Mucha gente daría cualquier cosa
porque esta frase hecha, aparentemente sin importancia se cumpliera ¿Verdad?
¡Año nuevo, vida nueva! Como si la vida no
fuera nueva cada instante, como si cada día, no fuera en realidad un inmenso caos de
probabilidades.
Pero entonces ¿Por qué a tanta
gente le parece que todo está ya escrito y decretado por fuerzas mayores que sí
mismo? ¿Por qué tantas personas creen que es muy difícil poder cambiar algo?
Einstein decía en una ocasión: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos las mismas cosas”. Es un pensamiento muy interesante.
Esto abarca: reaccionar de otros modos, votar a otras gentes, viajar a destinos diferentes, elegir cerca a otra clase de personas, invertir los procesos, dejar que el miedo sea solo miedo y nunca un ancla… Etc.
Es bueno de vez en cuando salirse
del enfoque automático o lo que yo llamo, romper fractales. Declarar un día al
mes, por poner un caso, el día en que
rompamos nuestros fractales, nuestros patrones repetitivos.
Nos sorprenderemos con el poder
de los pequeños movimientos y los cambios en cascada que son capaces de provocar.
Nuestra vida es siempre nueva, aunque a veces nos cueste verlo, vamos de
estreno.
Y hablando de estrenar, hoy estreno una nueva receta de naranjas
confitadas.
Ya las hacía yo por estas fechas,
cuando la cosecha se amontona en la repisa, pero cayó en mis manos esta nueva
receta, tradicional del pueblo de Orxeta
y como me gusta experimentar, allá que me he puesto.
Divinas, el resultado me ha
parecido divino, un aroma impresionante que lo ha impregnado todo, a naranja y a
canela y un sabor… Intenso, exquisito.
Os diría que no os perdáis la
experiencia. Una tostada en el desayuno, con esta melaza de naranja y su trozo
confitado, con un buen café caliente, es tocar el cielo.
Y es bien fácil de hacer, vais a
ver:
Ocho naranjas
Azúcar en cantidad suficiente
Dos palitos de canela
Así hacemos:
Después de lavarlas muy bien, cortaremos las naranjas, con piel y todo, en seis partes cada una y las pondremos a hervir, en una cazuela amplia, cubiertas de agua.
Cuando todo empiece a hervir, cambiamos
el agua y volvemos a poner en el fuego.
Este proceso lo repetiremos tres
o cuatro veces, para que la piel de las naranjas, pierdan amargor.
En el último cambio, escurrimos
bien las naranjas y pesamos.
Volvemos a colocar en la cazuela,
esta vez sin agua y añadimos entonces el mismo peso de azúcar que tenían las
naranjas, así como dos palitos de canela.
Enseguida el azúcar se disolverá
entre las naranjas. Tenemos que cocer a fuego lento, destapada la cazuela,
durante una hora o algo más. En mi caso, han estado 70 minutos.
Veremos que el azúcar se va
convirtiendo poco a poco en una melaza. No debe caramelizar, vamos removiendo
de vez en cuando, atentos al color, que nos dirá en qué punto está el azúcar. Como
decía, debe estar alrededor de una hora de cocción lenta.
Una vez confitadas las naranjas,
apagamos el fuego y dejamos reposar unos minutos antes de envasar en tarros de
cristal a nuestro gusto.
No os exagero si os digo que esto
es serio señores, un manjar donde los haya
Y si es para regalar, os aseguro
que es un buen regalo. Se os harán fans.
Me ha gustado mucho la receta y
jamás la hubiera descubierto si hubiera pensado que ya sabía hacer esto, que
todo estaba inventado o que no merecía la pena probar el cambio.
Un abrazo y Feliz Año ¡¡Nuevo!!
¡Pero que buen regalo para comenzar el año! Naranjas y mandarinas son frutas ya de por si exquisitas y que en estas tierras levantinas abundan, sería estupendo que con esta su receta aumentara su consumo, pues este año se encentran en el árbol la mayor parte sin recolectar. De momento nosotros por nuestra parte comenzaremos a ver que tal nos sale esa confitura de naranja, al tiempo que imaginamos figuras calidoscopias, al pensar en la forma que se pueden romper fractales. ¡Feliz Año Nuevo!
ResponderEliminarBienvenido Fisquero. La verdad es que si en lugar de consumir tantos productos exóticos consumiéramos más con la filosofía del kilómetro cero y productos de temporada, otro gallo cantaría. Todavía hay muy poca conciencia de los recursos que se emplean en transportar alimentos desde lugares lejanos, aunque esos productos sean ecológicos, poco ecológico es el sistema por el que nos llegan a la mesa, sobre todo si desplazan a estos productos que crecen a nuestro lado.
EliminarAdemás, seguramente nuestro organismo es más afín, por cosa de la adaptación al terreno, al clima, etc., a estas naranjas tan nuestras, que a alimentos que aunque sean muy ricos, crecen y viven en lugares muy lejanos y distintos.
Prueba estas naranjas confitadas y verás que cosa más buena y sana.
Y muchas gracias por tu comentario. Disfruta también de ese caleidoscopio.
Un abrazo
Creo que tienes razón, hay que ponerse a romper fractales, que ya me estoy sintiendo un poco agobiado con las actividades cotidianas. En cuanto pueda, me voy a Viet Nam de vacaciones. Sin broma
ResponderEliminarTe deseo un feliz 2015, aunque ha empezado bastante mal, con esa agresión de las negras fuerzas del odio y la intransigencia contra la libertad de expresión en París.
