Cuando yo era pequeña,
diferenciábamos muy bien lo que era un panecillo, es decir, un pan pequeñito,
de un bocadillo, que era el pan ya con su condumio, vamos, relleno, listo para comer.
Sin embargo ahora veo en muchas
panaderías incluso, carteles de “bocadillos”
refiriéndose al pan y a veces coincido con personas que así mismo, utilizan el “bocadillo”
y no el “panecillo”. En fin, que ahora por lo que se ve, la diferencia ya no
está tan clara. De todas formas, para mí éstos son panecillos, al menos hasta
que los abramos y los rellenemos de lo que sea preciso.
Y así empezó todo ayer mañana,
haciendo unos panecillos de leche, que son fáciles y que ahora en el verano,
vienen muy bien si vas al autocine, si quieres merendar en la playa o en alguna
calita, o simplemente si quieres hacer una cena ligera e informal.
En fin, que me puse manos a la
obra.
Luego, me apeteció mucho una
hamburguesa, así que ese fue el “relleno” de mis panecillos de leche y os aseguro, que cené
como una reina, porque ambas cosas, pan y hamburguesa, amén de sus patatas
fritas correspondientes, estaban de muerte.
Pero bueno, vamos a las recetas.
Primero la de los panecillos.
Ingredientes:
300g. de harina de fuerza
150g. de leche
12g. de levadura fresca (aprox. Un
cuarto del dado)
Media cucharadita de azúcar
Media cucharadita de sal
2 cucharadas de aceite de oliva
virgen extra
Un huevo
Semillas de sésamo
Colocamos la harina en un bol,
ahuecamos y desmenuzamos la levadura en su interior.
Añadimos el aceite
Añadimos la leche, la sal y el
azúcar y amasamos uniendo todo perfectamente, luego trabajamos sobre una superficie enharinada.
Luego formamos una bola y la
dejamos en un recipiente lo bastante grande para que permita que crezca la masa
hasta aumentar al doble de su volumen.
La colocamos a resguardo de
corrientes, mejor todavía si la tapamos con film transparente y esperamos a que
haya aumentado su volumen.
Ahora en verano esto puede
suceder muy rápido, en una hora o dos como mucho, pero en invierno, a no ser
que pongáis la masa en lugar bien cálido, podría tardar más. Si tenéis tiempo,
que no os preocupe la espera, porque es casi mejor, que vaya subiendo
lentamente, ya que eso nos dará un producto más tierno y conservable durante
más tiempo, aparte de más digestivo.
Una vez que ha subido al doble, sacamos la masa y la amasamos a conciencia. De nuevo por supuesto, sobre superficie de trabajo enharinada, pero ojo, no añadamos harina así sin darnos cuenta a la masa. El enharinado debe ser mínimo, simplemente para que la masa no se nos pegue, pero no más.
Después de un buen amasado,
dividimos la masa en seis partes y volvemos a amasar cada una de ellas,
formando ya los bollitos de nuestros panecillos.
Los dejamos separados porque han
de crecer otra vez así, en la bandeja de horno, sobre papel vegetal. Los
tapamos con un mantel o paño ligero y dejamos que suban de nuevo.
Una vez que han subido, tendrán
este aspecto
Es el momento de pintar con la
yema de huevo, sólo la yema con unas gotas de agua, y espolvorear con semillas
de sésamo a nuestro gusto.
Entonces introducimos en el horno
precalentado, a temperatura media, unos 200 grados, durante 10/12 minutos. Aunque
ya sabéis que cada horno es diferente y no se pueden dar tiempos precisos.
Los panecillos de leche no deben
hacerse mucho, ni tomar color, porque se pondrían crujientes o secos y no es el
resultado que buscamos. Así que en cuanto veáis que simplemente están hechos,
muy ligeramente dorados, hay que sacarlos del horno.
Et voilà! Tenemos unos panecillos
tiernos, aromáticos, divinos.
Y una vez en este punto, cuando
llegaba la tardecita, apareció la idea de la hamburguesa. ¡Y tenía de todos los
ingredientes!
