Esta vez tenéis que ayudarme. No sé cómo llamar a esta tarta blanca, hecha con una gelatina de mascarpone y rellena con suave caramelo de melón. Os aseguro que es una delicia: aspecto delicado, sabor suave y agradable, original… Aunque si tuviera que destacar alguno de sus atributos, ese sería la textura. El mascarpone gelatinizado nos ofrece una textura ¿Cómo lo diría? Irresistible. No se me ocurre calificativo mejor. Hay que probarla, es cuanto os puedo decir. ¿Os apetece hacer propuestas? Ya sabéis: un nombre que tenga glamour, que sea sensual, porque como veréis enseguida, es una tarta sensual, así que le irá bien un nombre qué insinúe su atractivo y agrade a los oídos. Por lo demás, aquí tenéis los ingrediente...
Cocina y algo más