Reanudamos con una receta sencilla y clásica, aunque eso sí,
con un toque del gran maestro de la cocina y experto en huevos: Michel Roux.
Con ella también retomamos la serie "Europa es más que crisis" y vamos a aprovechar para acercarnos un poco a Portugal, este país que más que
vecino, es como si fuera nuestro primo.
Lo que un país es en fecha determinada, como sucede con las
personas, es resultado de los avatares de su historia, del mapa de un recorrido
por su existencia.
Portugal estuvo cuarenta años bajo una dictadura que la
aisló del resto del mundo y esa huella aún persiste en lo culinario, sobre todo
en la pureza de las tradiciones, puesto que durante ese tiempo, la agricultura
y en general el medio rural, apenas tuvo cambio.
La verdad es que si el aislamiento es negativo, sobre todo
cuando es forzado por una dictadura, la uniformidad a la que la Unión Europea
tiende a llevarnos a todos, tampoco es
que sea mucho mejor.
Para bien y para mal, en Portugal, todavía cerca de su
historia pasada y entrando despacio en su futuro, aún se encuentra una riqueza
regional que nos lleva a una cocina auténtica, de alto valor cultural.
Por otra parte, también puede verse en la culinaria
portuguesa, la tradicional pobreza a la que el medio rural ha estado sometido. Nadie
como los portugueses para sacar partido a ingredientes humildes, sencillos,
considerados en muchas partes como de segunda o de tercera categoría.
Sin pretensiones de profundizar demasiado, porque sería
extender muchísimo este post, hagamos un pequeño recorrido por la mesa de los
portugueses:
Cualquier comida que se precie en Portugal, comienza con una
sopa o un caldo y el “caldo verde”, que
se hace con una variedad de col que sólo se da en Galicia y Portugal, es una de
las delicias nacionales.
La couve galega, con la que se hace el plato, crece bajo las
vides y está presente con su intenso color verde, en todos los mercados portugueses.
Es tan popular, que se vende incluso ya preparada y lista
para su uso en el caldo cuyos ingredientes principales, además de la col, son:
cebolla, chorizo, patatas y pan de corteza gruesa, un pan de maíz muy típico,
sobre todo en el norte.
Por otra parte, Portugal es una maravilla para los amantes
del pescado, porque hay una gran variedad y calidad de pescados y mariscos.
Destacan las sardinas, que son sin duda el pescado favorito
de los portugueses, aparte de que constituyen más del 40% de la pesca
portuguesa.
Otro destacado es el bacalao, con una gran tradición en
formas de prepararlo desde que Colón conociera América y los barcos portugueses
se adentraran en Terranova para pescarlo.
Fue por entonces cuando los portugueses aprendieron a
limpiarlo después de la faena y a conservarlo en los barcos.
Actualmente la mayoría del consumo que se hace de bacalao en
Portugal, ya no procede de la pesca propia, sino que viene importado de
Noruega, Inglaterra o Canadá.
En cuanto a la carne, en Portugal es de excelente calidad. Por
un lado porque las razas de vacuno, cordero o cabrito, son muy puras debido al
aislamiento rural y por otra parte, porque como decía más arriba, por la
pobreza de este país, los portugueses se han hecho especialistas en sacar
partido a piezas consideradas de menor calidad, pero que son cocinadas con tal
destreza que se convierten en manjares.
El apartado de dulces es extraordinario, con una gran
presencia de la yema de huevo en forma de cremas y doces de ovos, ya que en la fabricación de vinos, se usaban las claras y había siempre un
excedente considerable de yemas que los conventos, extendidos por todo el país,
han sabido trabajar de forma magistral.
De los vinos, podemos decir que aunque son muy famosos el
Oporto o los Madeira, a nivel de exportación, en realidad los vinos que toman a
diario los portugueses son los vinho verde, un vino blanco muy popular de entre
8,5 y 11,5 grados de alcohol y mucha aguja.
El por qué se denominan verdes, no es por la calidad del
vino o sus uvas, sino por la región de donde proceden, el Minho, en donde las lluvias frecuentes, proporcionan las
condiciones ideales.
Y bueno, esta vez no me adentraré en el tema turístico,
porque la verdad es que sólo he estado en Portugal en un par de ocasiones y no
lo conozco lo suficiente. Sí es cierto que es, como imagino que para muchos
españoles, una gran asignatura pendiente, ya que al estar tan próximo, es un destino
que una va dejando para más adelante, creyendo que siempre será posible hacer
una escapada de unos pocos días.
