Estaba yo pensando, que bebería estar prohibido poner nombres repetidos a las cosas, sobre todo, cuando llamamos de igual modo a un objeto bélico o de tortura y a un alimento. ¿No existe una oficina de marcas y patentes? Pues debería existir una oficina de nombres, que asegurara la exclusividad de cada uno de ellos. La lengua sería más justa, si no se mezclaran de ninguna manera la guerra y la comida. Que alguien me diga a quién le hace pizca de gracia, que se tome el nombre de una granada, un fruto magnífico y milenario que para muchas culturas simboliza el amor y se le dé tranquilamente, a una bomba pensada para destruir. Da igual que esa bomba tenga forma y tamaño del fruto, da igual que estalle en mil pedazos que irónicamente se puedan asemejar a los granos, ahí debería intervenir la oficina de nombres nobles e impedir que se haga tal atropello, porque una granada, una maravillosa granada, no tiene nada que ver con una bomba y debería impedirse mezclarlas de form...
Cocina y algo más