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Imprescindibles, opcionales, superfluos…

  

Muchas veces me dicen que tengo de todo en la cocina, refiriéndose a instrumentos, hornos, aparatos y todos esos artilugios que cuelgan de sus ganchos en mi cocina y que pueblan ese espacio en el que parecen haber existido siempre.

  


 

Lo cierto es que hay más de ellos en descanso que en activo y que son muy pocos, los que al final realmente uso y que prácticamente ninguno es imprescindible para cocinar cuando cocinar es un placer y no quiere abreviarse.


Vasos, cucharas y otros recipientes sirven para medir bastante certeramente si no tienes un peso; rodillos son suficientes para triturar almendras, nueces, galletas y muchos otros alimentos; un palito con el que pinchar un bizcocho para ver si está cocido sustituye magníficamente a un reloj digital. Vasos que sirven de cortapastas, tenedores que hacen las veces de batidoras, un folio en forma de cucurucho como manga pastelera… Vamos, que nuestras madres y abuelas, no tenían a mano un Ikea en donde comprar los últimos modelos de espátulas o batidores y… se cocinaba.



Es cierto que todos estos cacharrillos coloridos nos pueden resultar útiles, que nos pueden facilitar las cosas, pero tampoco tienen que esclavizarnos. Una cocina de fuegos, algunos recipientes y gusto por cocinar “a la antigua” muchas veces son suficientes. 


Luego hay objetos a los que muchas veces he pensado hacerles un homenaje formal, por su utilidad insospechada o improvisada. Es el caso en mi cocina, del pincho metálico de brocheta que yo uso para todo. Me sirve para pinchar bizcochos, flanes y pudines, es ideal para pinchar las masas que no han de subir, para saber si la carne está tierna en el horno, a veces con él consigo llegar al fondo de una botella y raspar algo que allí quedó o mantener en pie un alimento recién caramelizado, mientras se seca, en fin, podría seguir y seguir, porque es un multiuso que no ocupa espacio, se limpia con suma facilidad y nunca da dificultades.

 

Es un pincho que no tenía estas funciones y sin embargo, las asume.
No es bonito ni de colores, ni siquiera tiene funda o diseño para mostrarse en la cocina. Se sitúa en un cajón un tanto desubicado de otros de su especie, pero no deja de ser un pincho especial.
Tendría que hacerle un poema o un cuento al pincho, para honrarlo tras tantos años de trabajo acompañándome en silencio y sin reivindicación. Es el pincho.
Ahora ya no vienen los pinchos de metal, son de madera y de un solo uso, porque estamos en la época del usar y tirar, pero creerme, nada hay como un pincho metálico aparentemente anodino, para cumplir multifunciones en mi cocina.

¿Y vosotros? ¿Tenéis un utensilio, instrumento o cacharrillo que os es tan útil en la vuestra?


Comentarios

  1. Simpática entrada, es verdad yo también soy amante de todo cacharrito que anda dando vuelta,personalmente de chica (y de grande) le tengo un amor especial a los frasquitos, mi marido cuando queda alguno dice "ya sé NO lo tiro". Y ni hablar de todos estos instrumentos, y especialmente de los que se enchufan y andan solos... me fascina!!! como esta cremita de aquí abajo, que me llama y vengo por ella también. Jajaja. Muchos cariños!

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  2. Genial lo de la oda al pincho Viena, esos objetos discretos en apariencia que sirven lo mismo para un roto que para un descosido. Yo me confieso mínima en la cocina, salvo mi licuadora que no la cambio por nada para hacerme zumos, tengo una sequía bastante grande de elementos. Pero todo lo soluciono con una visita a la cocina de la casa materna, cuando me da por hacer algo especial acudo allí a coger cacharritos, moldes y demás... luego los devuelvo claro :-)

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  3. Hola Viena:
    Muy interesante esta loa a los pequeños artilugios que tenemos en la cocina y a veces nos son tan útiles.
    Hecho en falta, entre los artículos fotografiados, un termómetro, para mi es un instrumento, sobre todo para algunas cosas, imprescindible. No son caros y los hay de infrarrojos, aunque estos solo miden temperatura superficial y sonda o de pincho, que podemos tomar la temperatura en el interior de los productos.
    No se, si por cambiar de plantilla a diseño (dentro de las opciones de Blogger), pero he recibido perfectamente esta última entrada.
    Saludos

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  4. Graciela, toma la cremita que te guste, verás que buena. Me encanta cuando vienes por aquí, así que aprovecho para enviarte un besazo.
    Gracias por tu comentario.

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  5. Delikat: Jeje, las madres siempre tienen de todo ¿eh? Bueno, así se empieza, luego un día te ves comprando cosas y pensando en qué hacer para usarlas, invirtiendo el proceso.
    Ayer me acordé de ti, una amiga me envió un mensaje diciéndome que han abierto un japonés extraordinario por aquí, no muy lejos. No he ido todavía, pero ya te contaré. Dice mi amiga alemana, que es de unos alemanes con mucho gusto y que el cocinero, chef japonés de categoría. Habrá que probar.
    Un beso y gracias por tus visitas. Me encanta.

