Mucha gente cuando se le
pregunta, cuál es el mejor momento del día, responde que el momento del
desayuno.
Ya sea en casa, o en ese barecito
o cafetería cerca del trabajo, el momento del desayuno parece ser el que más
disfrutamos. Y digo yo ¿Será porque es nuestro momento tranquilo? A lo mejor es
porque a primera hora de la mañana estamos descansados o todavía más simple,
quizás sea porque es un rato en el que poder estar a solas consigo mismo. Y es que la hora de la comida la solemos
compartir con otras personas, pero el desayuno, la mayoría, lo hacemos casi
siempre en solitario.
El desayuno en cualquier caso,
tiene su historia. Por ejemplo: recuerdo una vez que un grupo de amigos, contábamos
cada uno sus manías tontas, esas manías que no tenían explicación pero que las
teníamos muy arraigadas. Fue impresionante comprobar cuántos de nosotros tenía
esas manías asociadas al desayuno. Nos reímos muchísimo, porque por ejemplo uno contaba que iba todos los
días a desayunar al bar y odiaba que le hablaran durante aquella media hora y
ya le sacaba de quicio, si le leían el periódico desde atrás, por encima de su
hombro. El momento del café era su rito sagrado, intocable.
Otro contaba que tenía que
desayunar en una taza concreta y no en otra, porque el borde, decía, tenía el
grosor justo. Cuando aquella taza se le rompió, tiempo más tarde, recuerdo que
hubo un gran ajetreo para conseguir una taza igual.
A otra le gustaba café, en vaso y
corto, con un dedito de leche fría. Eso le daba la temperatura exacta que le
gustaba. Llevaba locos a los del bar, jajaja.
Resultó ser muy curioso, saber la
cantidad de anécdotas que teníamos respecto al desayuno de cada cual.
Yo misma me levanto siempre un
rato antes que los demás, pensando en el placer íntimo de poder desayunar a
solas. Y no es que la compañía no me guste, a qué madre no le gusta desayunar
con sus hijas, pero incluso aunque tenga que desayunar dos veces, no perdono un
desayuno a solas, en mis cosas, en silencio.
En fin, no sé si vosotros tenéis o no manías y si disfrutáis del desayuno como la mayoría de gente que conozco, lo que sí sé, es que el bizcocho que hoy os traigo, de la mano de Oteador es algo más que un manjar para el desayuno.
Lo vi en su blog y se me hizo la boca agua, con esa miga que
se adivinaba blandita y rica.
Ahora, después de hecho, puedo confirmarlo: es suave y
sabroso, con el toque de naranja confitada que lo hace especial y bueno, le
dije que lo haría y aquí lo traigo.
Por agregarle algo de mi parte, y porque soy una golosa
empedernida, lo he bañado con chocolate y tenéis que creerme, ya sabéis como
combinan la naranja y el chocolate, esto está diviiinooooo.
Ingredientes:
125g. de harina de trigo floja
100g. de azúcar
100g. de mantequilla
2 huevos
Una cucharada de leche
Una cucharadita de levadura Royal
Naranja confitada en cantidad al gusto
La naranja confitada, es la que hice hace poco, que quizás recordéis.
Podéis ver la receta aquí
El resto, es muy fácil en realidad.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y
añadimos los huevos uno a uno, mezclando cada vez muy bien.
A continuación agregamos la harina mezclada con la levadura,
tamizándola con ayuda de un colador. Mezclamos bien todo
Ahora preparamos la naranja, cortándola en trocitos a
nuestro gusto y enharinando los trozos para que no se vayan al fondo cuando
horneemos.
Como veis esta naranja confitada casera, es muy jugosa, no
está tan seca como la que venden, además de tener un sabor mucho más intenso a
naranja. Yo os animo a que la hagáis, de verdad, luego en tarros de cristal dura mucho tiempo y
es una delicia.
