Porque la verdad es más bien como un largo sendero, en donde según hacia donde se mire, se pueden ver unas u otras cosas. Nadie puede abarcar en una sola mirada, toda la verdad y se necesitarían años, siete vidas tal vez, para recomponer trozo a trozo el puzle de todas las miradas, para poder hacerse una ligera idea del sendero. Más cuando eso se lograra, si es que fuera posible, el sendero ya habría cambiado, ya no tendría aquella luz, aquellas piedras rodadas, aquel riachuelo a su lado, con el mismo cauce…. Entonces ¿Ya no sería verdad, la verdad primera? Queridos amigos, aunque cada vez el dulce es más impopular, heme aquí con un súper pastel de chocolate, que es una versión de la conocida tarta diablo, o al menos así la denomina Pedro Álvarez, en su libro “Chocolate moderno”. Y es que en las tardes medio tristes, de mirada nostálgica, filosofando, me encanta cocinar pasteles de chocolate. Miro por la estantería, cojo un libro, voy pasando páginas y páginas, lenta
Cocina y algo más