Una receta en peligro de extinción
Haciendo el hortelano,
hoy en este solaz de regadío
de mi huerto me quedo.
No quiero más ciudad, que me reduce
su visión, y su mundo me da miedo.
El silbo de afirmación en la aldea
(Fragmento)
Miguel Hernández
Las camarrojas son estas hojas que pueden verse en las fotografías y que no son otra cosa que una variedad de achicoria silvestre, amarga, cuyo nombre botánico es: Cichorium intybus.
Dioscórides, en el capítulo 121 del libro II trata de esta planta, dividiéndola en dos variedades: la que según los griegos, se llamaría seris y que es la endivia, y la salvaje cuyo nombre latino sería intybus.
Aunque la planta es bastante común y existen variedades, tanto cultivadas como silvestres repartidas por todo el territorio, su uso como ingrediente en la cocina, se está perdiendo. Apenas en los hogares de los abuelos de la Vega Baja del Segura, camarrojas y lisones, así como otras hojas silvestres recolectadas de los bordes de los caminos o ribazos, siguen presentes, como recuerdo de una cocina austera que siempre caracterizó la tradición de la huerta. Gracias a ello, ha podido llegar hasta mí, a través de Fran, un alumno cuyos abuelos viven en la Vega, un buen cesto de estas camarrojas. Muchas gracias Fran, y espero transmitas también mi agradecimiento a tus abuelos.
Bien, para los que sientan curiosidad por esta receta, que de verdad os digo merece la pena, y no tengáis la posibilidad de recolectar las hojas, os diría que podéis hacerla con espinacas o con acelgas. Aunque el toque amargo no sea el mismo, sí os podréis hacer una idea bastante aproximada de cómo puede resultar este delicioso bocado y quizás, animados por ello, os decidáis a investigar y buscar esta planta en estado salvaje. No es difícil y sus preciosas flores azules os indicarán en donde se encuentran. Eso sin contar con que es posible que incluso la conozcáis pero con otro nombre.
La sinonimia sería la siguiente:
Castellano: Chicoria y también amargón y almirón, como el Taraxacum dens-leonis, y en Sierra Mágina, según Cuatrecasas, ramaoya, probablemente relacionado con el catalán cama-roja.
Portugués: chicória-do-café, almeiráo;
Catalán: xicoira, xicoina, xicoia, xicoira amarga, (para distinguirla de la xicoira dolça) masteguera borda, cama-roja.
Vasco: txikoro, xikore, xikori, orikatxo, txikori orikatxa.
Bueno, creo que si alguien la ha comido o cocinado alguna vez, habrá reconocido su nombre entre los citados.
Lo que sí es más conocido de la achicoria, es el uso de su raíz, como sustituto o adulterante del café. Además, tendría una serie de propiedades medicinales que los antiguos habrían manejado a la perfección, como por ejemplo: para estimular la secreción de bilis, para expulsar los gusanos intestinales, ayudar al funcionamiento del hígado o como depurativa, diurética y sedante. Es también una buena cicatrizante.
En lo que respecta a su uso en la cocina, los conocimientos que tengo vienen de la tradición. Mis abuelos y otras personas de mi entorno, siempre las han cocinado para la cena o como un segundo plato. Se acompañaba de sardinas saladas, concretamente las llamadas: “de bota”.
En algunos hogares, se frotaban las camarrojas con sal antes de su cocción, para extraerles algo de su amargor. Yo no lo he hecho, porque me agrada ese toque amargo, que combinado con el dulzor del tomate y el salado de la sardina, me parece perfecto.
Por lo que he podido indagar y no es extraño, en cada casa se ha hecho de una forma. Hay versiones con cebolla, con cebolla y tomate, sin ninguna de las dos cosas, es decir, las camarrojas solas; con ajos tiernos o con ajos duros laminados, solas o con alguna mezcla de otras hierbas, en fin, con los matices que cada hogar ha depositado en una receta que por otro lado, es ancestral.
Veamos la versión de mi familia:
Ingredientes:
Un kilo de camarrojas que, bien lavadas, pondremos a hervir durante aproximadamente una hora. Yo puse un poco de sal.
