Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Miguel Hernández.
Nanas de la cebolla
(Fragmento)
“Ríete tanto, que mi alma al oírte bata el espacio” -dice el poeta-, en un poema lleno de dramatismo, en el que esta frase, que nos planta ahí, dulce y alegre como una campanilla sonando en el aire, parece asomar la cabeza queriéndose salir de las arenas movedizas del poema.
Me gustaría rescatar a un Miguel Hernández alegre, que no fuera la evocación del dramatismo, de la guerra, de la pobreza, etc. Porque Miguel Hernández persona, era algo más que sus circunstancias, merecía ser alguien más que sus circunstancias, alguien a quien no hemos conocido mucho, pero que fue antes y que hubiera sido después, de haber seguido viviendo.
Y me gustaría defender la risa y la alegría, como también decía Benedetti, como un derecho. Porque la risa es algo maravilloso, algo que nos hace vivir el aquí y ahora y que nos comunica con el mundo.
Cuando oigo a alguien decir esa frase tan gastada que nos dicen tanto a las cocineras, que al hombre se le gana por el estómago, yo siempre matizo: Al hombre o a la mujer, se le seduce con el paladar, seguramente, pero sobre todo con la risa. Y es que no me cabe la menor duda, de que no hay nada que enamore más que compartir unas buenas risas y si llega a carcajada, entonces ya es lo más. ¿No me creéis?
La receta de hoy, como receta tradicional de la Vega Baja y de este pueblo mío llamado Orihuela, se hace de diferentes maneras según la familia que la elabora o la zona en la que la encontremos.
En mi casa siempre fue arroz y habichuelas, hasta que un día, mi madre dijo de añadirle las lentejas y convertirla en el arroz de los tres puñaos.
Es como la mayoría de las recetas que estamos viendo en esta serie hernandiana, una receta simple en ingredientes, cosas de la huerta, que además por no llevar carne, era la comida tradicional de los viernes de Cuaresma.
Cuando viene mi madre a casa, siempre le pido que me haga los tres puñaos, porque a ella le sale divino, mejor que a mi y es uno de mis platos preferidos, el que más me gusta de todos.
Veamos como se hace:
Ingredientes:
Los tres puñaos, naturalmente
Un puñao de habichuelas en remojo desde la noche anterior
Un puñao de lentejas, lavadas
Un puñao de arroz que echaremos en el último momento
Un par de alcachofas
Aceite de oliva virgen extra
Dos o tres dientes de ajo
Un tomate maduro
Dos hojas de acelgas
Dos patatas
1 nabo o chirivía
Una cucharadita de pimentón de la Vera
Sal
Claro que si queréis, podéis ponerle unos trozos o un hueso de jamón. Yo lo he hecho sin nada.
Lo primero que haremos es poner las alubias a hervir en la cazuela de barro.
Mientras hierve, en una sartén, con un chorrito de aceite de oliva, vamos a saltear los dientes de ajo sin pelar, con solo un corte y cuando hayan desprendido todo su aroma en el aceite, los echamos también a la cazuela.
También ponemos la chirivía porque es lo que más va a tardar en hacerse, como las alubias.
Dejamos hervir y hacemos un sofrito, en el mismo aceite, con el tomate rallado y las alcachofas en cuartos.
Cuando está hecho, añadimos el pimentón, damos un par de vueltas y a la cazuela todo el conjunto.
Vamos procediendo por fases. Cuando ya tenemos un rato hirviendo las alubias, añadimos las lentejas y las patatas. Ponemos sal.
Os daréis cuenta que las fotos no son las mejores en esta ocasión, por lo que os pido disculpas, pero estuve cocinando de noche y con luz artificial, las fotos no salen igual.
Dejamos cocer lentamente, al ritmo que marca el barro.
Finalmente cuando está prácticamente todo hecho, añadimos las acelgas cortadas en trozos, incluyendo el tronco o penca.
Una vez las acelgas están hechas, añadiremos el arroz, que ya será para servir de inmediato cuando al cabo de 15 minutos aproximadamente, esté en su punto.
Siempre este guiso, se sirve a la mesa ardiendo y se hace difícil esperar para poder comer la primera cucharada.
