Me he enamorado de ella y ha sido un amor a primera vista, pues aunque había oído hablar sobre sus cualidades y sabía que existía, nunca la había visto.
Es preciosa, como podéis comprobar, además llena de historia.
¿Qué no la conocéis?
La historia comienza allá por 1894. Aquel año se inauguraba el tren de La Robla , del Ferrocarril Bilbao-La Robla, el mayor trayecto de Europa por vía estrecha.
Los empleados del ferrocarril, maquinistas, fogoneros, guardafrenos, etc. Pasaban duras jornadas de 14 y 16 horas en el tren, a veces en condiciones extremas, sobre todo mucho frío en invierno y una alimentación precaria, recorriendo una España que no tenía como ahora, restaurantes en cada esquina, sino que en su mayor parte, estaba incluso despoblada.
¿Cómo hacer para comer nutritivo y caliente cada día?
El ingenio humano es ilimitado y aquellos ferroviarios encontraron la solución dentro del mismo tren.
En un principio conectaron un tubo que iba desde el serpentín de la locomotora, que es una especie de tubo que se utiliza para enfriar el vapor, hasta un recipiente que recibía el calor, así cocinaban al vapor. El invento estaba servido, pues ya habían conseguido guisar estupendos pucheros, pero no lo dejaron ahí y fueron perfeccionándolo.
Se les ocurrió que el carbón funcionaría todavía mejor, y así fue, cambiaron el vapor por carbón, perfeccionaron el recipiente y consiguieron una maravilla no sólo para cocinar de una forma exquisita, sino para calentarse durante las duras condiciones del invierno.
Como se ve en la fotografía, el sistema es muy simple, al tubo metálico que debió ser el origen, se le añadieron patas para apoyar y dejar aireado el fondo del tubo. También un asa para transportar cómodamente el recipiente y una pequeña puertecita que veis en dorado, para vigilar el carbón e impulsarlo con aire si hiciera falta.
En el borde superior y en el fondo del recipiente, tiene unos agujeros que hacen de respiradero para que el carbón haga su combustión correctamente.
Dentro de este recipiente se pondrá el carbón y sobre él, se coloca una olla de porcelana o de barro, en donde se cocinará la comida.
Mis amigos, Ana y Carlos, que también son mis alumnos, me habían hablado en algunas ocasiones de la olla ferroviaria, que en ciertos lugares también se llama la putxera, pero como os digo, yo no la conocía. Ana es de Reinosa y en su familia sí tenía arraigo este invento. Entonces, unos familiares le trajeron la olla que como veréis, es curiosísimo, está incluso grabada con los nombres del matrimonio. El caso es que quedamos en que un día vendrían a casa a cocinar con ella.
Fue el domingo, invitamos a algunos amigos más, hicimos un poco de pan y algunos postres y me pareció que esto tenía que compartirlo con todos vosotros.
En esta ocasión no cociné yo, lo hizo Carlos, mientras su esposa Ana y yo, le hicimos de pinches. Y así es como fue nuestro domingo ferroviario:
Quedamos bastante temprano, porque eso sí, la olla es lenta como aquel tren en el que se inventó y necesita horas de cocción. Sin embargo, como contrapunto, no hay que hacer nada durante ese tiempo, es decir, no hay que ocuparse de nada porque el guiso va solo, ni consume, ni se quema, nada de nada.
En esta olla se puede cocinar cualquier cosa, naturalmente, pero hay, como en nuestra paella, un guiso llamado también olla ferroviaria, que tiene su propia receta. Ese guiso es el que hoy vamos a hacer. Seríamos ocho para comer.
Vamos con los ingredientes:
Un kilo de aguja de ternera
Dos kilos de patatas nuevas
Dos cebollas
Tres dientes de ajo
Tres zanahorias
Un ajo puerro hermoso
Un pimiento verde
Un pimiento rojo
Un pimiento amarillo
125 ml. De vino blanco seco
Tres hojas de laurel
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra
Y carbón vegetal.