Escurrimos y reservamos con el resto de ingredientes:
Aceite de oliva virgen
Dos o tres manojos de ajos tiernos
Medio kilo de tomates maduros
4 Sardinas “de bota”
Limpiamos las sardinas, pero sin quitarles la cabeza, es decir, quitamos las tripas y escamas.
En una sartén, con aceite de oliva virgen, freiremos las sardinas con sus cabezas. Retiramos y reservamos.
Ahora limpiamos y cortamos los ajos tiernos en trozos.
Los freimos en el mismo aceite, retiramos y reservamos con las sardinas.
En la misma sartén, que tiene el gusto de las sardinas y de los ajos, vamos ahora a freír las camarrojas bien escurridas.
Cuando están integradas con el aceite, echamos el tomate rallado. Freiremos hasta que estén bien hechas y entonces, añadimos los ajos tiernos y mezclamos todo muy bien.
Finalmente, emplatamos colocando sobre las camarrojas, que habrán quedado jugosas, una o dos sardinas, al gusto del comensal.
Si queréis ampliar la foto (con el botón derecho del ratón), podréis apreciar la jugosidad de este plato. En el paladar tendremos la combinación del sabor ligeramente amargo, con los matices aportados por los ajos y el tomate.
Se come con las sardinas, pan y un buen vino.
Recordad que podéis hacer la misma receta, con acelgas o espinacas. De alguna forma, la estaremos rescatando.
Hasta pronto.
Que interesante, esa hierba la hay en las huertas de mi zona pero la consideramos malahierba, no le damos uso culinario.
ResponderEliminarvoy a investigar un poco más
Un saludo
Viena te envío un beso, no sabes la alegría que me has dado, pensarás que soy tonta, pero no sabía como decir camarrojas en castellano, solo lo sabía decir en mallorquín, y no fuí a pensar que la traducción podría ser literal (cama-roja), está verdura es mi preferida, mi padre la buscaba en el campo, pues en Mallorca es salvaje, como los espárragos verdes o las setas y en casa mi madre las preparaba en ensalada y acompañaban a platos con caldo, pero cuando quería decir en castellano el nombre de esta verdura, pues que no lo sabía y me angustiaba,
ResponderEliminarpues veía que la gente me miraba como si estuviera hablando en otro idioma, solo sabía que pertenecía a la familia de la achicoria.
Las que comemos en Mallorca, la hoja es más pequeñita y tienen más tallo blanco. A ver si consigo y subo una receta en mi blog.
Besos guapa.
Con rúcula también se puede hacer. A mi la achicoria me ha recordado a la rúcula. Soy una insubordinada y te cambio las sardinas por boquerones. Vamos, lo desmonto todo para hacer una versión. A Miguel Hernéndez, sin embargo, ni tocarlo... Un besote.
ResponderEliminarMmm... Son como la rúcula!
ResponderEliminarComo no puedo hacerlo con ellas pues optaré por la versión de las acelgas o las espinacas, pero eso sí con esas sardinitas tan buenas.
Me recuerda mucho a mi casa cuando vivian mis abuelos, mira que le daban uso a esas sardinas, cosa que hemos ido perdiendo.
Me parece estupendo la forma de ir recuperando viejas recetas.
Un beso.
Gracias a tí, esta receta ya no se perderá, esto es que me emociona, ver recetas de toda la vida, y gracias a personas como tú las vamos recuperando.
ResponderEliminarExcelente trabajo y receta. Un abrazo
Nunca he probado a hacer nada con achicoria, la verdad pero si tú la usas estará de rechupete. Me gusta la mezcla de literatura y cocina de tu blog.
ResponderEliminarMe tiene que gustar, yo soy de los aficionados a la rúcula, aunque conseguirla será difícil. Qué sabores nos traes Viena, creo que empiezo a salivar.
ResponderEliminarUn abrazo
Tus explicaciones son magníficas, voy a intentar encontrar "xicoira" pero si no lo consigo, lo probaré como tú sugieres, con espinacas o acelgas.
ResponderEliminarBueno, pues qué te voy a decir. No es que en Bruselas no haya camarrojas, que no las hay, es que tampoco hay sardinas de bota ni brotes de ajos tiernos. Si hay una hierba que se llama "chicorée" para poner en las ensaladas, pero no se parece ni patrás a las camarrojas de tus magníficas fotos. Lo que más se le parece es la "roquette", "rúcola" (¿se llama en español "jaramago"?) por la forma de la hoja. Y no sé si cocer la rúcola daría buen resultado...
