Más fácil imposible y un festival para la vista y el paladar
de los amantes de la buena mesa. ¿Qué
más se puede pedir?
La receta se encuadra dentro de la cocina tradicional de estas tierras
de Alicante y en concreto, del pueblo de Agost a muy poca distancia de donde yo
vivo.
Está a 18 kilómetros de Alicante y tiene algo más de cuatro mil
habitantes. Es un pueblecito que me encanta visitar, por varios de sus
atractivos.
Por un lado, tiene una gastronomía tradicional excelente. Es un pueblo gazpachero por
excelencia, así que no es raro encontrar maravillas tan inéditas como el
gazpacho de sardinas o este mismo que hoy os traigo de bacalao. También tiene
por supuesto el gazpacho más normal, el de carnes, pero no son sus únicas
especialidades.
Hay unas tortas de cebada que se toman con aceite y bacalao, aceitunas,
etc. que hay que probar.
Por si esto fuera poco, Agost es el pueblo del barro, el único actualmente de toda la Comunidad
Valenciana que aún mantiene muchos talleres artesanales en donde con un poco de
suerte, podemos ver en directo cómo trabaja el alfarero en su torno, sacando
vasijas y botijos y regalándonos con un espectáculo que cada vez es más difícil
poder disfrutar.
Recuerdo cuando descubrí uno de estos talleres, el del abuelo Emili
Boix, que me dejó totalmente maravillada. Producto de aquella impresión, fueron luego, las
clases de cerámica, que tanto disfruté. El barro es realmente noble, una materia
serena que transmite esa nobleza con su tacto, con su dócil disposición al
moldeado.
Solíamos ir a ver a Emili Boix, los sábados o los domingos y siempre resultaba
para nosotros un regalo aquella exhibición humilde de algo que hacía allí, en
un momento, delante de nuestros ojos. Luego con el tiempo, llevaba a mi hija, a que conociera ese arte, esa maravilla.
Bueno, que como veis, os animo a los que estáis más cerca, a que
tengáis esta experiencia, porque merece la pena y todavía se puede visitar el
taller de Emili Boix, aunque ahora es su hijo, también llamado Emili Boix el
continuador de esta familia de alfareros.
Supongo que de forma natural o lógica, el taller se ha modernizado y en mi última visita, hace ya meses, pude
comprobar que Emili ha unificado el arte del barro, con la expresión cultural e
histórica del mundo antiguo, ya haciendo piezas inspiradas en la artesanía
árabe, griega o romana.
Y bueno, vamos con la receta, que como siempre, me disculparéis que
venga al final de tan largo comentario, pero es que cuando inicio una
entrada, nunca sé hacia donde me llevará.
Muchas veces pienso que no soy yo la que elijo el tema, sino al revés, el tema
me elige a mí y hoy la cosa fue por Agost, ese pueblecito encantador que “parió”
esta receta.
Ingredientes: (para 3/4 personas)
Dos tortas de gazpacho
Aceite de oliva virgen extra
Medio kilo de bacalao desalado
Dos cebollas
Dos tomates
Unos ajos tiernos (alcachofas cuando es temporada)
Un pimiento rojo
Sal y pimienta
Y procedemos:
Primero ponemos a hervir el bacalao en aproximadamente litro
y medio de agua.
Dejaremos que hierva poco tiempo, unos tres o cuatro
minutos, máximo. Luego sacamos de la cazuela reservando el caldo y desmenuzamos
en un plato. Reservamos.
Por otra parte, en una paellera o mejor una gazpachera, freiremos la cebolla troceada, con
un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
Cuando la cebolla comienza a transparentar, añadimos el
pimiento cortado en cuadraditos y seguimos friendo
Cuando el pimiento está prácticamente hecho, añadimos los
tomates rallados
Freímos todo bien, mientras cortamos la torta de gazpacho.
Respecto a la torta de gazpacho, que es una preparación
hecha a base de harina, agua y sal, algunas anotaciones:
Venden en los comercios, torta de gazpacho ya cortada, en
paquetes, lista para ser usada. También venden las tortas enteras, redondas y
grandes. En ambos casos, la torta está como deshidratada y por tanto, crujiente.
Se corta con la mano en trocitos irregulares, al gusto.
También se puede hacer en casa, lo que si bien nos acerca a
las recetas originales y sin duda, es la mejor opción, también es cierto que
convierte el plato en más elaborado y quizás la idea, nos disuada de cocinar un
buen gazpacho, lo que sería una pena.