Yo he cenado esta noche un buen plato y si mi madre se enterara, diría que he perdido la cabeza, porque no es un plato para cenar, sino para comer. Pero como decía mi abuelo: en el estómago está de noche siempre y no sabe de horarios y para mí ha sido una cena deliciosa.
Espero que os haya gustado.
Un abrazo.
Me encantó! bien completo y rico y con toda la fuerza y el sentimiento que lleva consigo una receta tradicional y familiar. Te felicito, las fotos están muy buenas, ilustran muy bien una excelente explicación. Qué decir del poeta!, que me sigue emocionando cada vez que lo leo, gracias.
ResponderEliminarMe quedo con la frase de tu abuelo, no la conocía y está genial!
Buenas noches, un abrazo
Fíjate, Viena, que acabo de volver al hotel después de comer como un gocho en un restaurante de Copacabana que me han recomendado en el hotel. Venía harto y con el estómago a rebosar. Pues he leído tu receta y me ha vuelto a entrar hambre. De verdad.
ResponderEliminarY de las "nanas de la cebolla" ¿para qué vamos a hablar?. Como la "elegía a Ramón Sijé" que pusiste el otro día, son poemas con los que me he criado. No soy muy lector de poesía, pero esos dos, junto con el soneto 103 de Quevedo ("cerrar podrá mis ojos, etc etc"), y "campos de Castilla" de Machado, han sido mis referentes poéticos en castellano. Como ves, cositas sencillas. ¡Ah! y la, para mi gusto, mejor poesía de la lengua española: Una letrilla de Góngora: "dejadme llorar a orillas del mar".
Besazos
Viena me ha encantado esta entrada, tus referencia a la poesia y tus recuerdo, la hacern emotiva...creo que las recetas que mas nos gustan tienen historia...suelen se historias qque nos recuerdan momentos felices como bien dices se nos conquista con la sonrisa no con el paladar.
ResponderEliminarNi que decir tiene que este arroz de los tres puñaos es delicioso, plato de cuchara que evoca nuestra niñea..en mi casa también había un arroz tres puñaos, pero menos elaborado.
Besos
Como siempre nos sorprendes con tús entradas, el trabajo que tienen y los platos tan estupendos que pones por aquí.
ResponderEliminarMe quedo con este arrocito para mis pendientes.
Saludos
Hola!
ResponderEliminarComo siempre, es un placer entrar en tu blog y ver platos tan ricos, con fotos tan bonitas.
Esta receta no la conocía, seguro que está exquisita con tan buenos ingredientes y tan saludables todos.
Y como no, bonita referencia a Miguel Hernández.
Saludos
Hermoso plato. El pimentón de la Vera es dulce, ¿no?
ResponderEliminarViena, acabo de llegar de puente y me encuentro con ese plato que después de comer dos o tres días fuera de casa y además con el ansia de probar novedades, mi estómago estaría agradecidísimo de que le ofreciera una ración. Al fín y al cabo, como decía tu abuelo, el estómago no sabe de horarios. Como tienes por costumbre, sorprendes en texto y en receta.
ResponderEliminarTienes razón Madrid-Alicante no está tan lejos........ Un beso.
Cris, querida: podría escribir un libro con el anecdotario de mi abuelo, imagino que era como muchos otros abuelos, pero qué orgullosa me siento de haber conocido a ese abuelo: ¡vaya abuelo tuve! de verdad. Era un bello personaje.
ResponderEliminarGracias por venir a verme y por tus palabras. Un beso.
Estoy de acuerdo contigo en lo importante que es saber reír, con la risa que es producto de la alegría y no de la mala uva. Creo que no hay nada mejor que una buena comida con una buena compañía que te haga reír. Y con un platico de este arroz tan casero, tan entrañable creo que sería muy fácil sentirse a gusto.
ResponderEliminarLas Nanas de la cebolla me parece una de las cosas más hermosas que se han escrito en español, siempre me ponen un nudo en la garganta.
Muchas gracias por hacerme sentir tan bien leyéndote.
Sorokin: menudo viajecito le estás dando al estómago. Hombre...
ResponderEliminarEn cuanto a la poesía de Miguel Hernández, también yo la estoy recordando con esta serie y sacándole si cabe, más matices, más jugo que cuando la leía más a menudo, haciendo un análisis seguramente más superficial.