ResponderEliminarUn abrazo de Bruselas, en pleno jet-lag de vuelta de Rio.
Estas "camarrojas" no las conocia....pero imagino el amargor que han de tener y me gusta!!....este es un plato divinamente casero....que tiene todo lo divino....buena hierba y buen pescado....que delicia ha de ser para el paladar!!....me ha encantado!!.....Abrazotes, Marcela
ResponderEliminarViena, yo creo que en casa de mi abuela se comían también, y otra hierba que era menos dentada y le llamaban "collejas". Nunca he sabido las collejas que eran en realidad, pero también salen salvajes por mi casa de verano igual que las camarrojas. Las sardinas son lo que llamamos "Arenques"? Uy.....cuántas preguntas!. pero es que quiero tener clara la receta, ya que me parece que estás haciendo un trabajo extraordinario recopilando lo que se pierde por el desconocimento y por falta de interés. Yo, como Miguel Hernández, me quedo con el campo...................... Un beso.
ResponderEliminarFrancamente una receta maravillosa que no hay que dejar perder.
ResponderEliminarMe imagino que las sardinas de bota a las que hace referencia son las sardinas en salazón que venían en barriles de madera antaño. Ahora necesitaba media docena ya que tengo catarro y según la opinión de mi padre era lo mejor para curarlos, aunque yo intuyo que era lo único que le daba algo de sabor en la boca cuando estaba acatarrado.
Creo que en esta preparación tambien se puede utilizar la Achicoria cultivada, que aunque no tan amarga como la camarroja, tiene su grado de amargor.
Esta me la apunto.
Saludos
Sabes que creo que no he probado las chicorias (camaroges en català?)... tendré que buscarlas en el mercado!!!
ResponderEliminarLa verdad es que yo soy más de mar y de ciudad que de campo y no distingo unas hierbas de otras. Supongo que por Murcia también se comerán estas camarrojas, pero lo que seguro que se come son las acelgas o las espinacas con sardinas de bota y huevos fritos...qué buenas!
ResponderEliminarUn besico.
Me he quedado sorprendidísimo cuando he leído camarrojas, y me he acordado de mi suegra que las solía preparar en ensalada.
ResponderEliminarTambién solía coger "conillets", otra hierba que la hacia en tortilla. Ambas riquísimas.
Tu receta me ha traído muchos recuerdos. Gracias por recuperar estas cosas.
por estos lugares se le llama Radicheta, y es muy muy muy rica. Nunca las probé con sardinas, lo voy a tener en cuenta para este veranito. ¡Saludos!
ResponderEliminarMe encantan estas recetas, y recuperar esas plantas silvestres que nuestros abuelos cocinaban y preparaban, dándole una vuelta de tuerca a la escasez de aquellos tiempos, es maravilloso. Cuando he leído la receta, me venían a la mente hierbas como la tagarninas o la verdolaga, que se usaban antes mucho en guisos o acompañante . Por el nombre de camarrojas nunca las había escuchado, sí la achicoría y recuerdo que mi abuelo tomaba café de esta planta. También tengo una amiga en Londres que no puede tomar cafeína ,que lo toma aún y lo consigue fácilmente allí en tiendas bio :-) Recuerdos, recuerdos, qué bueno.
ResponderEliminarPues yo nunca he visto las camarrojas pero con lo curiosa que osy ya me tienens buscándolas, jaja, me encanta este post, y la receta es delicoisa¡¡ enhorabuena.
ResponderEliminarBEsotes
No había oído nombrar esta verdura, Viena, seguro que está rica! Gracias por rescatarnos de la memoria a Miguel Hernández. Me encanta su poesía. Besitos!