Bueno, mezclamos los trozos de naranja con la masa y
colocamos el conjunto en un molde de plum cake, debidamente encamisado.
Ahora horneamos a fuego moderado (180º) durante 20 minutos más
o menos, dependiendo de vuestro horno, hasta que veáis que queda hecho.
No lo hagáis demasiado, los bizcochos están mucho más buenos
cuando mantienen un cierto grado de humedad. Es preferible pues, hacerlos
menos, que más.
Aquí veis como ha quedado después de hornear
Como os contaba, por aportar algo a la receta, yo lo he
cubierto de chocolate.
Simplemente ponemos a fundir 100 g. de chocolate con 50 ml.
de nata y cuando está fundido, cubrimos el bizcocho.
Un último toque por encima, de trocitos muy pequeños de
naranja y ya está
Cuesta esperar a que se enfríe para probarlo.
Queda jugoso, con una miga blanda y rica, impregnada de
sabor a naranja. Una delicia.
Muchas gracias Oteador por la receta. Y a vosotros amigos
¡¡Venga!! Que ya estáis tardando a hacer este bizcocho.
Un abrazo
¡Magnífico!, las naranjas están ahora en su punto.
ResponderEliminarSalud
Justo Loam, ahora es el momento, por eso me encanta hacer recetas de naranjas. Como saben ahora en ningún otro tiempo.
EliminarGracias por tu visita.
Salud
Que combinación más divina, me encanta! Perfecto para el desayuno o la merienda con un café. Y como me he sentido identificada con el "momento desayuno"! Siempre he dicho que es mi momento preferido, que lo disfruto mucho y también me gusta levantarme antes que mi pareja para hacerlo a solas, jeje. Saludos!
ResponderEliminarBienvenida, BruxaPelirroja. A ti como a mi, me gusta el desayuno, al menos parte del mismo, a solas, mirando al vacío, pensando en tranquilidad.
EliminarEl bizcocho está ideal para desayunos de este tiempo y además con esa naranja está realmente divino. Pruébalo.
Un abrazo y gracias por venir
Sin duda, los desayunos tienen un fuerte componente cultural. Cuando vivía en Londres, no podía pasar sin mis huevos con beicon y judias blancas con tomate. En París, un café crême y un croissant tiernecito y caliente, en Alemania, queso, fiambres y un huevo "drei-minute" (tiene que ser exactamente tres minutos cociendo) y, por supuesto, en Madrid, churros. De todo eso, la costumbre que me ha quedado es la del café con croissant, más una fruta y un yogur (que son mi toque personal). Y una vez dicho esto, por Toutatis, que voy a hacer el cake a la naranja, como ya le dije al Oteador en su blog. Y además, con naranjas confitadas a tu estilo. Eso sí, cuando me lo coma, volveré al croissant. :)
ResponderEliminarBesos
Maravillosa aplicación de aquello de: "Ve do vas, y como vieres así haz". Yo a falta de esas ricas experiencias extranjeras, cada tanto cambio mi desayuno, nunca tan potente como el inglés, pero alternando, unas veces tostada con mantequilla y mermelada, otras con aceite y pan de centeno, el yogur también suele formar parte de mi desayuno, zumo de limón y sobre todo, siempre el mate.
EliminarVenga, a ver si te animas con este bizcocho de Oteador, que es fácil de hacer y está muy rico, pero sí, es para tiempito puntual, que si no, la línea se resiente.
Un abrazo
Jo. Pues la verdad es que yo soy poco maniática en general, y el desayuno... pues me da un poco lo mismo. El desayuno en sí no, que me levanto con el hambre de cien ogros, pero tanto me da dulce que salado, sola que acompañada... bueno, mejor acompañada, de hecho :)
ResponderEliminarJajaja Ana ¿Con el hambre de cien ogros? Me encanta. Pues mira, igual eres rarita, porque hay que ver la de manías que en general tenemos la mayoría con esto del desayuno. Debe ser un gusto no tener esos condicionantes, porque la verdad, luego una se va de viaje y no tiene eso exactamente que suele tomar y ya ves, problema tonto.
