¿Quién no ha sentido o siente nostalgia de un sabor de su
infancia? ¿Quién no ha evocado un momento intenso al percibir ciertos aromas,
al encontrarse por aquí, por la Red con ciertos platos? Incluso podríamos decir
que algunos sabores tienen alta incidencia, como el arroz con leche o las sopas
de la abuela: ¿No creéis que es así?
Hurgando en la etimología de las palabras, podemos descubrir
que nostalgia procede del griego
“nostos” que a su vez viene de “nesthai” que significa: regreso, volver a casa.
También procede de “algos” que significa: dolor, sufrimiento.
Podríamos definir pues a la nostalgia, como el dolor que
produce estar lejos y querer regresar al hogar. La palabra, de hecho, es un
neologismo acuñado por Johannes Hofer que en 1688 la usó en su tesis médica. Él
describía una enfermedad que padecían un estudiante y un sirviente. Ambos
agonizaban, pero cuando volvieron a su hogar, con su familia, curaron
milagrosamente.
Más allá, si extendemos el término, las cosas se hacen algo
más complejas.
Dicen los entendidos por ejemplo, que la nostalgia: “Es la
sublimación en la indeterminación de un anhelo del alma desbordado en la
materia, «como un amar sin ser amado y como un dolor que sentimos en miembros
que no tenemos», por el cual se transparenta un «echar de menos lo que ya no
somos», y la aceptación de que nos encontramos «incompletos y mancos»”.
A mí me parece una descripción muy interesante.
Si es así de potente el sentimiento, se me ocurre que no
debe ser reprimido o suprimido, porque nos enfermaría. Claro que también sería
insano dejar que la nostalgia se instalara en nosotros como inquilina
permanente, como recurso para evadir el presente o aniquilar toda esperanza de
futuro.
Como siempre, la respuesta es el equilibrio, quizás en
alguna medida podamos encauzar un tan importante sentimiento.
Os contaré una anécdota al respecto:
Cuando mi hija mayor era pequeña, atravesó esa etapa que
pasan muchos niños en la que parecen sentir un irresistible deseo de decir
palabrotas.
Yo la observaba día tras día, que buscaba cualquier excusa
para insertar su “taco”, como si la boca
estuviera ansiosa y de ella salieran palabrotas para complacer a sus oídos
traviesos.
He disfrutado siempre siendo madre y he observado a mis
hijas con atención, así que en aquellos días, pensaba en aquello con
detenimiento. No quería reprimir esa etapa tan natural y tan infantil que ella
atravesaba, pero de alguna forma había que encauzar ese río que se desbordaba
en los momentos más inoportunos.
Recuerdo que sentadas en el borde de la piscina una tarde,
le propuse un juego: diríamos tacos, uno ella y otro yo y así hasta decirlos
todos, todos los que cada una sabía.
Ella estaba muy sorprendida, casi emocionada, no podía creer
que jugaríamos de verdad a decir palabrotas. Tuve que empezar yo, ya que ella no se atrevía. Y ahí fuimos:
- ¡¡piiii…!!
Y ella se partía de la risa. Entonces disparaba:
- ¡¡piiiii…!!
Y se carcajeaba mientras se tapaba la boca con su mano
infantil. Yo también estaba contagiada de su diversión extraordinaria, también
me partía de la risa. Y así taco tras taco, cada vez más gordos, los dijimos
todos, no nos quedó ni uno solo, e incluso aprendimos unos cuantos. Fue uno de
los juegos más divertidos que compartimos. Hoy a sus veintitantos, ella lo
recuerda igual que yo, con gran cariño.
Pues bien, ahí se acabó la etapa incómoda de los tacos, ahí
dejó de sufrir por sus impulsos, porque sencillamente ya no eran prohibidos, no
eran tan compulsivos.
Quizás podríamos hacer lo mismo cuando la nostalgia toca una
y otra vez a nuestra puerta y sobre todo, cuando entra en nosotros sin permiso.
Quizás deberíamos permitirnos sentirla, nombrarla, reconocerla. Como en aquel
juego, inventarnos un modo de dar espacio a ese sentimiento que nos asalta.
Hago yo el saque con este post, esta receta y este bello poema de Mario Benedetti.
Ahí va:
Nostalgia
Uno evoca dulzuras
Cielos atormentados
Tormentas celestiales
Escándalos sin ruido
Paciencias estiradas
Árboles en el viento
Oprobios prescindibles
Bellezas del mercado
Cánticos y alborotos
Lloviznas como pena
Escopetas de sueño
Perdones bien ganados.
Pero con esos mínimos
No se arma la nostalgia,
Son meros simulacros.