ResponderEliminarHola Cocina de mi abuelo: Es una suerte si tienes cerca estas plantas, porque son un alimento delicioso. Tienen los hombres de la huerta todo un conocimiento de la época mejor para cogerlas y las hojas más tiernas y apropiadas. Yo ahora en Alicante, no conozco ningún lugar, aunque ahora a medida que te estoy escribiendo se me está ocurriendo un sitio al que voy a veces a pasear, cerca de un río que seguro, seguro, que hay. Tengo que mirarlo. Bueno un beso y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarCaty: Sería estupendo que pudieras conseguir recetas con camarrojas, en Orihuela hay además de esta que yo traje, algunas otras, pero sería interesante ver cuáles tenéis por allí. A ver si entre todos, rescatamos estas maravillas de la naturaleza, tan al alcance de todos.
Un beso.
Su: jajaja, que sí que hasta me has cambiado a Hernández por un Hernéndez jajaja. Bueno si quieres subordinarte, por mi, hazlo, pero la rúcula no tiene nada que ver con esta planta, qui´zas se parezca algo la hoja, pero ni en tamaño ni en sabor tiene nada que ver. Creo que más parecida resulta la espinaca, pero no la rúcula. En cuanto a la sardina, vale, cambia por lo que quieras, pero no sé si hay boquerones de bota, y si no son de bota, te pierdes un manjar, así que tu verás jajaja.
Un beso y gracias por tu comentario.
Empar: Muchas gracias por tu visita y tu comentario. Te va a encantar si la haces también con espinacas o acelgas, pero como tu dices, estas sardinas de bota tienen su encanto, antes y ahora constituyen un gran alimento, antes eran muy baratas y unas proteínas de primera al alcance de cualquiera, ahora casi son de gourmet.
Si haces la receta, ya nos contarás. UN beso.
Jose Manuel: Gracias por tus palabras que sé que te salen de dentro, porque también tu eres un gran defensor de la cocina tradicional.
A mi me gusta toda la cocina, también la más innovadora y curiosa, pero esta tradicional parece que necesita una ayudita para no morir, así que en eso estamos.
Gracias por venir.
Un beso.
Elena: gracias por venir a visitarme y por tu comentario. Seguro que te gustaría esta receta, podrías intentarla, como un acto ecológico casi, aunque sea con espinacas.
Un beso.
Jantonio: Con rúcula no, mejor con espinacas o acelgas, aunque te digo una cosa, con las fotos que hay en Internet de la achicoria, a cualquiera que le guste el campo, le podría gustar ir a recolectarlas, ya que hay todavía bastantes. Es por eso que es una receta que se puede recuperar, porque el producto lo tenemos, falta utilizarlo de nuevo en la cocina.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu visita.
Hola Visc a la cuina: Muchas gracias por tu comentario, me encantaría que la probaras, estoy segura que te gustará y que es uno de esos platos que se incorporan a nuestro repertorio.
Un beso.
Sorokin: Bienvenido a casa, aunque Bruselas sea también lejos de aquí, pero bueno, bienvenido en cualquier caso.
Si quieres intentarlo, las espinacas son la mejor opción y esas sí que hay en todas partes. La rúcula no es para nada parecida, y la sardinita de bota, si que es una pena que los belgas se la pierdan, pero esta la venden en cualquier lugar de sdalazones y se puede transportar porque no caducan, así que es solo cuestión de probarlas. Otra opción, que también se hace en algunas casas de la huerta es un huevo frito para acompañar estas camarrojas.
Un placer verte de nuevo por aquí. Gracias por la visita.
Un beso.
Querida Marcela: Gracias por tu visita y tus palabras, sé que te gustaría mucho, y bueno, te digo como a los otros, podrías intentarlo con espinacas, porque espinacas hay en todas partes y achicoria también, lo que pasa es que es más difícil encontrarla.
Un beso grande.
Querida Anna: Uh me has recordado las collejas, esta también se usaba en ensaladas y en tortillas, qué fuerte, para que veas las asociaciones. Se llaman también creo, conejitos, por la forma de la flor, seguro que las conocemos más de los que creemos.
En cuanto a esta receta, mira las sardinas son en salazón, pero son sardinas, no arenques.
Yo, como Miguel Hernández y como tu, me quedo con el campo y también como Miguel Hernández, a veces, la ciudad me resulta ajena e incomprensible, por no decir lo mismo que dice el poeta y que algunas veces también me pasa, me da miedo.
Un beso grande.
Querido Apicius: Me alegro de que le guste la receta. Las sardinas efectivamente son en salazón y se llaman de bota porque el recipiente de madera, circular, en las que se envasaban tradicionalmente, se llama bota.
