Tal y como había previsto cuando llegué de mis vacaciones, quedaban un par de semanas para que las granadas estuvieran en su punto. Ese momento llegó. Salgo al huerto y los perros me siguen rodeándome y dificultándome el paso entre los árboles. Se adelantan un poco y parecen saber a ciencia cierta a dónde me dirijo, me pregunto cómo es posible y por qué van hacia la higuera cuando voy a coger higos, hacia los naranjos cuando voy a coger naranjas o hacia el granado, ahora que voy a coger granadas. ¿Será cierto que tienen mente telepática y son capaces de leerme el pensamiento? Las granadas están en su justo punto de maduración. Alguna se ha abierto, lo que no debe suceder, pero por supuesto la aprovecharé. Los granos están rosados y brillantes, mostrándose muy apetitosos. Recuerdo ese refrán que decía: "Granada madura, tentación segura". Y a mi, me gustan las tentaciones. Pero, retomemos el asunto, porque el tema son las granadas, el fruto del árbol llamado
Cocina y algo más