Otra receta de ese libro estupendo
de la cocina de la Vila Joiosa llamado: “El menjars de les nostres mares”.
Es un libro curioso, editado por
el Ayuntamiento de la Vila Joiosa en el año 2007. Las recetas vienen en tres idiomas: valenciano, castellano
e inglés.
Esto nos da una idea de lo
turístico de un pueblo costero como es la Vila y también de lo pintoresco que
puede llegar a resultar hoy día, el tema gastronómico tradicional.
Pues bien, dicho esto sobre el
libro, no menos curiosa resulta la receta, también con un nombre simpático:
“botifarres de Negrín”, o en castellano: “butifarras de Negrín”.
Forma parte de esas recetas que
comentábamos hace poco, destinadas a engañar, de buena fe, eso sí, al estómago
y al paladar, pues no conteniendo ni carne, ni siendo como su nombre indica,
butifarra, sí tiene su aspecto y bastante de su sabor.
En cuanto a su nombre, no es el
único plato de la época que se denominó “de Negrín”. El por qué lo encontramos
en la culinaria de finales de la II República española, de la que Negrín fue Presidente ya en el exilio.
Tiempos de hambre y penuria, el pueblo
tenía tan pocos recursos, que llegó a llamar a las lentejas, las píldoras del
Dr. Negrín, como alusivo a lo que tenían que tomar días tras día, puesto que no
había más.
Estas butifarras de Negrín, son
también un bocado de pobres, de muy pobres. En lugar de butifarras de verdad, ingeniaron
esta preparación de acelgas o de espinacas, a la que con un poco de gracia con
las especias y añadiendo harina de maíz, podían sacar partido y hacerlas
parecer al embutido de verdad.
Lo cierto es que lo que en su día
fue seguramente un sucedáneo, hoy puede resultar un aperitivo vegetariano de
primera, porque realmente están buenas.
Son muy sencillas de hacer y no
negaremos su originalidad. ¿Qué más se puede pedir?
Ingredientes:
300g. de espinacas (o de acelgas)
Una cebolla mediana
Harina de maíz, dos o tres
cucharadas
Aceite de oliva virgen extra
Sal, pimienta y orégano
Así se hacen:
Cortamos la cebolla en brunoise y
las espinacas las picamos finamente. Todo lo ponemos a hervir en una cazuela
con un poco de agua.
Dejamos cocer hasta que quede todo
muy, muy tierno. Entonces escurrimos bien y ponemos la mezcla en un bol.
Añadimos sal, pimienta, orégano y la harina de maíz que admita. Para hacerlo bien, vamos echando poco a poco la harina y amasando, hasta que podamos dar forma a la masa.
Una vez tenemos la masa lista, formamos
las “butifarras”
Podemos hacerlas del tamaño o
forma que nos guste y también hacer una gran butifarra y cortar rodajas de la
misma.
En cualquier caso, freímos en
abundante aceite caliente y vamos dejando templar sobre papel absorbente, antes
de servir, acompañadas con una salsa a
nuestro gusto.
En mi caso, he hecho dos
versiones: butifarras y aros. Los aros los he servido con mostaza y han quedado
súper bonitos y apetecibles.
Y las butifarras enteras, las he
servido con una salsa de yogur. En ambos casos, os aseguro que el resultado es
de primera. Tenéis que probarlo.
Una muestra más del ingenio de
nuestras abuelas para dar de comer a su prole y hacerlo bien.
Cocina tradicional, cocina en
peligro de extinción. Hoy, rescatémosla como original.
Un abrazo
Está buenísima la receta!! la voy a probar, seguro gustará mucho en casa..
ResponderEliminarbesitos
Gracias Gaby por tu tiempo. El valor de la receta es su antigüedad y el poder comprobar cómo se alimentaba a la familia en tiempos difíciles, buscando sucedáneos a los sabores tradicionales.
EliminarUn abrazo
Muy interesante esta receta y el dato histórico del nombre, que lo tenia olvidado, pero me ha traído el recuerdo que en mi niñez/adolescencia era muy frecuente el uso de "Píldoras del Dr. Negrin". He consultado mis libros y no he encontrado ninguna referencia, inclusive en el Titulado Libro de Cocina de la República. Tengo que mirar más a fondo. Que pase un buen día. Saludos.-
ResponderEliminarQué interesante que usted recuerde que se usaba lo de "las píldoras del Dr. Negrín", que no es lo mismo leerlo que haber sido testigo de ello. Yo no conocía estas expreciones, pero al investigar del por qué esta receta se llamaría así, me encontré con que no era la única comida en la que se nombraba a Negrín, es bien curioso, la verdad.
EliminarSi investiga al respecto y consigue algún dato más, le agradeceré que me lo haga saber.
Gracias por su visita y comentario y un abrazo
Me encantan estas recetas de subsistencia. Sencillas pero a la vez ricas, nutritivas y llenas de imaginación. Un olé por nuestras queridas abuelas y como no otro por tu maravilloso blog.
EliminarSaludos, Carmina.
Muchas gracias Carmina por tu comentario. A mi también me parece que estas son recetas joyas que hay que preservar y difundir para que no se pierdan y ese es el compromiso.
EliminarUn abrazo