La válida, la única
Nostalgia, es de tu piel"
Mario Benedetti
Pido disculpas si alguien se siente removido por estos humores, puede que todo esto, no venga más que a cuento de que estamos a final de año y es época de hacer recuento, de evocar y de añorar. Pero que es cierto lo es, que hay sabores que jamás se olvidan, horas que nunca pasan y amores de los que nunca nos separaremos.
Sopa de cebolla
Ingredientes:
150 g. de mantequilla
2 Kg. De cebollas
Una
cabeza de ajos
75 g. de
harina4 l. de caldo vegetal
Medio litro de vino blanco seco
Unas hojas de laurel
Tomillo
Sal y pimienta al gusto
Una o dos barras de pan
Queso rallado
Tengo que advertir que estas medidas son para más de veinte personas. Celebraremos una fiesta de año nuevo en casa y vendrá mucha gente. Para medidas más racionales, simplemente dividir.
Empezamos cortando la cebolla en juliana muy fina
Mientras tanto, ponemos a derretir a fuego muy bajo la mantequilla, en esta ocasión, en una olla bien grande
Una vez derretida, añadimos la cebolla y siempre a fuego bajo, iremos dando vueltas y vueltas hasta que la cebolla comience a tomar color. Esto nos llevará no menos de una hora en el caso de cantidades normales. En este caso, se llevó sus dos o tres buenas horas.
Cuando la cebolla empieza a ponerse dorada, añadimos el ajo picado y la harina. Removemos bien.
Añadimos el caldo poquito a poco, así como el vino
blanco, que será de buena calidad. Yo le he puesto mitad de vino blanco y mitad
de jerez seco.
También añadiremos unas hojas de laurel.
Mientras tanto,
cortaremos en rebanadas una barra de pan y meteremos en el horno para tostar
ligeramente.
Enseguida y antes de que
se quemen, sacamos del horno y espolvoreamos con queso rallado, volviendo a
introducir en el horno hasta que el queso se derrita.
Así poquito a poco,
hirviendo, la sopa se habrá integrado con las especias y estará despidiendo
todos sus mágicos aromas.
Serviremos de la
siguiente manera:
Pondremos sobre un plato
una o dos rebanadas de pan con su queso por encima
Entonces echaremos la
sopa sobre las rebanadas de pan
Y la sopa estará lista
para tomar
Hay quien como opción,
escalfa un huevo sobre la sopa, espolvoreando con queso rallado. Un gruyere en
este caso, sería estupendo.
El sabor de esta sopa no
se olvida fácilmente. Caliente, reconfortante, familiar.
Hay manjares que no
cambian.
Feliz año nuevo.
¡Potente esta sopa de cebolla!
ResponderEliminarNo sé. Se me hace un poco raro lo de caramelizar la cebolla con mantequilla. El sabor del aceite de oliva se me hace más familiar en este tipo de preparado. Pero no cabe duda de que tiene que estar fabulosa.
Me ha gustado mucho la idea del pan tostado con el queso ya encima (en casa se suele poner sobre la sopa y esta se gratina).
Aprovecho para desearte una feliz entrada de año.
Bs.
Carlos, de Vegetal... y tal.
http://vegetalytal.blogspot.com
Gracias por tu comentario Carlos. La verdad es que la sopa de cebolla es tan francesa, que privarla de la mantequilla me parecía un sacrilegio, pero tampoco es que sea yo de las que defienden la ortodoxia a ultranza, para mi siempre que la materia prima sea buena, que cada cual cocine a su gusto.
EliminarEn los Alpes se carameliza la cebolla con queso, fíjate, hay muchas variedades.
Aunque ya estamos entrados en él, también te deseo un feliz año.
Un beso.
Hola Viena, preciosa entrada. Si te digo la verdad, sólo he tomado la sopa de cebolla una vez, y fue en París. Me pareció excelente y me encantó, pero nunca me ha dado por hacerla en casa.
ResponderEliminarLa tuya me parece que debe parecerse bastante a aquella, y con esta receta no tengo excusa para no probarla.
Te deseo una buena entrada de año, rodeada de todos los tuyos, Feliz 2013!!
Besotes mi niña.
Nuria muchos besos también para ti y gracias por venir. A mi me pasó algo parecido con esta sopa, me enamoré de ella cuando la probé, en un restaurante francés y desde entonces la hago casi tradicionalmente por nochevieja, sin variarla, porque me parece riquísima.
EliminarSi vas a probarla, cuidado que esta receta era para muchas personas, para una sopa normal, de 4/5 personas, con medio kilo de cebollas va bien.
