A mí me pareció una bailarina: Tiene una especie de falda de avellanas caramelizadas, tiene su tocado en la cabeza. Su redondez sobre la pista que es el plato, parece rememorar un giro en cualquier momento, no sé, tiene forma de bailarina, me gustó llamarla así. Además hay cosas curiosas con los nombres, porque qué va a ser: ¿Un helado de naranja y plátano? o ¿Un helado de frutas? Pues no, es mucho mejor “Una bailarina de naranja” que tiene más glamour y le hace más justicia, porque tanto su sabor como su textura, no son corrientes y no se parecen a ningún otro helado corriente. En clase a veces paso el programa una y otra vez sobre una receta que nadie quiere hacer, pongamos por caso: guisado de ternera. Nada, lo ofreces una y otra vez, pero no llama la atención. Luego un día digo: bueno, le cambio el nombre porque está riquísimo y no lo saben y lo llamo: “Guiso asturiano de otoño” y a la primera, todo el mundo quiere hacerl
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