La ternera de aguja es la parte que queda detrás del cuello, hacia el costado, lindando con el lomo. Es una parte jugosa y tierna, ideal para este guiso.
Y bien, antes de nada, Carlos empezó prendiendo el fuego, eran las once de la mañana, al final, entre charlas y fotos, se nos había hecho un poco tarde.
Carlos aprovechó para enseñar a los chicos (mi hija y sus amigos) cómo se enciende un fuego ;-) Esto va con guiño, porque a Carlos le encanta enseñar lo que sabe. Siempre digo que es perfecto como alumno, luego perfecto como profesor.
Mientras tomábamos unos mates. Ana limpiaba un poco la olla para que saliera guapa en las fotos.
No me digáis que no es preciosa.
Bueno, ya los palitos en el fondo del recipiente, Carlos prendió el fuego y encendió el carbón.
Como se ve, por la pequeña puerta inferior, se controla perfectamente el estado del carbón.
Ya en marcha el fuego, Ana y yo nos pusimos con la mise en place.
Primero el ajo puerro cortado en aros.
Las cebollas en juliana, las zanahorias en rodajas, los ajos en láminas...
En la olla, Carlos ponía un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, dejando que se calentara.
Una vez caliente, empezó a echar primero la cebolla y el ajo en láminas
Y tapó para pochar lentamente.
Mientras tanto, nosotras seguíamos de pinches, con nuestros preparativos.
Pimientos cortados en tiras, patatas peladas y rasgadas o rotas.
La cebolla se iba pochando lentamente.
Una de las cosas que casi inmediatamente me sorprendió fue el aroma que desprendía la olla, era impresionante, acabábamos de echar la cebolla y todavía no estaba ni hecha, cuando ya olía de forma peculiar y riquísima. Nada que ver con otras formas de cocción que yo conozca.
Entonces echó la carne y salpimentó
Removemos y de nuevo tapamos para dejar que se vaya haciendo.
Al cabo de un rato, la carne presentaba este aspecto
Y de verdad no os podéis imaginar cómo olía, no exagero ni un poquito, estaba sorprendida.
Carlos estaba concentrado y orgulloso de que la cosa estuviera saliendo tan, tan bien.
Añadió el vino blanco y las hojas de laurel, así como el resto de verduras.
¡Madre mía! Esto va tomando cuerpo y no me canso de repetir que estos aromas son increíbles.
A estas alturas, comprenderéis que ya había mirado en Internet si podía comprar una olla ferroviaria y efectivamente, hay varios enlaces en donde poder comprar on line, aquí uno de ellos y aquí otro.
También había empezado a empaparme de su historia, a pensar las múltiples utilidades que yo le daría, como la de ir a cocinar al campo, o de excursión, ya que por sus características, la olla puede ser transportada sin ningún problema y la cocción no reviste ningún peligro estemos donde estemos, en fin, que ya estaba enamorada de ella.
Estábamos súper tranquilos, perros, personas… El día estaba precioso y Carlos quiso resaltar que se estaba muy bien debajo de la morera.
Un par de vueltas más y añadimos las patatas.
Luego el agua. Rectificamos de sal y pimienta y remover para mezclar todo bien
Y ahí la dejaríamos tapada hasta las tres de la tarde, hora en la que las patatas estaban en su punto. Eso sí, de vez en cuando Carlos abría la puertecita y soplaba hacia el carbón para comprobar que la combustión seguía estupendamente.
Mientras tanto, los chicos habían ido al vivero y nos trajeron unas flores
Son geniales ¿verdad? ¡Llegar con regalitos así!
Yo el guiso no lo veía burbujear como cuando está en el fuego, simplemente se estaba haciendo y el mayor signo era el aroma que desprendía.
Hicimos estos panecitos que estaban calientes, esperando el caldo de la olla.