ResponderEliminarTodavía se ven en las casas de salazones y son bonitas, todas colocadas así muy ordenadas ¿verdad?
Respecto a sus propiedades, su padre no estaba en absoluto equivocado, las sardinas preparadas de este modo, contienen un tipo de nutrientes y vitaminas que son especiales para el sistema inmunitario y fortalecen contra las infecciones, así que él sabía bien lo que decía.
La achicoria cultivada debe ser incluso más deliciosa que la silvestre, porque estará menos amarga, lo que pasa es que en Orihuela ya estamos acostumbrados al sabor de estas más amargas y como además son gratis, se hacen siempre así. De todas formas, en los mercados de esta zona no hay cultivada, pero creo que si la encuentra, incluso será mejor el resultado.
Es una alegría verle de nuevo por aquí Apicius, se le echaba de menos. Muchas gracias por venir y cuidese ese catarro. Por aquí estamos también todos así, con los cambios tan bruscos de tiempo.
Un abrazo.
Arantxi: No sé si la encontrarás en los mercados, por aquí, no se encuentran y de encontrarlas a través de alguien, son silvestres. Pero si tu tienes la oportunidad, te recomiendo que hagas la receta, seguro que te gusta.
ResponderEliminarUn beso y gracias por tu visita.
Lola: No me digas eso mujer, qe en Murcia también se comen las camarrojas y es verdad, allí creo que con huevos fritos y con ajos duros, incluso pimientos, en cada sitio lo suyo.
Te encantaría la receta, de verdad, aunque sea con espinacas, hazla un día y me cuentas.
Un beso y gracias por venir a verme.
Hola Oteador: Gracias por tu comentario. Me alegra tanto cuando alguien dice que las conoce o que las recuerda, porque es que siguen vivas. Respecto a los conillets creo que se trata de la misma hierba que nos comenta más arriba Anna, que ella llama collejas, pero por esta zona debían ser los conillets que dices, que se hacían en tortilla. Tenemos que recuperar esas recetas, son maravillosas, son como poder tener en nuestra mesa el equivalente a tener libros antiguos en nuestra biblioteca. Para mi es importante, por eso estoy en ello.
Gracias de nuevo por tu visita.
Un abrazo.
Mandarina: qué interesante este nuevo nombre, Radicheta que no conocía, pero el caso es que he visto imágenes en internet y no me parece que se ala misma, en unas fotos, en otras sí, claro que la especie es la misma, es curioso. Seguramente habrán más variedades.
Gracias por tu aportación y tu visita.
Un beso.
Querida Delikat: Qué maravilla verdad, qué riqueza en las mesas de nuestros abuelos cuando la pobreza era lo que reinaba. Tengo que mirar esas que tu mencionas y ver si hay recetas, todo eso me interesa, es muy bonito.
En cuanto a la achicoria como sustituto del café, es bien conocida y aquí también venden incluso en los supermercados, fíjate que yo la hago en verano en forma de sorbete, como si fuera café helado pero sin la cafeína, claro. No es la planta la que escasea, es su uso en la cocina el que se pierde y es una pena.
Muchas gracias por tu visita. Siempre me da mucha alegría.
Un beso.
Hola Trotamundos: Un placer tenerte por aquí y sí, seguro que con lo curiosa que eres, acbas encontrándola y te gustará, seguro. Entre todos al final rescataremos estas preciosas recetas de nuestros antepasados.
ResponderEliminarEspero que tu debut fotográfico sea ¡cien!.
Un beso.
Angie: Gracias a ti por tu visita y tu comentario. Compartimos el gusto por este poeta tan silvestre, tan rural en cierta forma, así veo yo a Miguel Hernández, como todas estas recetas. Un beso.
Ah, qué maravilla, nunca he probado la chicoria, acá se consigue pero no sabía cómo usarla. Ciertamente es un plato sanísimo, sin duda. A ver si me lanzo, aunque sardinas tan grandes no creo que consiga por estos lados. Por cierto, comparto contigo el gusto por los sabores amargos.
ResponderEliminarUn saludo
Querida Claudia: Con un huevo frito simplemente, también te quedarán estupendas. En muchos hogares se come así, con huevo frito.