La opción que yo he elegido es la intermedia, he comprado
unas tortas caseras que no las había visto antes en los comercios y la verdad,
me han parecido muy buenas. Si veis, permiten por su grado de humedad, ser
cortadas con tijera, en cuadrados más o menos regulares en tamaño.
Se llaman “La abuela de Ubeda” y están hechas en Pinoso
(Alicante). Por lo que he visto, tienen incluso tienda on line, así que si
alguien tiene dificultad para encontrarlas, esta es una buena opción. Os paso el
enlace:
Y bien, sigamos con
la receta.
Cuando ya tenemos el sofrito en su punto, añadimos la torta
cortada en trozos y removemos para impregnar bien la torta, con el sofrito.
Y a continuación, añadimos el caldo que teníamos reservado,
de hervir el bacalao y salpimentamos.
Dejamos cocer el conjunto, mientras preparamos el último
toque con el bacalao.
En una sartén aparte, freímos en un poco de aceite, los ajitos
tiernos cortados en trozos y antes de que tomen color, añadimos el bacalao
desmenuzado y le damos unas cuantas vueltas.
Cuando el gazpacho está ya hecho, al cabo de unos diez
minutos, con la torta blanda y caldosito, añadimos por encima el bacalao con
los ajetes.
Y ya está, tenemos un plato extraordinario, que es más
ligero que el gazpacho de carne y por tanto ideal para el verano, aunque si os
gusta tanto como a mí, ya veréis como lo haréis en cualquier época del año.
La receta viene reflejada con alcachofas en el libro de Francisco
G. Seijo Alonso “Gastronomía de la provincia de Alicante”. Ahí se recomienda
servir aparte el bacalao y las alcachofas. Son variaciones que cada casa
aporta. Yo suelo usar alcachofas o ajetes, según la temporada y siempre lo
mezclo todo sobre el gazpacho antes de servirlo.
Espero que os animéis a probarlo.
Un abrazo
Tiene una pinta espectacular!! Apuntado queda porque es el típico plato que me va, y mucho!!
ResponderEliminarSeguro que te gustará Carlos, es de esos platos que se adoptan. Gracias por tu comentario. Me alegra verte por aquí.
EliminarYo me sé de uno al que le encantaría.... Un beso enorme!
ResponderEliminarMaría :)))
Jajaja María, fue al primero que le escribí después de publicar, para decirle Eh! mira que esta receta es de las que te gustan. A ver si lo hace.
EliminarGracias por venir a visitarme por aquí, pero mujer, no te quedes en el anonimato, que casi te borro el mensaje creyendo que era spam.
Un beso grande
Naturalmente, conocía el gazpacho manchego, que se hace parecido pero con bichos de monte, como la perdiz, pero del de bacalao, ni noción. En fin, contigo siempre se aprenden cosas. No te digo que lo voy a hacer, porque luego no lo hago, además, aquí no sé donde demonios iba a encontrar torta de gazpacho. Lo que sí he hecho es un remedo del postre de cerezas que publicaste hace tiempo. Y no me salió demasiado mal. Lo contaré en mi próximo blog.
ResponderEliminarBesotes
Ya lo he contado en el blog de los aburridos. La verdad es que no salió mal, pero tengo que hacerlo de nuevo con más nata, porque me quedé corto.
ResponderEliminarAnoche lo vi Sorokin y quise comentarte en el blog pero no me lo permitía no sé si mi teléfono o tu blog, ahora voy para allá a intentarlo de nuevo.
ResponderEliminarMuchas gracias por venir y comentar. Sé que el gazpacho de carne lo conoces, pero estoy segura que este te gustaría más, porque no lleva conejo jejeje.
La torta puede que allí no, pero tu vienes a Madrid a menudo y allí, no me cabe la menor duda que hay torta de gazpacho. Si te animas un día me lo cuentas ;-)
Un abrazo
Este próximo domingo lo haré, me encanta el gazpacho de carne, el de mero y este con bacalao, tiene que estar delicioso. Un besote dede Torrevieja.
ResponderEliminarJuan M. Medina
Pues tienes que contarme qué tal te salió. Seguro que te va a gustar, es muy sabroso y sale un poco de lo habitual.
EliminarUn beso grande también para vosotros.