Hasta que por fin, llegó la hora de comer y Carlos fue sirviendo los platos.
El guiso estaba riquísimo, pero riquísimo como hacía mucho que no comía yo.
La carne increíblemente tierna y las patatas solas, ya eran un manjar.
Disfruté tanto de esta comida, de este día con mis amigos, que bueno, esto hay que repetirlo.
Ana y Carlos están ahora mismo en Reinosa, visitando a sus parientes y he quedado con ellos en que si tienen tiempo, irán a por una de estas ollas para mí. Si no puede ser, cuando vengan la compraré online, porque amigos, esto es una experiencia.
Gracias Ana y gracias Carlos por cocinar esta vez para mi.
Y gracias a los otros dos Carlos que estuvieron también aquí y a la otra Ana, sí, si, ya sé que es raro, pero era así, teníamos full: tres Carlos y dos Anas. Vamos, que casi era yo el descarte ;-)
En serio, gracias a todos por haber venido y hacerme pasar un día tan bonito y también a vosotros, los que me leéis, por estar una vez más por aquí, conmigo.
Un beso
Me ha encantado la olla y la receta... es como cocinar en una cocina de leña pero en olla. que inventos tenia la gente para comerse un plato calentito...Se puede conseguir en internet?
ResponderEliminarFeliz día de la madre si eres mamá!
Hola Viena:
ResponderEliminarPerfecta la historia de la olla ferroviaria y perfecta la ejecución de la olla.
Esta entrada me ha hecho recordar que tengo una hornilla de este tipo, aunque su procedencia es muy distinta ya que es china.
Tengo que ir a una casa de campo, que tenemos en la familia y a la que ultimamente voy muy poco, donde tengo esta hornilla, es como la ferroviaria muy manejable, se puede transportar de un lugar a otro, aunque este encendida ya que tiene una asa para este fin. Cuando vaya le haré unas fotografías y las publicaré.
Saludos
Vsya el guiso que os comistes.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia, que no conocía para nada.
Salvando las distancias, claro está, al verla me he acordado de aquellas barbacoas improvisadas que hacíamos con los bombos de las primeras lavadoras automáticas viejas.... lo que hace el ingenio.
Besos y buen día.
Que chulería y que ricos deben de quedar los guisos.
ResponderEliminarSaludos
Yo la quieroooooooo!!!!!. que preciosa es la olla. Me ha encantado Viena y me imagino los sabores que debe concentrar. Muchas gracias por compartir una experiencia tan especial. Nos has hecho un paso a paso precioso. la historia de la olla no la conocía. me gusta imaginarme a esas gentes compartiendo la comida después de una dura jornada. Muchos besos
ResponderEliminarQue cosa más curiosa Viena, me ha encantado la historia de los ferroviarios y como el ingenio humano es capaz de convertir la necesidad en algo fantástico. Ese guiso se ve buenísimo, humeante de olores y la olla es preciosa, una reliquia del pasado maravillosa. Un abrazo,
ResponderEliminarSiempre aprendemos contigo. No tenía ni idea de la historia de la olla ferroviaria, pero por supuesto me ha encantado leerla. Todo relato sobre cómo se cocinaba antaño para mí es muy enriquecedor. Y con la ternura que lo cuentas, mucho más.
ResponderEliminarLos guisos a fuego lento durante mucho tiempo...¡son los mejores! Yo me reconozco muy usuaria de la olla rápida (como ya comentamos hace poco ¡maldito tiempo!), pero he de reconocer que cocinar sin prisas ensalza la riqueza de los platos. Y cómo no, esta olla ferroviaria rebosa serenidad, parsimonia, sabores de "Carlos" y ricos olores.
No quiero dejar pasar esos panecillos blancos tan ricos con los que acompañasteis la olla....
Un plato de cuchara y pan casero, es con lo que más disfruto cocinando.
Muchos besos Puri, y que no se te pierdan nunca estos domingos.