Si os apetece dar una vueltecita por la información que nos
deja nuestra amiga Delikat ella ha dedicado varias entradas en su blog a Portugal y creo que la
crónica de los viajeros es siempre la mejor información que se puede obtener de
un lugar.
Por mi parte, lo dejo aquí, con esta receta a la portuguesa,
que espero os guste.
Ingredientes:
4 huevos
Un par de ramitas de tomates cherry
Aceite de oliva virgen extra
Un diente de ajo
Sal y pimienta
2 cucharadas de nata
3 ó 4 cucharadas de jugo de cocción de pollo asado
La verdad es que la genialidad de Michel Roux es esta aportación a los huevos revueltos, el jugo de la
carne asada, que mezclada con los huevos da un toque realmente sabroso al plato.
Así que lo primero que haremos es asar medio pollo de campo
que nos servirá de segundo plato.
Simplemente en un recipiente para horno, ponemos el pollo
bien embadurnado con manteca, salpimentado y especiado con tomillo y unos
ajitos.
Añadimos unas
cebollitas y un vasito de vino blanco seco y al horno, hasta que esté bien
hecho.
Mientras tanto, picamos el diente de ajo y mezclamos con un
chorrito de buen aceite
Luego pintamos con la mezcla los tomatitos, uno por uno con
cuidado.
Los colocamos en una fuente, echamos unas pizcas de sal gordita
por encima y los metemos al horno durante veinte minutos o el tiempo necesario
para que estén hechos.
Finalmente y justo antes
de comer, prepararemos los huevos revueltos.
Ponemos un poco de aceite
en una sartén y batimos ligeramente los huevos, en un recipiente.
Echamos los huevos a la
sartén, que estará a fuego muy, muy bajo y removemos suavemente con una cuchara
de madera.
Al cabo de tres o cuatro
minutos, empezarán a cuajar. Seguimos removiendo hasta que alcancen el punto
que a nosotros nos guste.
Finalmente ya fuera del
fuego, añadimos la nata y ya podemos servir de inmediato.
Montamos el plato
colocando los huevos en el centro y alrededor, echaremos unas cucharadas de la salsa
de pollo
Por último, coronamos con
una ramita de tomates cherry asados
Y ahí tenéis un plato
sencillo, pero delicioso
Y ese toque de los
tomatitos con su ajo y aceite, hummm, probadlo, probadlo.
Ya he vuelto, así que nos
vamos viendo por aquí.
Un abrazo
Hola Viena. Qué bueno que estés otra vez en la blogosfera contándonos deliciosas recetas.
ResponderEliminarPor aquí, en Bruselas hay muchos restaurantes portugueses y yo, me dedico a peregrinar por todos a ver si encuentro un bacalaho na braz que me llene, porque es uno de mis platos favoritos. Todavía no lo he encontrado. De las sardinas asadas, un verano en el Algarve me puse como un Pantagruel, pero fuera de Portugal no se encuentran comm'il faut.
Tus huevos tienen una pinta excelente, aunque al principio lo del jugo de pollo me deja un poco perplejo, pero sí, hay que probar.
Un abrazo
Recuerdo tus aventuras con las sardinas, sí y comparto tu gusto por el bacalao. Te recomiendo que mires por el blog de Apicius, que caray, tiene recetas de bacalao para todos los gustos y todas son excelentes, doy fe que muchas de ellas las he probado personalmente.
EliminarEl toque del jugo del asado de verdad que es una genialidad, al mezclar con los huevos, hace cositas ricas en la boca, está muy bueno.
Pruébalo un día, que es bien fácil.
Un abrazo y gracias por tu visita.
Tengo mucha relación con la cultura portuguesa por amigos de allí y me ha gustado mucho tu entrada, tan bien explicada y detallada. Estos huevos me chiflan, están requetebuenos.
ResponderEliminarBesos
Gracias Natalia por tu comentario y me alegro de que te haya gustado. Un abrazo
EliminarQue gran introducción, me ha encantado. Una pregunta, ¿lo del remojo de los tomates por qué?
ResponderEliminarUn gran añadido el jugo de asado.
Un saludo y bienvenida.
Hola Carlos y gracias por la visita. Lo de poner los tomates en remojo la verdad es que no lo sé exactamente pero no es la primera vez que lo veo esto en alguna receta. Creo que debe ser para que al asarlos, mantengan la compostura, como ves, quedan bastante bien, o quizás para que la piel se suelte con facilidad, que también es otro de los efectos que yo he observado.
EliminarComo cité, la receta es de Michel Roux y sí, él dice esto de poner los tomate en remojo al menos veinte minutos. Yo lo seguí.