Pues nada, veamos cómo hacer una
hamburguesa casera para chuparse los dedos.
Ingredientes:
Medio kg. De carne de ternera de
buena calidad, picada.
Una rebanada de pan mojada en
leche
Un vasito de leche tibia
Dos huevos
Una cebolla
Sal y pimienta
Una cucharada de pimentón
Una cucharadita de ají molido
Una cucharadita de orégano
Una cucharadita de tomillo
La preparación es como sigue:
Colocamos en un bol la carne, la
cebolla cortada en brunoise muy pequeña, los huevos enteros…
Añadimos el pan bien escurrido de
la leche y por último, todas las especias, en las cantidades señaladas o bien a
nuestro gusto.
Amasamos todo muy bien, hasta
obtener una buena mezcla.
Y ahora sólo nos queda formar las
hamburguesas. Yo utilizo un aro como el que veis en la fotografía.
Y lo hago de la siguiente forma:
Corto una tira de papel vegetal y coloco en un plato, poniendo encima el aro
Ahora relleno con la mezcla de
carne, con el grosor deseado.
Quitamos el aro y nos queda la
hamburguesa perfectamente formada. Cerramos el papel vegetal, envolviendo y
reservamos. Tenemos la hamburguesa lista para usar, para guardar o para
congelar, ya que con estas medidas, nos salen unas 8 hamburguesas.
Yo las guardé en la nevera, para
que vayan tomando sabores y consistencia.
Mientras tanto, preparé unas
buenas patatas fritas caseras, que era lo que faltaba para una buena cena a
base de hamburguesas.
Finalmente, después de pasar por
la parrilla las hamburguesas, lo justo para que queden ligeramente tostadas por
fuera pero jugosas y tiernas por dentro, montamos los bocadillos. En mi caso,
con unas hojas de lechuga, seguidas de una loncha de queso havarti, la
hamburguesa, un chorrito de kétchup y una rodaja de tomate. Uffff, estaba que
ni os cuento
Porque una hamburguesa casera no
tiene nada que ver con eso que se come en una franquicia de comida basura. Si
la carne es de buena calidad, los sabores que se despliegan en esta sencilla
preparación, son impresionantes y resulta una cena sencilla de preparar que
gusta a casi todo el mundo.
Por cierto, para los amantes de
las hamburguesas, que ahora están bastante de moda, todo hay que decirlo, os
recomiendo un librito llamado “Hamburguesas Gourmet” de NGV. Os paso la foto
Es fabuloso, no tanto por lo que
dice como por lo que inspira. Hamburguesas de todo tipo: de carne, de pescado,
vegetarianas y hasta hamburguesas dulces. ¿Os imagináis?
Además viene con recetas de panes
y guarniciones estupendas y muy bien ilustrado.
Aunque estas recetas que yo he
hecho no son exactamente las de este libro, es un libro muy recomendable, ya os
digo, inspirador, porque abre puertas a este mundo infinito de la imaginación
para hacer algo tan aparentemente simple como es una hamburguesa.
Yo disfruté, cocinando y
comiendo, así que mi deseo es que lo hagáis también vosotros.
Un abrazo.
Yo creo que esas hamburguesas, que pintan magníficas, es lo que mi madre llamaba "filetes rusos", ¿o no? (y que cuando estuve haciendo la mili, el mando los llamaba "filetes imperiales", manda narices). Es curioso, porque cuando yo era niño, los aborrecía. Ahora me dicen que los niños, versión siglo XXI, adoran las hamburguesas. Puede ser que, como la carne la picaba mi madre, hubiera ternillas, nerviecillos, etc y eso era lo que yo detestaba. Me pasaba igual con las albóndigas. La verdad, yo era más de pescadilla, salmonetes, etc.
ResponderEliminarCon los años, no he cambiado mucho. Sigo prefiriendo, pescadillas, salmonetes, etc. Pero tus hamburguesas tiene muy buen aspecto.