Qué maravilloso artefacto, además es una monada. Vaya de3scubrimiento que nos tres con una fantástica receta, Viena, la verdad es que me ha encantado.
ResponderEliminarTu sabes que no solo vengo por las recetas.....sino por la historia!!....yo quiero una de esas ollas!!....sabor, aroma, calor, historia, recuerdos......despierta todos los sentidos!!.....quiero mas recetas en esa olla!!.....quiero una!!!......Feliz Dia Mama.....Abrazotes, Marcela
ResponderEliminarLa verdad es que eso de la olla ferroviaria me sonaba, pero nunca había visto ese artefacto tan curioso.
ResponderEliminarMe ha encantado todo, la olla, el guiso y sobre todo, el haber podido pasar otro de esos maravillosos domingos en tu casa.Muchísimas gracias!!!
Un besico.
Es increible lo que aprendo contigo.
ResponderEliminarNunca escuché hablar de esta olla, nunca, pero desde el primer momento en que la he visto..."ma enamorao". Viene con una historia preciosa como sólo tú puedes contar. Domingo de regalo porque esto que nos das es un regalazo querida paisana.
El guiso se sale de rico, no hay más que mirar el caldo. Desde luego debe ser completamente distinto a cocinar como ahora, ya sólo con el carbón la cosa cambia, imagina con la susodicha ollita.
Pues ná, voy a mirar donde acarrear con ella, un besote guapa y gracias a Carlos y Ana por hacernos disfrutar.
Viena, te felicito por esta entrada tan fantástica. No sabía lo de las ollas ferroviarias. Pero hay ue ver como se las ingeniaban antes.
ResponderEliminarMe ha parecido una maravilla, para una persona como tú que disfruta de estas tradiciones y teniendo una barbaco donde poder utilizarla me parece fantástico tener una. Y ame gustaría a mí.
El guiso seguro que sería un manjar extraordinario, lleno de sabores diferentes, porque su cocción seguro que se los aportó. Un 10 de receta.
Besazos guapa,
Viena, muchisimas gracias por tu visita!!!! Me ha permitido conocer tu blog y leer esta maravillosa entrada... estoy dudando entre lo que mas me gusta: si la receta o la historia... ambas soon magnificas!!!
ResponderEliminarME quedo siguiendo tu blog porque me ha encantado!!!
Un besote
Sònia
Lo primero los buñuelos muy, muy buenos y rapiditos de hacer.
ResponderEliminarQuerida Viena es que eres total!...
vaya olla!
y la comida!
y con amigos para compartir!
...comer rodeados de personas que nos quieren...un regalo.
Y por mi casa todo va un poquito mejor...
*.* El mejor de mis abrazos.
Pasamos un bonito día, siempre es un placer disfrutar de vuestra compañía.
ResponderEliminarAh ¡ya tienes tu olla ferroviaria!
Que buen invento el de la olla . Y que buena pinta tenía ese guiso
ResponderEliminarQué chula!! a mi me encantan todos estos artilugios, seguro que el guiso te salió de muerte.
ResponderEliminarBss y encantada de conocer tu blog jeje
Una maravilla de olla, los olores me han llegado hasta la isla.
ResponderEliminarMenudo alumno tienes.
Un besote.
Relato épico-histórico-científico-técnico-gastronómico excelente. Hay de todo. Puestos a ser chinche, me pregunto ¿Por qué saben diferentes los guisos en esa olla que en una cocotte tradicional francesa, de gruesas paredes de fundición, donde el calor se expande de una forma similar?
ResponderEliminarNo es una crítica... ¡nooo!, ¡lejos de mí! es curiosidad científica.
Entiendo lo del amor a primera vista. Sobre todo cuando vas leyendo y, poco a poco, ves cómo ese guiso va tomando cuerpo y aroma. Así, sin prisas, con mucho cuidado y cariño.