ResponderEliminarUn beso grande.
Hola, yo comía achicorias a diario en Argentina. Ami padre le gustaban en ensaladas con tomates y ajo. También hervidas cuando estaba malo del estomago.
ResponderEliminarDebo agradecerle el amor a las verduras a él. A mi las achicorias, así les llamamos, me encantan. Son las que se cultivan como dice Apicius. Las silvestres, que las veo yo cuando paseo a la vera de algún río, son mas amargas.
Le pediré a una amiga que se va de viaje a Argentina , un sobre de semillas. Tendremos camarrojas el próximo verano.
Sería una buena forma de comerme las sardinas, así enroscaditas en achicorias.
Hola Ale: ¿Y sabes si siguen comiéndolas por allí? ¿O como aquí, se está perdiendo el hábito de estas recetas?
ResponderEliminarTraer semillas es una gran idea, aunque imagino que estas mismas silvestres que tenemos por aquí, deben tener semillas y las podríamos recolectar y plantar en nuestros huertos. Yo lo quiero hacer, no sé como no lo había pensado antes, pero es una gran idea, de ese modo, comeremos camarrojas más a menudo.
Un beso y gracias por tu comentario.
Si, claro. En todas las verdulerias venden. AL lado de la lechuga, en atados grandes. Yo no sabía que eso aquí se comía. Alguna vez te dije que las achicorias de aquí son distintas a las de allá. Pues en algún sitio nos sirvieron achicorias de esas moraditas y surgió el comentario. Pero hace muchos años...
ResponderEliminarEs que son como rusticas, por ello pense que no las comercializaban en estos lares.
Beso profe.
P/d: el cuscus de la clase del martes ha suscitado en mi unos sentires indescriptibles...
Ale: en primer lugar gracias por la nota sobre el cuscús, alguien más me envió un mensaje al móvil ayer, para decirme lo bueno que estaba, se ve que estábais inspiradas, toda la cocina olía a morería incluso por la tarde. Lo disfrutamos ¿verdad?
ResponderEliminarEn cuanto a las camarrojas, te voy a poner deberes jejeje, no, en serio, por favor, mira en internet las fotografías a ver si hablamos de la misma planta, porque puede que le llamárais achicoria pero que fuera otra cosa, por lo que yo sé, la achicoria no es morada sino verde, y no hay más variedades que la endivia y esta que yo traje, pero por favor, míralo que me interesa mucho y yo no sé cuál es la que tu dices que se come en Argentina a diario y que venden junto a las lechugas ¿vale?
Y nos lo cuentas.
Un besazo.
Muy buena como siempre tus explicaciones Viena, me encanta leerte y que publiques esta receta en peligro de extinción, es un mérito aparte.
ResponderEliminarSoy sincera, no sé si me gustará el sabor un poco amargo de esta planta, así que creo no me atrae probarla :)
te mando un besito
Gaby
Viena, pues las tagarninas aquí en el sur se utilizan mucho en el cocido, hoy por hoy es una rareza encontrarlas (de vez en cuando en el super del Corte Inglés y se las llevo a mis padres, yo no hago cocido :-), y fuera de ahí en los mercados locales en algún puesto improvisado). Y la verdolaga, sobre todo se toma aquí en ensalada, es un alimento muy rico en omega 3, a la misma altura que el pescado azul, de hecho hay una isla griega, Symi, cuya alimentación es muy rica en verdolaga, como antiguamente en Andalucía, y son de los más longevos del planeta... Este dato es de mi dark side de adicta a la alimentación y cuidados antienvejecimiento jeje :-)
ResponderEliminarHola Gaby: La verdad es que sí amarga un poco, si no te gustan los sabores amargos, entiendo que no te seduzca probarla, pero bueno, ya sabemos que la riqueza está justamente en que tengamos para todos los gustos. A mi por el contrario, me encantan los amargos.
ResponderEliminarUna versión sin nada de amargo podría ser también con espinacas o acelgas.
Muchas gracias por tu comentario y tu visita, siempre es un placer.
Un beso.
Delikat: El caso es que la verdolaga yo la he tenido por casa pero como una ornamental, no sé si será exactamente la misma variedad, pero si tiene flores de colores, la he tenido en más de una temporada. La otra no la conozco, la verdad, pero la próxima vez que vaya al Corte Inglés, miraré bien, porque me interesa.