Aquella época fue también para mi la del encuentro con Góngora y Quevedo a los que había estudiado sin más, pero entonces conocí a un personaje bien impactante, que más que dármelos a conocer, me los acercó.
Actualmente tampoco soy de leer mucha poesía, pero sí la busco de vez en cuando y cuando es ese momento, encontrarla me resulta tranquilizador, no sé, algo muy simple, como escuchar caer el agua de un riachuelo o algo así, simple pero apaciblemente enriquecedor.
Muchas gracias por venir a visitarme, además desde tan lejos, que ya sé todos esos incordios de hoteles y conexiones fuera, etc.
Un beso grande.
Ana: compartimos el gusto por las recetas con historia y la mayoría de ellas la tienen, da igual que sea una preparación más antigua o moderna, hasta llegar a nuestra manos o nuestras mesas, tienen su propia historia y a mi me gusta rescatar esa historia, remarcarla y contarla, porque creo que así, la receta es más viva, más valiosa.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Siempre es un placer.
Un beso.
José Manuel: Este es de los que te gustarían, de verdad y no es tan elaborado, por cierto, ya que sale el tema, se podría hacer igual en versión en crudo, es decir, sin sofreir nada, poniendo todo en la olla en crudo. También sale muy bueno, aunque esta es la receta original, la verdad.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Laura: La verdad es que no me quedé muy satisfecha con las fotos, verás, tengo una cámara muy pobre y esta vez, cociné e hice las fotos de noche, con luz artificial y creo que eso desmejora bastante las fotos, pero bueno, siempre no puede ser todo súper.
ResponderEliminarUn beso y gracias por venir a visitarme.
Mandarina: El pimentón es dulce, sí, aunque si te gusta el picante, se podría añadir al plato algo de pimienta, pero el pimentón es dulce.
ResponderEliminarUn beso.
Anna: Lo nuestro empieza a ser un proyecto, un día nos vamos a sentar en la cocina juntas y en directo, ya lo creo que sí.
ResponderEliminarAhora y por muy cerca que estén Mad. y Alic. no es tanto como para acercarte un platito, si no, te juro que esta noche cenabas arroz de los tres puñaos.
Hoy he estado en Orihuela, en un sitio que habrías flipado, así, como yo lo he hecho. He comido el mejor cocido con pelotas de toda mi vida y la mejor tarta de frutas de toda mi vida. No era exactamente un bar, tampoco una casa, bueno, la verdad es que no te puedo decir mucho más. La cocinera, una mujer del pueblo. Me he sentido una aficionada total.
Nos seguimos viendo por aquí.
Un beso grande.
Lola: Tu sí que me haces sentir bien cada vez que entras en este lugar, con todo lo que me dices siento que lo que escribo tiene sentido porque es compartido y son como cosas nuestras, esas que tienen los amigos. La verdad es que esto de los comentarios que son del corazón, es un verdadero regalo. A todos os tengo que dar las gracias por eso y a ti, desde luego, mi casi, casi paisana.
ResponderEliminarUn beso.
Mi madre también prepara lentejas con arroz (sin habichuelas), pero a mi las mezclas no me gustan mucho, y si hago lentejas, las hago solas. Como el arroz, o las habichuelas.
ResponderEliminarReconozco, sin embargo, que es un plato muy completo, y ideal para los días de frío que pronto vendrán.
Un beso
Me encantan estas recetas de tu tierra, para mí son tan desconocidas que cada vez que publicas una nueva es como si descubriese un mundo distinto. Me las voy anotando todas para ir probándolas, ya te contaré.
ResponderEliminarMe lo apunto, Viena, qué rico debe estar! Gracias por el plato y por acercarnos un poco más a Miguel Hernández. Besitos.
ResponderEliminarMe encanta Viena, este receta me gusta mucho, te voy a pedir permiso para usarla en Guirigall, el restaurante, que no el blog, no la usaré si tú no quieres, pero te avisaré antes. Todos los platos de cuchara me encantan. Besos.
ResponderEliminarViena.....por "Nanas de la Cebolla" conoci a Miguel.....eran otros tiempos....veras como la hago....tantos recuerdos me trae tu cocina....tantos recuerdos de mis viejas....Abrazotes, Marcela
ResponderEliminarViena, me has dejado intrigada con ese cocido de pelotas y la tarta de frutas. Aiss!dónde lo has comido? si no es una casa ni un restaurante...... en la vega de Orihuela?. Un beso.