EliminarGracias por venir y hacerme reir.
Un beso
Me encantan los bizcochos y de naranjas mucho mas, este tiene una pinta irresistible, un beso
ResponderEliminarGracias Mamen. Fíjate que yo he ido evolucionando mi paladar, es curioso, hay cantidad de cosas que antes no me gustaban y ahora adoro y por ejemplo, la naranja confitada, es una de esas cosas. Antes no soportaba ninguna fruta confitada y ahora la naranja sobre todo, la adoro. Combinada con los bizcochos o sola, que me tomo un trozo por la mañana con una tostadita y está riquísima.
EliminarGracias por tu visita y te mando un abrazo.
Wow, Viena, se ve riquísimo! Saludos.
ResponderEliminarBuenos días Prieta. Sí, es cierto que está rico, un peligro para las dietas sin duda, pero un placer de vez en cuando que hay que darse.
EliminarGracias por venir y dejar tu comentario.
Un abrazo
Hice las naranjas confitadas y es tan espectaculares. También pensé en hacer un bizcocho con los trocitos de las naranjas como has hecho, así que haré tu receta y completo dos recetas de Viena. Como me sobró una especie de sirope, le echare un poco a la masa para aromatizarlo aun mas. Posiblemente, este sirope lo utilizare para alguna mermelada o elaboracion salada, a ver que tal. Muchas fracias por las recetas tan fantásticas que nos brindas y sobre todo po intentar recopilar platos tradicionales, es importante no dejarlos en el olvido. No se si este comentario se publicará dos veces, no tengo costumbre de estos comentarios y me he hecho un lío. Un abrazo
ResponderEliminarHola Carmen: Qué bien que hayas hecho las naranjas, ¿ves que ricas?. Me parece una idea estupenda la de enriquecer el bizcocho con el sirope, yo no lo pensé si no lo habría hecho, incluso sustituyéndolo por la cucharada de leche que lleva.
EliminarYa nos contarás si lo haces, que seguro te saldrá estupendo.
Un abrazo y gracias por tu visita y comentario.
Ya tuviste que contar lo de la taza. Aún conservo la nueva. Un beso
Eliminar¿Así que todavía conservas aquella taza? Aún recuerdo la indagación y la búsqueda desesperada por Elche, por Alicante y por toda España, jajaja. Las chicas del "Imagina thé" no lo entendían, pero al fin la consiguieron de algún lugar.
EliminarGracias por dejarme comentario, ha sido emocionante, no sabía que me leyeras.
Un beso.
Gracias por el comentario
ResponderEliminarPues sí. Tengo manías con las tazas a la hora del desayuno. Para que lo vamos a negar. Aunque, si "mi taza" esta en el lavavajillas, pues, me conformo con otra. Y los desayunos, a excepción de sábados y domingos, son vistos y no vistos. Que le vamos a hacer si prefiero 10 minutos más en la cama que un desayuno completo. Eso sí, a la hora del almuerzo, un buen bocadillo barroco.
ResponderEliminarAsí que también tu tienes "una taza" preferida jajaja. Qué buen bizcocho Oteador, gracias por la receta, quedó delicioso.
ResponderEliminarY te comprendo también con esos diez minutos más en la cama, sobre todo en invierno, que da una pereza. Supongo que tu bocadillo barroco, compensará luego el desayuno tan spid.
Un abrazo y gracias por tu visita.
La verdad es que este tipo de dulce es así tan delicioso como se ve en la fotografías, que no lo reservaría yo para el desayuno solamente, sino que sería postre también en la comida, y en la cena, y hasta de merienda en entretiempo.
ResponderEliminarY que lo digas, a cualquier hora aquí se cumple aquello de que a nadie le amarga un dulce.
EliminarGracias por tu visita y comentario.
Saludos.