Bastilla, Pastilla, Pastela… A los ricos sabores morunos

                                                                               

Hacía tiempo que quería hacer esta receta. La tenía en mi carpeta de pendientes desde hace unos meses, cuando Belén, nos trajo a clase una pastela moruna para que la probáramos. Era la pastela más rica que nunca había comido y me dijo que la había hecho Samira, una chica árabe, que por otra parte, es una excelente cocinera.

Le pedí la receta  y he aquí que la he hecho, consiguiendo acercarme mucho al sabor del original, una verdadera delicia al paladar.

Veréis que es fácil de hacer, que la única técnica en realidad es la que requiere armar el pastel con la delicada masa filo, pero que una vez trabajada la primera vez, se convierte en una tarea muy sencilla.

Merece la pena probar estos sabores, dulce y salado a un tiempo, algo exquisito en la boca, tanto por su textura como por sus sabores. Vamos allá.

 

Ingredientes:

1 paquete de masa filo

Medio kilo de pechuga de pollo

400 g. de almendras

2 cebollas

5 huevos

Sal

Pimienta negra

Jengibre

Cúrcuma

Nuez moscada

Canela

Aceite de oliva virgen extra

50 g. de azúcar glas

Mantequilla para pintar la masa

Lo primero que haremos es cortar la cebolla en brunoise, para freirla en un poco de aceite

Cuando la cebolla transparenta, añadimos el pollo cortado en trozos no muy grandes

Cuando el pollo está dorado, añadimos agua hasta cubrir y especiamos: pimienta negra, cúrcuma, nuez moscada, sal y jengibre.

Dejaremos cocer a fuego lento hasta que el pollo está tierno, alrededor de los 45 minutos.

Llegados a este punto, habrá reducido bastante. Entonces sacamos el pollo y todavía dejamos cocer un rato más la salsa, hasta reducirla totalmente.

Añadimos los huevos batidos y cuajamos removiendo bien

 Procedemos a triturar las almendras y mezclamos con el azúcar glas y un toque de canela. En la receta original Samira no me indicaba cuanto azúcar debía poner, pero a mi criterio puse 50 g. y salió bien

Removemos bien y añadiremos mantequilla fundida hasta que la mezcla se apelmace un poco. Reservamos.

Ahora vamos a montar la pastela.

Extendemos las hojas de masa filo con cuidado. A medida que vamos sacando una a una,  tapamos con un paño o se nos secará.

Cada hoja, hay que engrasarla con mantequilla para que se vuelva manejable y podamos trabajarla mejor.

 Montaremos sobre un plato grande, para seguir como guía el círculo que necesitamos para la pastela, del siguiente modo:

Ponemos una hoja sobre el plato, la segunda hoja, intercalando las puntas para que no coincida con la primera, así igualmente intercalada la tercera y cuarta hoja.

En total cuatro hojas para la base. Recordemos que cada hoja ha de ser pintada con mantequilla derretida, pero no demasiado o el producto final será muy graso.

Sobre estas cuatro primeras hojas, echaremos el pollo que habremos desmenuzado muy fino, o incluso picado.

Cubrimos con otra hoja de masa filo y pintamos

Ahora añadiremos la mezcla de huevo con cebolla

De nuevo tapamos con una hoja de pasta y repetimos la operación

Finalmente echamos la almendra mezclada con el azúcar y la canela

Y bien, ya tenemos todo el relleno y vamos ahora a cerrar nuestra pastela.

Primero cubrimos con las puntas de las hojas que hemos ido poniendo, las de la base y las demás.

Una vez bien recogidas todas las puntas sobre el pastel, cubrimos con otra hoja y repetimos lo que hicimos, pero a la inversa, de arriba hacia abajo, remetiendo bien las puntas debajo del pastel. Así de este modo, pondremos otras dos o tres láminas.

 Una vez que está bien cubierta y armada, meteremos en el horno hasta que esté dorada

Sólo nos queda dejar enfriar y entonces, espolvorear con azúcar glas y canela a nuestro gusto.

Riquísima, de verdad

El corte deja ver las diferentes capas.

 El sabor de las almendras tostadas en el horno, con la cebolla y los demás ingredientes, es una experiencia gustativa muy agradable

Para no perdérselo.

Gracias Samira