ResponderEliminarEl resultado no puede ser más tentador. ¡Cuántas cosas que se pueden hacer (y disfrutar) en esa olla ferroviaria!
Yo conocí esta olla por los de ollaferroviaria.com quienes a veces comentan entradas mías, y siempre me pareció un producto muy interesante sobre todo si puedes cocinar al aire libre en un patio o similar.
ResponderEliminarVeo que has dado un uso estupendo a tu olla.
Un beso Viena, qué gusto, como siempre pasar a saludarte.
MARARIA: Sí las venden por internet, en los enlaces que yo he proporcionado. Feliz día también a ti, aunque un día después da lo mismo, todos los días somos madres ¿no?
ResponderEliminarUn beso.
APICIUS: Yo he quedado sorprendida de que nadie la conociera antes, yo tampoco claro, pero mirando por Internet, la verdad es que es algo muy local, en sus localidades sí tiene mucho arraigo, por ejemplo en Reinosa, hay concursos de ollas y en León, está incluida como oferta gastronómica, vamos que en determinados lugares, sí es conocida, pero en el resto, absolutamente nada.
Es interesante esa que usted cuenta de China, a ver si vemos las fotos y la recupera, que yo al menos le he visto un montón de utilidades a esta facilidad para transportarla y cocinar donde sea con carbón.
Gracias por su comentario y un abrazo.
ROSALEDA: Vaya sorpresa, lo de los tambores de las lavadoras tampoco lo conocía yo y debe ser otro ingenio de estos geniales, tienes que contarnos exactamente cómo era la cosa, ¿con carbón también? Porque mi padre por ejemplo, usa un barril de esos metálicos, con carbón y un artilugio interno también, a modo de barbacoa. Es verdad que el ingenio no tiene límites.
Un beso.
JOSE MANUEL: Gracias por tu visita, por estar siempre presente.
Un beso.
ANNA: ¿A que te ha enamorado? Lo sabía yo. Es una chulada y me han dicho que ya la tengo, aunque no la he visto, creo que me la traen el jueves, estoy emocionada.
Dicen que la brigada de los trenes, que eran 11 personas, se reunían casi ritualmente en el momento de comer caliente, debía ser como un gran enorme logro, después de muchas penalidades, poder comer un guiso humeante. A mi me ha fascinado y voy a hacer muchos guisos en ella, espero compartir algunos de ellos con vosotros.
Un beso.
DELIKAT: Efectivamente, es una reliquia del pasado que por fotuna, no parece que vaya a desaparecer, porque a nivel local, en la zona de Reinosa, hay artesanos que fabrican diariamente estas ollas y dicen, que envían muchas, agárrate, a Bélgica. Es curioso, pero sólo se conoce en esa zona, aunque por lo que he leído, es un arraigo que salvará la olla.
Yo haré muchos guisos con ella, me gusta tanto que es para mi como jugar a las cocinitas, tu ya sabes.
Un beso y gracias por venir.
LAURITA: Estos domingos no se van a perder, te lo aseguro, vendrán muchos, porque parece una tontería lo que voy a decir, pero todos los domingos son "domingos" en mi casa jajaja. Un domingo vendrás, te lo prometo.
ResponderEliminarEsta historia de la olla es muy bonita, dicen que fue más allá de encontrar la forma de alimentarse, que esto unió a esa brigada que se sentaba en torno a ella, que eso creó vínculos entre ellos algo especial y yo lo creo. Infórmate si tienes un ratito y vas a disfrutar.
