Pues sí, dicen que a falta de panes, buenas son tortas, frasecita que tiene lo suyo por otra parte y que lo mismo te puede llevar a llorar por los rincones, que a levantarte de la silla de un respingo. A mí me gusta la segunda opción. Así que en pleno confinamiento, con la mitad del personal en cuarentena, trabajando desde casa sin salir durante muchos días y un poco ya cansada, les dije a mis personas especiales: Vamos a hacer un picnic. (Cocinillas, va por vosotros) Y he aquí que dando ejemplo, nos fuimos de picnic al huerto, a unos pocos metros, sí, pero no veáis lo bien que sienta esa cervecita al sol y esa “incomodidad” intrínseca del picnic, con su poquito de tierra, el aire que cambia y vuela las servilletas o el humo que va a su bola y te impregna de olor a troglodita. ¡Me encanta! Mientras se asaban los capellanes al fuego de una hoguera, cortaba yo la verdura y el embutido para las migas, unas buenas migas en el campo. ...
Cocina y algo más