Un abrazo
Esta sopa también me trae recuerdos, siempre me ha encantado y la tenía un poco perdida. Gracias por recuperármela.
ResponderEliminarAprovecho para desearte un feliz año 2013
Feliz año Jose Antonio. Yo he convertido esta sopa en mi tradición de nochevieja.
EliminarUn beso.
Sobre tu introducción de la nostalgia y del ocurrente juego con tu hija de las palabrotas jejeje, nada que decir, como siempre tan humano e impecable.
ResponderEliminarY sobre tu sopa, qué gran sopa madre mía. Nos encanta y la hacemos muy poco!, esto tiene que cambiar.
Un muy feliz 2013 para ti y para los tuyos Viena!
Feliz año Carlos. La verdad es que siendo una receta que casi todo el mundo conoce, se hace poco. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn beso y gracias por tu comentario
Bueno, Viena, a ver si me dejan felicitarte el año estos malvados de Blogger. Espero que 2013 sea un año en que las cosas empiecen a ir un poco mejor en el mundo y en "la pell de brau" como la llaman los catalanes. Fíjate, 2013 ya, y hace nada que yo discutía con mis amigotes si el milenio empezaba el 2000 o el 2001. Pero en fin, que el tiempo va como una bala. No sé si será para todo el mundo o para mí solo. De todos modos, a ver si en este año que entra conseguimos reunirnos y poder charlotear, comer y beber como hicimos en 2011 (¡en 2011 ya!)
ResponderEliminarBesos
No Sorokin, el tiempo va como una bala también para mi, el otro día le decía a una niña eso, que ella cumplía años cada doce meses y yo cada siete u ocho, jejeje, creo que esto pasa porque nos hacemos mayores.
EliminarPero bueno, hay que celebrar, no se acabó el mundo en diciembre, ni ocurrieron todas esas cosas agoreras que se vaticinaban.
Este año nos reunimos, vaya que si nos reunimos, la promesa ya está hecha.
Un beso grande
Viena, que linda anécdota nos cuentas y que manera tan divertida de corregir el vocabulario de un hijo.
ResponderEliminarPaso a desearte muy Feliz Año Nuevo, que tengas muchas bendiciones y salud.
Besos.
Querida Prieta, muy feliz año también para ti y muchas gracias por estar siempre por aquí.
EliminarUn beso grande.
Qué maravillosa entrada .. aprovecho estar por aqui para desearte un feliz Año 2013 que se llene de momentos que algún día seran nostálgicos... Un beso grande!!
ResponderEliminarUn buen deseo ese Helena, aunque lo mejor sería que siempre viviéramos tan intensamente que nos quedara poco tiempo para más.
EliminarFeliz año también para ti y un beso grande.
Querida Viena, qué bien traída esta sopa para este tiempo de añoranzas y penurias.
ResponderEliminarCréeme que nunca he hecho una sopa de cebolla, y la haré con tu receta, sin caer en la tentación de sustituir la mantequilla por aceite, al pie de la letra.
Te mando un abrazo, que el 13 esté lleno de salud, risas, comida y amor.
Sea: salud, risas, comida y amor. Miren son excelentes deseos. Y como le decía a Carlos más arriba, esta sopa es tan francesa que quitarle la mantequilla me parecería desvirtuarla. Verás como te gusta, eso sí, no la hagas para ese mogollón de gente que yo la he hecho o te vas a hartar. Una receta para 4 personas sería con medio kilo de cebolla más o menos. Suerte.
EliminarUn beso grande y muchas gracias por tu comentario.
Mi querida Viena ....los sabores, los olores de una sopita siempre me llevan de vuelta a casa.
ResponderEliminarUna receta para no olvidar.
Feliz Año Nuevoooooo!!!!.
Feliz año nuevo Fe-i*ká y un beso muy grande.
EliminarLa infancia, yo estoy constantemente acordándome de ella, me sorprende mucho cuando conozco a gente que dice que apenas se acuerda de nada, yo tengo grabadas conversaciones, olores, sabores e incluso cómo iban vestida la gente en todas las cosas que recuerdo y me remonto a los tres años por lo menos, desde esa edad todo está almacenado en mi memoria. Lo confieso, hago mucho flash-back a la infancia, debe de ser mi signo canceriano tan nostálgico el culpable :-P
ResponderEliminarMe ha encantado el juego que cuentas que hiciste con tu hija, tienen mucha suerte de tenerte, ellas, como madre. Y gracias por la receta, soy una sopera extrema. Besotrd
Querida Delikat: Un espíritu curioso y observador como el tuyo es lógico que se haya quedado con todos esos datos de la infancia, no hay más que echarle un vistazo a tu blog para ver la inmensidad de matices de tu sensibilidad.