ResponderEliminarUn plato tradicional y muy apetitoso, la verdad es que yo también me tomaría uno para cenar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Margarida: Gracias por pasarte por mi cocina. Es un plato típico de Orihuela y allí se hace así, además de tener muy buenas recetas de alubias solas y con lentejas solas y qué decirte de los arroces, pero esta vez, la mezcla de los tres puñaos no es solo la suma de los mismos, sino algo más, una receta con personalidad propia. Eso además de como tu dices, una comida muy completa, porque los cereales combinan muy bien con las legumbres.
ResponderEliminarUn beso.
Visc a la cuina: Gracias por tu visita. Me alegro de que te gusten y de que alguna vez las experimentes, si eres como yo, me gusta probar lo de otras tierras que es un poco como viajar, lo que me encanta.
Un beso.
Angie: Gracias por venir a verme. Yo estoy disfrutando mucho de esta serie y cuando veo que a alguien más le gusta, me siento muy acompañada y muy bien.
Un beso.
Caty: como ya te he dicho en tu blog, puedes usar esta y las recetas que quieras de mi blog, para mi es un honor y una gran alegría que haciéndolos, estos platos no se pierdan.
Un beso y muchísima suerte en tu proyecto.
Marcela querida: Sé todo lo que te evoca y te gusta, y no sabes la alegría que me da poder ayudarte a encontrarte tan cerca de esas cosas que tu valoras y quieres.
Un beso grande.
Anna, un día de estos te cuento, es para flipar, en serio. ¡Cómo cocina la mujer!
En la huerta profunda y apartada del mundanal ruido. Una historia curiosa.
Pero ahora no, ya te cuento ¿vale? Y si vienes esa vez que tenemos pendiente por ahí de encontrarnos, te llevo ;-)
Un beso.
jantonio: Hoy en clase hemos hecho lentejas y cuando acababan, todos decían lo mismo, que las iban a cenar esta noche, porque les había llegado al alma la frase de mi abuelo, que en el estómago está de noche, así que no se entera, jajaja. Yo ceno algunas veces de caliente, que se dice, porque a lo mejor hice comida fría o lo que sea, pero no tengo prejuicios al respecto.
Un beso y gracias por pasarte.
Hasta parece que sale de la pantalla ese olor maravilloso de comida casera.
ResponderEliminarExcelente plato Viena, además ya cada vez más, se antoja los caldos..
besos
Gaby
Hola Viena,
ResponderEliminarEs la primera vez que entro a tu blog y me ha gustado mucho. Me alegro de haberlo encontrado. Esta sopa se ve deliciosa! Las fotos son buenas y nos dan una clara idea de lo rico que resultara el platillo si lo preparamos; yo lo haré. Desde hoy me hago tu seguidora!
Un puñao de besos te mando!!!lo primerito.
ResponderEliminarYo quiero creer que Miguel reia y reia mucho, solo que cuando lloraba le salian poesias a borbotones.
Un plato muy mediterraneo, estos potajes son un triunfo seguro.
Bueniiiiisimo!
Me recuerda a los que hacia mi suegra, ella nacio, vivio y murio en Valencia se llamaba Rosa!!!Buena cocinera y buena persona.
***Abrazos!!!
Que curiosa receta y que rica.
ResponderEliminarBesos.
Hola Viena,
ResponderEliminarme he quedado de piedra. Además de cocinera, creativa y encima homenajeas a Miguel Hernández. Qué lujazo poder ir a tus clases. Después de un día gris y desagradable en nuestro blog, para mí es un soplo de aire fresco leer, mirar y degustar con los ojos tus platos y además con la poesía del oriolano.
Enhorabuena
Joana
Qué razón tienes Viena, cuando dices que a veces conocemos a grandes personajes de la historia a través de sus circunstancias, a cuántos dan ganas de imaginárselos fuera de ellas, viviendo tranquilos, haciendo la vida que hubieran querido para si mismos.
ResponderEliminarEse arrocito calentito huele a otoño y a chimenea encendida.
este arrocito es muy contundente y sabroso, tiene que estar rico rico, el fragmento precioso
ResponderEliminarEmpieza cada día con una sonrisa y mantenla todo el día.