Un abrazo
Querido Sorokin, siempre tienes tus anécdotas que me encantan. Yo llevaba bastantes, pero bastantes días sin probar la carne, el pescado sí, sobre todo en verano, pescado es lo que más comemos en esta casa. Pero mira por donde ayer estaba de antojo y me apetecieron nada más ver el pan recién horneado, por eso las hice y he de decirte que estaban brutales, buenísimas. Eso sí, ternera de primera y el resto de ingredientes, que ya ves, apenas son las especias. Una buena carne es suficiente para una buena hamburguesa.
EliminarEn cuanto a los filetes rusos yo los tengo entendidos como los filetes empanados, pero vamos, no me hagas mucho caso, que en esto de las denominaciones y la cocina, ya sabemos que hay para todos los gustos.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Me has abierto el apetito. Vaya pintaza!!! Una cena magnífica. Seguro que las pongo en casa y ya no quieren otras. Una cena de lujo.
ResponderEliminarBesos.
Princesa justo eso decía ayer mi hija, que la faena de estas hamburguesas es que una vez que las has comido, ya no quieres comer de ninguna otra clase. Estaban muy ricas, y son tan fáciles de hacer que merece la pena no comprar esas mezclas inciertas que llaman hamburguesas.
EliminarUn abrazo y gracias por tu visita y comentario.
Mi querida Viena, cuánto tiempo sin pasarme por tu casa virtual, y lo peor, sin saber de ti...Y de vez en cuando me vienes a la mente como un recuerdo fascinante...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, el bocadillo es el pan relleno, el panecillo el pan tal cual. Siempre lo he concebido así.
¿Y qué te va a comentar una aunténtica loca del pan casero?...Pues que esos bollitos son ideales, me encantan esos panecillos blanditos para las hamburguesas. Yo los hago siempre para ellas.
En cuanto a la hamburguesa, siempre la hago simple simple: carne de ternera picada, sal y pimienta. Pedro la prefiere así y a mí me encanta también, se percibe mejor el sabor de la buena ternera. Después añadimos los demás sabores entre los panecillos.
Una buena hamburguesa casera con pan casero y unas patatas fritas "DE VERDAD" no están pagadas ni con todo el oro del mundo. El disfrute del sabor y lo bien hecho no tiene precio. Eso lo sabemos todos los amantes de la cocina, de la buena cocina.
Un beso enorme Puri, para ti, tus hijas, tus perros, gatos, tortugas y demás famila :********
Jajaja Laurita, querida, es verdad cuánto tiempo sin charlar, sin saber. Bueno, yo me paso de vez en cuando por tu blog, aunque no comente porque vaya liada, pero te veo súper activa, con tu grupo, tus cosas, tus entrevistas, tus salidas, en fin, que veo que no paras y que estás feliz, así que me alegro un montón.
EliminarEste verano justamente, estoy trabajándome el libro que me regalaste de aprendiz de panadero, tomando notas, subrayando, aprendiendo un montón. Sé que eres, no una loca del pan, sino toda una experta en panes, los veo en tu blog y me dejan boquiabierta. Yo le temo a introducirme de lleno en el mundo del pan, porque yo sí puedo llegar a ser una loca de atar del pan, a mi que me gusta tanto profundizar, siempre huyo de pillarme con eso, porque sé que sería terrible jajajaja (en el buen sentido, claro).
En fin, Laurita, duende, muchas gracias por tu visita y comentario y te mando un beso, grande, grande y ya sabes, que aunque no nos veamos o no hablemos mucho, estamos ahí, como siempre, para lo que sea.
Un abrazo.
Para mí, un panecillo va vacío y un bocadillo, lleno. De toda la vida. Vamos, desde que soy enana. Me dices con seis años que me das un bocadillo y me plantas un pedazo de pan sin nada en la mano, y te mando a Cuenca xD
ResponderEliminarJajaja dí que si Migas en la mesa, un bocadillo no está vacío y un panecillo no está lleno. Ayy si es que todo hay que explicarlo.
EliminarUn abrazo y gracias por tu visita.