EliminarAhora yo también tengo una buena caja de recuerdos así, con esos detalles de olores, colores, sonidos y demás. Que bueno no? que sean tantos los testigos sensitivos de nuestro paso por la vida.
Un beso grande Madamme.
Una entrada deliciosa, Viena.
ResponderEliminarda gusto leerte pues quien no recuerda su infancia enlazando recuerdos... sabores y olores... Siempre viene bien hacer un poco de reflexión, y si es por la llegada de fin de año... pues mejor.
Y he de felicitarte por esta estupenda sopa de cebolla: lo tiene todo, un color precioso, y un sabor.... bien calentita... qué gusto da saborearla!!! me ha gustado mucho tu receta. la próxima vez que la haga la haré así, a ver que tal.
Un beso, preciosa, y espero que hayas tenido una muy buena entrada de año.
Querida Titaniii, la entrada de año está siendo buena, muchas gracias y los mismos deseos para ti. A ver si dejo un poco atrás el exceso de trabajo (que en estos tiempos es bueno), y me reincorporo a todo esto.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y ya me contarás cuando hagas la sopa de esta manera si te ha gustado.
Un beso grande.
Un muy Feliz 2013 Viena... con el permiso de Blogger, claro. Y me adhiero a los deseos de Sorokin.
ResponderEliminarMuy bella entrada... y los tacos´-esta vez con tu permiso-, me encantan cuando representan descubrimiento. Eso es lo que pasa en la infancia... todo es nuevo, todo está por descubrir, todo llama la atención... ¿y por qué no los tacos?.
La sopa de curioso, la hacemos casi, casi igual... excepto que yo no utilizo mantequilla ni le pongo tomillo. El resto, todo igual
Hola Oteador y Feliz año también para ti. Si le quitas la mantequilla y el tomillo, le quitas ¡La France! hombre. Está bien, claro, no es que solo pueda haber sopa de cebolla en Francia, pero un día prueba con estos matices y a ver que te parece. Yo la encuentro delicada y rica.
EliminarDe los tacos, habría larga conversación jajaja, pero estoy de acuerdo en que son descubrimiento en la infancia y sobre todo, como acercarse a los límites, al ver qué pasa. Por eso nunca quise cortarlo, solo jugar con ello.
Un beso grande.
Una estupenda entrada, que ha llegado a emocionarme...me ha encantado el capitulo de los tacos, muy valiente por tu parte! jijii.
ResponderEliminarLa sopa muy ríca y original , para mí, por la mantequila y el queso encima del pan, tomo nota!
besitosss y FELIZ 2013.
Golonsegus, ya me contaras cuando la hagas que te pareció. Te deseo también un feliz año y te agradezco la visita y el comentario.
EliminarUn beso grande.
Que buena forma de empezar el domingo que leyéndote y que bueno no tener nostalgia de ti por verte todas las semanas. Un besazo me ha encantado
ResponderEliminarEhh Loreto, verte por aquí también es un regalito para mi mañana de domingo. Muchas gracias y también me siento afortunada de disfrutarte todos los jueves, esa clase se está convirtiendo en "algo más" jejeje. Te quiero chiqueta.
EliminarUn beso.
"Quiero emborrachar mi corazón / para apagar un loco amor / que más que amor es un sufrir..." Así empieza el tango Nostalgias cuya letra es de Enrique Cadícamo quien, de tan nostálgico, llego a morirse a los 99 años.
ResponderEliminar¿Sabés una cosa, Viena? La gastronomía no puede limitarse a una colección de recetas... por eso, me encanta tu blog, porque cada receta se inscribe en un contexto de humanidad que le da sentido.
Yo también probé la sopa de cebollas en un bodegón (¿tasca en España?) de esos que ellos llaman brasseríe en París.
Está claro que tu receta es ortodoxamente francesa, por lo de la manteca y el tomillo; pero es necesario admitir las adaptaciones nacionales (vos la hacés, con la debida aclaración y delicadeza que te caracteriza). Estas adaptaciones crean nuevos contextos de sentido que enriquecen el plato no nuevos aires de humanidad.
Gracias Mario por tu comentario, lleno de palabras amables. Estoy totalmente de acuerdo en que la gastronomía no puede limitarse a un compendio de recetas, ni siquiera al marco espacial de la cocina. Creo que es cultura viva y de cada rincón del planeta en donde habite un ser humano. Por tanto, humanidad expresada y enriquecida, cómo no, con aromas, texturas, sabores....
ResponderEliminarUn abrazo