W. C. Fields
Besos guapa
Gaby: Tu visita es siempre una alegría. Gracias por pasarte y por tus palabras. Me alegro de que te guste.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Prieta: Sé bienvenida al blog y si sigues por aquí, nos estaremos viendo. Me alegro de que te guste mi espacio.
Un beso.
Fe-i*ká: Gracias por los besos y te correspondo con otros tanto, cuidado que no se caigan que están revueltos por ahí, chisporroteando.
Gracias por pasarte y por tus palabras.
Un beso.
Hola Silvia: Gracias por tu comentario. ¿Te parece curiosa? fíjate que para mi, como la veo tan de la casa de toda la vida, me extraña que pueda resultar curiosa a alguien, pero si lo pienso bien, claro que si, a mi también me pasa con la cocina de otros lugares.
Un beso.
Joana: No me he enterado de la movida de tu blog, pero ya me contarás. Me alegro de que aquí encuentres algo de alivio. Te gustará la siguiente entrada. Me ha dado alegría verte por este espacio, como siempre.
Un beso grande.
Querida Delikat: ¿No hará frío todavía por el sur, verdad? Porque por aquí, estamos pasando calores aún. Sin embargo, este arrocito, incluso en verano es una delicia. A mi como me encanta, no puedo ser discreta al respecto jeje.
Un beso grande.
María José: Ojalá tuviéramos sonrisas para cada día, para nosotros y para repartirlas entre todos aquellos a quienes les haga falta.
Gracias por tu visita y un beso grande.
Yo diría lo mismo que tu madre, que el plato es para comer jejej, un plato tan contundente para cenar no me dejaría dormir, pero para la comida, anda que no! Me encantan los platos de cuchara, y la mezcla de arroz, lentejas y judías debe ser buenísima.
ResponderEliminarY estoy de acuerdo contigo en las risas. Tu amor debe hacerte reir, es imprescindible. La risa en complicidad, es alegría hace mantener la chispa y la felicidad :-)
Jajaja, mi madre no se comería este plato por la noche ni muerta ni viva, eso en casa se respeta mucho, sin embargo, mi abuelo Manuel, ya te digo, nos sentábamos a la mesa y a veces comenzaba por el postre y si le decíamos que se comiera primero la comida, decía esas cosas: que en el estómago estaba de noche y no sabía lo que iba primero jajaja.
ResponderEliminarReírse juntos es lo más maravilloso, o debería serlo, ya que llorar juntos también une.
Un beso
Un plato delicioso. Me ha encantado. Besos!!!
ResponderEliminarGracias Malú.
ResponderEliminarUn beso.
la misma que hago yo, pero en casa le llamamos olleta alicantina, mi madre siempre le ha llamado así, y mi madre es de Orihuela.
ResponderEliminarMARIANO: En mi casa mi madre llamaba arroz y habichuelas al plato, pero cuando le añadía las lentejas, era los tres puñaos. Pero bueno, el nombre suele cambiar de casa en casa.
ResponderEliminarUn abrazo.
He hecho este arroz para comer hoy y nos ha encantado a todos, esta delicioso.Muchas gracias por compartirlo con nosotros. Haber si consigo hacer unas paellas como las tuyas seria todo un logro para mi. Muchas gracias.Amalia.
EliminarMuchas gracias Amalia, por hacer el arroz y contarnoslo. Para mi es una satisfacción.
EliminarUn abrazo.
Hola! Soy nueva por aquí. He descubierto tu blog hace poco. No sabes cuanto te agradezco todas estas recetas que has publicado. Vivo en la vega baja desde hace unos años y me moría de ganas de probar esas recetas que hacen por aquí tan ricas. Esta ha sido la primera y visto el éxito que ha tenido en casa no va a ser la última. Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Anónimo por tu comentario, esto sube los ánimos y los blogs como dicen por ahí, se alimenta de sus comentarios. Gracias. Espero que hagas muchas de estas recetas de la Vega Baja, que como ya sabes, son deliciosas.
EliminarUn abrazo.
"En el estómago está de noche siempre y no sabe de horarios"...¡cojonudo! Tres hurras por tu abuelo
ResponderEliminarGracias Mik, por tu visita y comentario, por esos tres hurras a mi abuelo.
EliminarSaludos