En cuanto a la olla rápida, mira, yo cuando tenía una asesoría, que yo era asesora antes de fraile jejeje, o mejor antes de cocinera, encontré una olla francesa, que era un artilugio parecido a esta, sólo que el recipiente de abajo era eléctrico. Era como las yogurteras, imagínate, pero grande y dentro metías la olla. La cosa es que cocinaba a fuego muy, muy lento, de tres a 12 horas, tenía una cosa para programarla. Te lo digo porque me iba a trabajar y la dejaba puesta y cuando llegábamos del despacho, la comida estaba blandita y en su punto. En resumen, que es lo que te quiero decir, que si te gusta la cocina a fuego lento, hay ingenios, hay formas, no renuncies a eso, además, la salud también lo agradece, te lo aseguro. Yo entiendo que hoy se valore el tiempo ahorrado en la cocina, también yo, que tengo niña, trabajo, casa, etc. Lo que pasa es que no sé cocinar "rápido" lo que requiere "lento". Bueno, unas lentejas se preparan en 10 minutos, luego es solo dejarlas cocer y así muchas comidas. Solo hay que buscar la forma, el barro es ideal para eso, yo tengo mucho barro, no se quema la comida porque no evapora apenas, y hay muchos artilugios incluso muy modernos para cocinar a fuego lento.
Un beso y uuauu, me extendí demasiado. Sorry.
CLAUDIA: Imagínate cómo fliparían tus amigos allí si les hicieras una olla de estas, vamos, he leído que piden a los artesanos mucha gente desde el extranjero, desde Bélgica sobre todo, y es que debe haberlas visto alguien y esto les encanta, como me encanta a mi. Este verano, si me voy de camping que es lo que más me gusta del mundo mundial, me la llevo, fijo que me la llevo jajaja.
Un beso y gracias por venir.
MARCELA: Ah mi amiga, que si estuvieras un poquito más cerca, te aseguro que esa olla te la mandaba yo. Cómo la ibas a disfrutar, seguro que sí. Si hubieras sentido qué aromas despedía, era impresionante.
Yo ya tengo la mía, me la han traido Ana y Carlos de Reinosa, la cuna de estas ollas, así que desde luego, compartiremos más guisos en ella.
Un beso muy grande.
LOLA: Te digo lo mismo que a Laurita, que uno de estos domingos tenemos que compartirlos, que vais a venir fijo que si, y podemos hacer una paella o una de estas ollas ferroviarias. Es una chulada que te encantaría, te lo aseguro.
ResponderEliminarUn besico de esos bonicos pero grandote.
SARA: A todas nos ha enamorado, si yo lo sabía, lo que creía es que alguien la conocería, pero me he sorprendido, nada, mira, así me alegro más, haber divulgado esta maravilla. Yo ya tengo la mía ¡¡ aiisss!! estoy que me salgo de la alegría, así que haremos más guisos diferentes y los iré compartiendo.
Un beso grande bombón.
SUNY: Así es como dices, tal cual, alguien como yo, me enamoro de estos artefactos, así que no será la única vez que traiga un guiso en ella.
También en una terracita mínima e incluso en el interior se puede guisar con ella, no es necesario una barbacoa ni una casa de campo, te lo aseguro.
Un beso y gracias por venir siempre a verme.
SONIA: El título de tu blog ya dice mucho, Encontrar la felicidad en las pequeñas cosas es mi secreto ¿sabes?, pero además es que cuando lo prácticas un poco, te das cuenta que no hay pequeñas cosas, que todo es grande, enorme, porque todo nos llena. Esta olla es para personas que saben de lo que hablo, jajaja.
GRacias por tu visita y bienvenida a este lugar.
Un beso.
FE-I*KÁ: Me alegro de que todo vaya mejor por tu hogar y muchísimas gracias por venir a visitarme. También me alegro de que los buñuelos los hayas encontrados tan ricos, son el ejemplo de que la cocina rápida y fácil, no es cocina sosa ni basura desde luego.
Un beso grandote
ANA B: Mi amiga querida, muchas gracias por traerme la olla, a ti y a Carlos. Estoy tan contenta que doy saltos en la silla. Tenemos que hacer fiestas como dijiste, con tu olla y la mía tenemos para dar de comer a mucho rancho jajaja. Un beso muy, muy grande, con mucho cariño, aunque eso ya lo sabes.