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  6. Hola Apicius: Qué bien que se hayan actualizado las entradas, porque antes no funcionaba. Yo tengo termómetros, pero la verdad es que apenas los uso, solo cuando alguna receta se pone muy quisquillosa con la temperatura. Los chocolates, los merengues, los almíbares...sé que es importante, pero como siempre trabajo cocina familiar, de cara a las clases, procuro manejarme con lo que hay en una cocina básica y al final, me he adaptado a cocinar con tino y con ojo. Me río al escribirlo, pero es así. Cuando me planteé si equipar la cocina de las clases con todos los artilugios modernos y semi-profesionales que pudiera o equipar una cocina con cosas normalitas y más bien básicas, como las que mis alumnos tienen en sus casas, opté por esto último y creo que fue un acierto, aunque tenemos cientos de tonterías que me regalan, de las que me encapricho, etc., lo que se dice de uso, son cosas muy normales que todo el mundo tiene y que los alumnos aprecian, dado que cualquier receta de las que hacemos en clase es reproducible sin ninguna dificultad en sus casas.
    Pero es bien curioso que cada uno, tenemos como nuestros comodines que nos sirven muchísimo ¿verdad?
    Gracias por su comentario y seguimos charlando. Siempre, un gusto.

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  7. Hola Viena:
    El buen relojero con un pequeño destornillador y unas pinzas arreglaba todos los relojes averiados, así que esto vale tambien para la cocina, pero por una causa o por otras los cachivaches se amontonan.
    Algún día que me de la venada, voy hacer una muestra fotográfica de todos estos cachivaches que uno tiene y que la mayoría no usa.
    En este enlace http://la-cocina-paso-a-paso.blogspot.com/2007/10/huevos-cbicos.html tiene uno de tantos, pero este me ha valido para gastar más de una broma.
    Aun recuerdo una que le gasté a un agricultor, de mi edad, después de mirar y remirar al huevo sin decir nada, yo contándole la historia japonesa del transporte etc. etc. y el mira que mira, hasta que al final me dijo esto es imposible y aunque me lo traigas con la cascara, seguiré diciendo lo mismo. ¡Que sabia es la gente del campo¡. Más de uno, de ciudad, se tragó la historia, que por supuesto le aclaraba de inmediato de como hacia esos huevos cúbicos.
    Saludos

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  8. Apicius: Me he quedado a cuadros, o mejor dicho, a cubos, al ver su enlace y realmente comprobar que era cierto, que había un huevo cuadrado. Ahora mismo daría lo que fuera por uno de esos aparatitos jeje, ya ve que en el fondo, soy caprichosa también con los cachivaches. No, pero en serio que me ha encantado ¿Imagina que presentación así en torre con alguna salsita derramándose entre los cubos? Ya tengo hasta la salsita en puertas, algo así con setas, un ragout de setas o una cremita de curry y mantequilla. ¿Tiene alguna receta con ellos?
    En cuanto a lo demás, totalmente de acuerdo, yo tengo un aparatito para pelar manzanas que es una virguería, también tengo otro aparato para partir almendras, una a una, algo ingenioso. Tengo moldes de cientos de formas, utensilios que incluso no tengo ni idea de para qué sirven, molinillos mini para especias que parecen juguetes, en fin, todo un almacén. Al final lo que uso es prácticamente lo que fotografiaba en esta entrada, cuatro palas, batidores manuales y mi querido pincho. Poco más.
    Apicius, me gusta la gente con sentido del humor, pero dígame, porque ahora me asalta la duda de nuevo: sí son de verdad los huevos de la foto ¿no?

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  9. Hola Viene:
    Tengo algo con los huevos cúbicos, pero como acompañamiento y para dar un toque exótico al plato.
    Efectivamente, son de verdad, es decir partiendo de un huevo cocido y todavía este caliente, se mete en el molde y se le da la forma cubica.
    Si va al enlace, donde los venden, ahora a menos de 5 $ US, los podrá ver y tal vez comprar. Aquí no se quien los vende, pues no los he visto en ningún sitio.
    Yo, cuando gasto alguna broma con estos huevos, lo hago presencialmente, ya que me gusta resolver el enigma in situ.
    Saludos

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  10. Hola Apicius:
    Ya he comprado el aparatito de los huevos cúbicos, tachannnn!!! (Disculpe la euforia)
    Lo compré en Club de Cocina, on line, y lo recibiré por SEUR así que creo que en un par de días, lo tendré en casa. Esto es como los niños, uno lo ve, se encapricha y bueno, imprencindible no es, pero hay que experimentar. Justo aquí y ahora, hablando sobre los cachivaches superfluos, ¡ah, cómo somos los cocinillas!
    Un abrazo y mil gracias por todo, cada vez que hablo con usted es como si abriera un libro interesante del que siempre aprendo algo.

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  11. Hola Viena:
    Estoy esperando que le llegue el aparato de los huevos cúbicos y ver algún trabajo con el mismo.
    Saludos

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  12. Apicius: ¡Ya lo tengo! Ayer me lo trajeron, sorprendente la rapidez y la profesionalidad del proveedor. En una entrada ahora en un rato, pondré una foto de mi primer huevo. Creo que el aparato es como el suyo.
    O.K. Le recojo el guante que me echa y traeré una entrada con algún trabajo "cúbico".
    Un abrazo.

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