Gracias por la bienvenida, y nos vamos viendo.
Un abrazo
Como todo lo simple ; genial.
ResponderEliminarQuerida Sol, es verdad que lo simple es genial, o lo sencillo, diríamos mejor, que bien mirado no es lo mismo.
EliminarTengo que escribirte, ahí ando a ver si saco tiempo.
Un beso grande y gracias por venir.
Una entrada estupénda, como el revuelto, seguro!
ResponderEliminarBesitosss y bienvenida.
Gracias Golonsegus por tu visita y la bienvenida. Por aquí estaremos a ver si consigo, más a menudo.
EliminarUn beso.
Nos gusta
ResponderEliminarFaltabas en la nube culinaria. Me alegra poder leerte nuevamente y disfrutar de tus ideas.
Si es simple es sabroso.
Bienvenida Viena
Muchas gracias Daniel, muchas, muchas gracias. Tu comentario me halaga. Es verdad que los platos más simples son a menudo los más sabrosos, pero hay que prestar atención con ellos. Yo suelo decir a mis alumnos esto: "Esta receta es muy fácil: muy fácil de hacer, muy fácil de estropear". Ellos ya saben que esto es así y seguro que también tu.
EliminarTe agradezco la visita y el amable comentario.
Un abrazo
Viena, qué buena entrada, me ha encantado, y la receta me parece deliciosa y sencilla.
ResponderEliminarSaludos
Querida Claudia: Es cierto que es sencilla y deliciosa, unos huevos revueltos cuajados en su justo punto, son una delicia y los toques de tomate y el jugo, te aseguro que le dan categoría de gran receta. A ver si te animas y la haces.
EliminarUn beso y gracias por tu visita.
Siempre da gusto pasar por tu blog, Viena.
ResponderEliminarPonés en evidencia lo que debiera ser obvio, pero no lo es tanto... detrás de toda receta hay personas con historia y, sin la recuperación de esa historia, resulta muy difícil encontrarle el verdadero gusto a los platos.
Portugal es un país maravilloso; la recta de Michel Roux que rescataste, inigualable.
Muchas gracias por tu comentario Mario. Compartimos esa opinión de que Portugal es un país maravilloso.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuanta razón tienes Viena, aquí al lado y que poco sabemos de nuestros vecinos. Y la verdad, no sólo de bacalao vive el portugués. Tiene una gastronomía muy amplia y, sobre todo, casi siempre muy sencilla de elaborar, con los ingredientes justos y conservando el sabor de cada uno de ellos.
ResponderEliminarHola Oteador: Creo que es una asignatura pendiente para muchos de los que somos viajeros, como que lo hemos dejado para un puente largo, ya que estaba tan cerca y al final Portugal es la gran olvidada en muchos sentidos.
EliminarYo lo tengo ahí apuntadito en mi libreta de prioridades, así que un día de estos, me voy a saldar esa cuenta, al menos un poquito.
Un abrazo y gracias por tu visita.
Que bueno poder leerla des pues del mes de paro. Como no podía ser de otra manera la entrada de este post excelente, dando un buen repaso a la culinaria del país.
ResponderEliminarDe este revuelto me ha gustado la combinación con salsa del asado de pollo, que intuyo no quedara mal el jugo de otras carnes. Tengo que probar esta combinación ya que nunca lo he hecho y también probaré mezclando a los huevos batidos el jugo de algún asado.
Le deseo un buen domingo a pesar del gobierno.
Saludos
Buenos días Apicius y muchas gracias por la bienvenida.
EliminarEfectivamente la gracia de este plato creo que es el agregado de salsa de asado y sí, claro, incluso el mismo Michel Roux dice que se puede hacer con carne asada de ternera o de pollo o de lo que queramos.
Para mi ha sido el toque genial, la mezcla con los huevos se enriquece muchísimo. Pruébelo y verá que está muy bien.
Ya nos vamos viendo por esta ventana, después de un parón de navidades, estamos de vuelta.
Un abrazo.
Hola Viena,
ResponderEliminarMuchas gracias o mejor, muito obrigado por esta entrada que hiziste sobre la tierra de mis abuelos, la de mis padres y la mia, aunque la que me vio nacer y crecer fuera otra. Hablaste de Ella con tanto cariño y respeto que no podia no dejarte un comentario de agradecimiento. Gracias tambien por tu blog que sigo desde mucho. un abrazo
Muchísimas gracias a ti Sandrine por dejarme tu comentario, porque me llega dentro ver que he conseguido transmitir como dices, ese respeto que siento por tu tierra.
EliminarGracias también por seguir mi blog.
Un abrazo.