Besos
Feliz año Sorokin. Efectivamente mal lo empezamos. Cuántos muertos en la cuenta del fanatismo, esto no tiene fin, es una maraña eterna.
ResponderEliminarSe me hace difícil imaginar que te hartes de lo cotidiano, tu que viajas con tanta asiduidad y que casi, lo cotidiano debes tenerlo más en un avión rumbo a cualquier parte, que en un espacio cerrado y fijo.
De cualqueir modo, te deseo felicidad, la justa para saborear la vida y no tanta como para que te quedes quieto. Ya sabes que el universo se mueve.
Un abrazo.
Que ricas las naranjas uhmmm
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu post y estoy totalmente de acuerdo con la reflexión hace unos meses que me quedé con una frase "Si quieres conseguir cosas que nunca has tenido tendrás que hacer cosas que nunca has hecho" y en ello estoy;)
Aprovecho para dejarte mis mejores deseos para este nuevo año que acabamos de estrenar, besicos sorianos.
Querida Raquel. Gracias por tu comentario y feliz año también para ti. Tu frase efectivamente es otra versión de la de Einstein, con la que como has leído, estoy totalmente de acuerdo. Es posible que seamos pequeñas o grandes colecciones de fractales, de patrones repetitivos que nos hacen dar vueltas y vueltas como a pequeños hanster en una rueda sin salida, pero eso se puede variar, está en nuestra mano. Podemos dejar de ser siempre los que ceden o ser siempre los que no ceden, dejar de ser los que siempre nos quejamos o los que siempre provocamos las quejas, dejar de ser los débiles siempre o los fuertes, qué se yo, dejar de ser los mismos de siempre y salir de esa rueda al menos alguna vez, eso nos ayudaría mucho a comprender al otro, a ser también el otro y acercarnos al mundo que no somos nosotros. Es matemático que eso produce cambios extraordinarios.
EliminarTe deseo mucha suerte en tu proyecto de conseguir lo nunca conseguido, ánimo.
Un abrazo con mucho cariño.
Que buen propósito Viena. Pero -siempre hay un pero- el día a día cotidiano se encarga de llevarnos la contra. De todas formas, como en "Casablanca", siempre nos quedarán esas naranjas confitadas. Abrazos.
ResponderEliminarOteador, querido amigo, el día a día cotidiano es muchas veces una interpretación, algo poco real y cambiable de hecho, si estamos dispuestos a creer en ello y hacer como decimos, las rupturas pertinentes. El débil no es débil, se cree débil ¿Recuerdas ese cuentecito sobre el elefante atado de la pata con una cadena a una minúscula estaca? Todo es ilusorio, si el elefante se da cuenta que es elefante, no hay estacas que lo retengan. Ese es el poder de la multitud, darse cuenta y romper sus fractales de debilidad.
EliminarTe deseo lo mejor para este año y con muchas, muchas ganas de un encuentro para charlar de esto y mucho más, con tranquilidad.
Un abrazo
Yo también intento romper "mis fractales" pero es tan difícil, además uno tiene, al menos en mi caso, tantas escamas. Respecto a esta Confitura de Naranja (lo pongo con mayúsculas a propósito) es maravillosa y lo digo con conocimiento de causa ya que Viena en una de mis visitas a Alicante me regaló un par de tarros y uno de mis yernos todavía me dice "Nunca he tomado una confitura de naranja tan excelente, que la que te regalaron en Alicante". Ahora he estado revolviendo en mis archivos, porqué estoy seguro que en alguna ocasión la he oficiado y de momento no la encuentro, así que tendré que volver a realizar una confitura conforme a la receta de Nostredamus, que más que una receta es un novenario. Espero a pesar de los factos diarios y el gobierno disfrute de la vida. Saludos
ResponderEliminarEstimado maestro: Siento mucha alegría de poder leerle por aquí. Aquello que le regalé era mermelada de naranja que está publicada aquí en el blog, puede acceder por el índice, o por el buscador del blog, o en este enlace http://saboresdeviena.blogspot.com.es/2011/01/mermelada-de-naranja-y-mas.html
EliminarLo de ahora es una naranja confitada cuya receta he descubierto muy recientemente, yo la hacía de otra forma y le puedo asegurar que está también buenísima, pruébela y verá, si puede, con naranjas no tratadas. En mi caso son de mi huerto, que ya lo vio usted, poquita cosa, pero lo que da, es bueno.
Respecto a los fractales, ya sé que es difícil, hay una tendencia tan grande a que seamos lo que siempre hemos sido, es seguramente porque así, nos sentimos en nuestra zona de confort, aquello de más vale malo conocido que bueno por conocer, pero tenemos que rescatar nuestro aventurero interior, al menos de vez en cuando, para explorar otras zonas, sin miedo, porque casi siempre lo que descubrimos, es mejor que lo ya conocido.
Le deseo lo mejor, para este año y para todos los días, por supuesto. Nos vamos viendo.
Un abrazo
Se ve riquísima Viena! Feliz Año!
ResponderEliminarFeliz año Prieta. Parece que hay algún problema con los comentarios, se me ha borrado la respuesta un par de veces.
EliminarUn beso.