MARTA: Chulísima la olla, de verdad, y el guiso estupendo, Carlos es un gran cocinero.
ResponderEliminarUn beso y gracias por venir.
ANNA de MI COCINA DE PAPEL: Tenemos otra Anna con doble n y por eso especifico. Gracias por tu visita y comentario. Bienvenida a este espacio.
Un beso.
JANTONIO: Pues no me extraña, porque de verdad que olía todo a gloria. Sé que te gustaría mucho una de estas ollas, para cocinar al aire libre es ideal.
Un beso y gracias por venir.
SOROKIN: A ver, chinchaor ;-) ¿Y yo que sé? jajaja. No en serio, no he probado un guiso en cocotte, sí otras preparaciones pero no un guiso de caldo y no sé si sabrían igual, aunque imagino que no, que para nada, por más que el calor lo reparta parecido, el carbón le da su toque al guiso. Tendríamos que ser físicos para explicar los cambios sutiles que no conocemos, pero aunque más burdo, es como si nos preguntáramos por qué no saben igual los vinos que se contienen en diferentes maderas. Si la paella sabe distinto si se hace a gas o a leña, esto es lo mismo, sabrá diferente, seguro.
Un abrazo y gracias por venir.
OTEADOR: Es lo primero que pensé, la de cosas que se pueden hacer con esa olla, pensé en ir al campo con ella y cocinar guisos, en llevármela de camping, en ir un día con ella a casa de mi hermano y que flipe, llevármela cuando voy de viaje por casas rurales, bueno, le encontré mil funciones. Ahora que tengo una, ya os iré contando cómo la uso, pero seguro que de decoración no se queda.
Un beso y gracias por tu visita.
LAZY: Paco, qué alegría verte por aquí. Mira eres el único que había sabido algo de esta olla, claro que es muy interesante, yo le pienso sacar buen rendimiento jejeje.
No he olvidado tu concurso, a ver de dónde saco un poco de tiempo.
Muchas gracias por tu visita.
Un beso.
Pues no descartamos comprarnos una ya que la web la conocemos y nos pusieron los dientes largos. Lógicamente sería para la casa del pueblo, y para hacer platos como el tuyo. Me chifla ese guiso con carne tan típico de tantos hogares.
ResponderEliminarComo siempre, decirte que se me ponen los dientes largos al ver tu post.
Una maravilla esta olla que además es estéticamente preciosa.
Ayyyy como no enamorarse!! me acabo de enamorar también!!!
ResponderEliminarImagino ese sabor delicioso de la comida! ya que cocido al carbón, y con el humo le da un toque especial..
Ya la quieroo! jeje
besitos
Qué lindo post, tus fotos una a una con su narración si parece que estaba yo también ahí. Además de que se alcanza a ver todo alrededor, el perro, el horno de leña.
ResponderEliminarPero lo que más me llama la atención es que la olla de cerámica encaja perfectamente en la olla ferroviaria.
Yo quiero una, me encantó.
un abrazo Viena
Que cosa mas graciosa, me ha encantado todo el proceso de elaboración de este guiso. Un besazo.
ResponderEliminar¡Hombre! ¡Preciosa, preciosa! jajaja, que no, que es broma. ¡Claro que es bonita! ¡Bien salá y apañá que se ve esta olla! Y qué buen uso le estás dando! Madre mía!!!!
ResponderEliminarMe encanta ver tus paso a paso, esa cebollita dorándose, el olorcito que llega hasta aquí, esa carne, tierna, tierna... y tus comentarios mientras se hace, tan tiernos, tan encantadores.
Y lomejor, esas flores que te han traido.
¡qué día ma´s buena pasaríais alrededor de esta olla! Es una historia bien bonita.
Muchos besos y gracias por estos ratitos, estos relatos...
Todo lo contrario que les pasa a los demás con mi blog (que terminan estresados cuando acaban de leer),me pasa contigo. Lo leo y me relajo, y me arranca una sonrisa de estar muy agustito.