ResponderEliminarEn cuanto a las propiedades antienvejecimiento que comentas, esto... creo que tu y yo tendremos que hablar más a menudo y me tienes que contar más cosas del tema ;-)
Un beso.
Hola!!!!
ResponderEliminarPero que INTERESANTÍSIMA entrada!! Me ha encantado, y toda esa información tan valiosa!!
Recuerdo a mi abuela cocinando esta receta, ella la cocinaba también con pescado..cuantos recuerdos has despertado en mí....
Muchas gracias por la receta y por todo, guapa!!
Besitossss
Hola Alimenta: Cris ¿verdad? Muchas gracias por tu comentario y tu visita. Me alegro de que te haya gustado la receta y de haber despertado tus recuerdos, eso me gusta mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Que si, que son las imágenes las que me han hecho dar cuenta de que hablamos de lo mismo, como tantas veces. Una coas terminaria de confirmarlo y es mi boca. Si te traen de nuevo me guardas una hojita, ya probare y sellare el veredicto.
ResponderEliminarY las vegetas, que?
Un beso a mis amigas vegetas, que leerán a la profe seguro.
Hola Ale: No dudo que sean las mismas, era simplemente por confirmar, ya que mencionabas las moraditas y que yo sepa, las achicorias son siempre verdes. Si allí las venden, es posible que sean cultivadas y estén más dulces, lo que todavía dará mejores resultados. Estas son silvestres y como bien sabes, por aquí, no las venden.
ResponderEliminarLas vegetas están como siempre, carcajeándose de la vida, son geniales.
Un beso también para ti, de su parte. Y otro mío.
Nos vemos.
Me gustan las achicorias simplemente hervidas , jugosas y con ajito dorado en un poco de oliva. Los argentimos tenemos que dejar un poco el hábito de comer tanta carne y descubrir el sabor y el valor nutricional de las verduras, poca gente sabe como utilizarlas. Esta receta es un gran descubrimiento para mi. Cariños y gracias por el post!
ResponderEliminarQuerida Cris: A mi también me gustan así, como a ti, simplemente hervidas, es otra forma.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Gracias por tu visita.
Un beso.
Viendo en lo que se han convertido las cuidades a mí también me daría miedo si viniera de un pueblo, pero desde los 13 años vivo en una ciudad ya me acotumbré...Más quisiera yo vivir en un pueblecio y disfrutar de campos y huertas, y calles vacías a ratos...y silencio...
ResponderEliminarQué buenas tienen que esas las camarrojas con ese aceitillo impregnado del sabor a sardinas...Las camarrojas claro, no als probaré en mi vida, perocmo tú dices me las imagino con espinacas o acelgas y debe esta rico rico!
Laurita: Es mucho decir que no las probarás en tu vida, quizás estén mucho más cerca de lo que crees. Un paseo por el campo y puedes tener camarrojas, si no, prueba con espinacas que están también muy ricas. Además estas cosas ya sbes como son, igual no has oído nunca hablar de ellas y ahora que las conoces, empiezas a tropezarte con situaciones que te las ponen delante.
ResponderEliminarMuchas gracias por todo este paseo que has dado por mis recetas hernandianas, me gusta mucho saber que tu sensibilidad conecta con la mía.
Un beso grande.
Buenas, me ha pasado una cosa muy curiosa. Me estoy poniendo unas ampollas para la cara (efecto lifting) y me dio por leer sus ingredientes. Me llamó la atención que su ingrediente principal es la achicoria, me puse a buscarlo en google y me di cuenta que es lo mismo que la camarroja. Para mí la camarroja es una planta que he comido toda la vida, mi abuelo la traía del campo y mi abuela la
ResponderEliminarCocinaba. Hacía las tradicionales “coques”, cocina típica de la parte de la vall d’albaida, en concreto de Un pueblo llamado Benicolet. Todavía estoy alucinando de la cantidad de beneficios que tiene y yo sin saberlo.
Pues me alegro de tu reencuentro con esta maravillosa verdura que forma parte de la cocina tradicional de nuestra tierra. Saludos y bienvenid@ a este espacio.
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