempo de hacer fotos, las palabras fluyen y las manos empiezan a moverse, amasando, mezclando, dando forma a cada cosa. Ellos aún así, encuentran el momento y se intercambian mensajes y fotos durante todo el día. Yo aprovecho pequeños intervalos para coger la
Cocina y algo más