Muchos besos.
A ver si este mensaje sale, que alguno que otro se me ha perdido...
CARLOS: No te lo pienses, es que la vais a disfrutar muchísimo, somos nosotros, los que nos gusta esto, los que disfrutamos de estas ollas, además, da juego para reuniones con amigos. Seguro que te encantaría.
ResponderEliminarA mi me han traido hoy la mía, sigo enamorá jajaja.
Un beso y gracias por tu comentario.
GABY: Todos suspirando por ella jajaja, es preciosa es cierto y cocina de maravilla. CReo que es la mejor adquisición que he hecho en mucho tiempo. Estoy más contenta. Hoy me la trajeron y feliz.
Un beso y si vienes a España, no dudes que nos tenemos que reunir en torno a ella.
CARMEN: Cómo te gustaría, seguro. La olla ferroviaria es todo, el recipiente de abajo y la olla que encaja, así que las hacen a medida, encajan perfectas. Son un ingenio maravilloso, no dejo de admirarla.
Un beso grande.
NATI: Gracias por tu visita y comentario.
Un beso.
Mª ANGELES: Jajaja, ni tocarla, con mi olla no te metas eh? que es preciosa jajaja.
Las flores nos las trajeron los jóvenes, mi hija y sus amigos, por eso decía yo que qué bonicos ¿verdad?
Yo también voy así rapidita para muchas cosas, no te creas que soy un polvorín de nervios a pesar de lo que parezca, lo que pasa es que la cocina es un bálsamo para mi, y eso lo aprecio mucho.
Un beso grande y relájese usted, venga, relájese ;-)
Siempre es un placer pasar por aquí,qué delicia de entrada,de olla,de amigos,de flores, y de guiso.Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos.
Hola Viena...
ResponderEliminarGracias por está entrada tan curiosa como digo siempre aprendemos mucho contigo ...seguro que cocinas riquísimos platos con está maravilla...
un besito y feliz semana!!!
MIREN: Gracias por tu comentario. Para mi tambien es un placer verte por aquí.
ResponderEliminarUn beso.
FALINA: Gracias a ti. Tengo mi olla ferroviaria desde el jueves, pero efectivamente, pienso cocinar muchos guisos en ella.
Un beso.
Hola muy bonita la entrada.
ResponderEliminarMe gustaria comprar una olla de inoxidable como la que hay en este video:
http://www.youtube.com/watch?v=eeyBqH-cVuE
Sabeis si hay alguna tienda en Madrid que las venda?
gracias.
LEIRE: Yo no sé si en Madrid las venden pero en los enlaces que yo puse en la entrada, se pueden comprar on line. Creo que hay de todos los modelos incluido el que muestra el video que dices.
ResponderEliminarUn abrazo.
no veo los enlaces, los puedes volver a indicar? gracias
ResponderEliminarLEIRE:
ResponderEliminarhttp://www.ollaferroviaria.com/
http://www.aafmataporquera.com/tablon.htm
Puri por fin me he acordado de decirte que hice la semana pasada la "olla ferroviaria", pero en mi cacerola antiadherente y en la vitrocerámica. El romanticismo no es el mismo, la belleza de la olla para nada inigualable y el sabor del carbón insustituible. Pero el guiso merecía una oportunidad. Cociné de manera lenta esa carne tan sabrosa de cuello de ternera con las patatitas y los pimientos. Nos gustó mucho a Pedro y a mí, como todos los platos de cuchara.
ResponderEliminarComo dice Apicius mucahs veces, gracias por compartir.
Besos.
LAURITA: Gracias a ti por tus siempre cariñosas palabras y también por la confianza para hacer el guiso. Me alegro un montón que os gustara y aunque seguro que no sabría a carbón, como el de la olla, tus manos lo harían buenísimo. No me cabe duda.
ResponderEliminarUn beso grandote.