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PASTEL CAPUCHINO CON AJOS NEGROS


El negro me gusta, porque es la ausencia de todo y cuando todo está ausente, no hay límite a lo posible. 

Mi hermano me llamó para decirme que tenía ajos negros para regalarme, me puse muy contenta: 

-¿Ajo negro? ¿Qué es eso?

Enseguida una va a la Wiki y resulta que allí está todo, el ajo negro, muy usado en la cocina asiática, era un ingrediente chulísimo para experimentar.


Yo venía con bastante retraso, porque el ajo negro, ya se comercializaba aquí en nuestro país hacía tiempo y la verdad es que hay bastante información y bastantes recetas con ajo negro, pero yo no lo había probado nunca.

Ni corta ni perezosa, el primer día que me lo dio, se lo puse a una paella en laminillas. El olor me agradaba mucho, pero cuando lo probé, su sabor me gustó todavía más.

En mi tierra, por la Vega Baja, se hacen muchos platos, sobre todo potajes y pucheros, que se enriquecen con una picada de ajo ahumado al fuego. Lejanamente el ajo negro me recordaba esos sabores y no es descabellado, puesto que este tipo de ajo, se consigue mediante un proceso de fermentación muy lento, obtenido a bajas temperaturas. 

He leído intentos de describir su sabor: que si es ligeramente dulce, con toques de bálsamo o tamarindo, que parece un fruto seco tostado, que si sabe a regaliz… 

Yo no lo puedo definir, el: “como si fuera” es a lo máximo que llego, así que si alguien está atrasadillo como yo y no lo ha probado todavía, mi consejo es que lo pruebe, porque es muy difícil de describir y saborearlo merece la pena.

Al parecer en la cocina coreana y tailandesa, es muy valorado por sus extraordinarias propiedades antioxidantes. En Tailandia por ejemplo, se habla del ajo negro como un ingrediente capaz de alargar la vida. 

Si tendrá o no tantas propiedades, no lo sé, lo que sí que puedo decir a ciencia cierta, es que ha sido un descubrimiento para mi cocina y que esto me gusta mucho.


Y de entre todas las cosas que he leído acerca del ajo negro, ya más puesta al día, lo que más me llamó la atención fue saber que en Japón, una empresa lo usaba como ingrediente en la fabricación de chocolate.

¿Chocolate y ajo? Eso no me lo puedo perder, pensé yo. 

Y he aquí que eso es lo que traigo al blog para compartir. He estado un par de semanas buscando la receta idónea, sabiendo que no podría ser cualquier cosa si de verdad quería resaltar este sabor, no decir simplemente lo he puesto, sino darle protagonismo y sabía que eso significaba buscar algo con personalidad, algo potente, a la altura de la potencia del aroma y del sabor de este ingrediente, así que finalmente, encontré el pastel perfecto para integrar mis ajos negros: Un bizcocho capuchino, que reproduce intensamente los sabores del cacao y del café. 

Era una intuición aventurera, añadir a tales sabores briosos, este otro sabor no menos potente, pero la aventura, os aseguro que ha resultado ser totalmente deliciosa. 

Después de probado por algunos catadores en casa, ha gustado mucho, no han sabido identificar qué llevaba y se han mostrado muy incrédulos cuando les he dicho que el ingrediente no identificado era ajo. Muy, muy bueno, ha sido la valoración general. 

Tenía que contaros la historia detrás de la receta. Ahora, vamos a por ella: 

Ingredientes

225g de azúcar
225g. de harina
225g. de mantequilla en pomada
4 huevos
3 dientes de ajo negro
Una cucharadita de levadura Royal
Una cucharadita de cacao puro en polvo
Dos cucharadas de café soluble


Primeramente cortamos los ajos negros, tres dientes han sido suficientes, en trocitos muy pequeños y los mezclamos con la harina.


Una vez bien mezclados ambos ingredientes, añadimos el cacao y el café, disueltos en un par de cucharadas de agua tibia.


Añadimos también el azúcar, los huevos y el resto de ingredientes secos.
Entonces, batimos enérgicamente durante 4 ó 5 minutos. Veremos que la mezcla blanquea.



Finalmente colocamos en un molde encamisado, alisando la superficie y horneamos a fuego medio hasta que pinchando veamos que está hecho. (Unos 25/30 minutos).


Dejamos enfriar y mientras tanto, preparamos la cobertura con los siguientes ingredientes:

100g. de chocolate blanco
3 cucharadas de leche
50g. de mantequilla
180g. de azúcar glas


Ponemos en un bol a baño María el chocolate, la leche y la mantequilla y dejamos que funda totalmente.


Una vez fundido y bien mezclado, añadimos el azúcar glas y batimos muy bien, obteniendo una crema suave que echaremos sobre el pastel.



Finalmente espolvoreamos con cacao puro



El bizcocho queda con esos tropezones del ajo negro que nadie hasta el momento ha podido identificar claro, pero que todos se aventuran a reconocer como frutos secos pero tostados, algo de especias ahumadas y cosas por el estilo.



Y bueno, la mezcla con los chocolates puro y blanco de la cobertura y del café, os aseguro que convierte este pastel en toda una experiencia gustativa.
Tenéis que probarlo.


Todavía me quedan un par de cabezas de tan genial ingrediente. Seguro que seguiré experimentando, porque haciendo honor a su color, este ajo negro tiene infinitas posibilidades.

¡Ah! Y también he leído que se hacen helados… Ummm. Tentador ¿No?

Un abrazo

Comentarios

  1. Ah, Viena, cuántas maravillas culinarias nos descubres, esto es maravilloso, quiero probarlo, te ha quedado precioso en su sencillez.
    Saludos

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    1. Gracias Claudia. La verdad es que si pudieras probarlo, estoy segura que te gustaría, tiene un sabor muy difícil de describir, pero que deja huella, es muy interesante.
      Un abrazo

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  2. Yo lo he descubierto hace un tiempo y lo pongo en todo lo salado que se me ocurre, pero en un bizcocho, pues eso no niña! que no lo veía yo así, pero pensado y leído y de tu mano, pues no tengo más que aceptar, claro que se puede! será una delicia, es que como bien dices, su sabor no tiene descripción posible, salvo lo bueno que está. Besos y abrazos

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    1. Pamela qué alegría, como decía en la entrada, yo voy atrasada, no lo había probado antes y ahora le estoy pillando el truqui y la verdad es que me encanta. Y fíjate, que de todo lo que he probado, creo que en el dulce es donde más me ha gustado, me pasa con el curry que lo encuentro delicioso combinado con chocolate, y este ajo negro con chocolate, te aseguro que no te deja indiferente. Pruébalo si puedes, que te va a gustar.
      Un abrazo y gracias por tu visita.

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  3. Buenos días Viena:
    Desde luego nunca se me habría ocurrido combinar unos ajos con chocolate, paro viniendo de su mano ya viene con carta de garantía, así que lo probaré tan pronto pueda.
    Me gusta mucho el aspecto y sobre todo la apariencia antes de napar con chocolate blanco
    Que pase un buen día.
    Saludos

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    1. Buenos días Apicius. En honor a la verdad, esta bizarra combinación no es ocurrencia mía, sino de los japoneses, así leí yo que lo usaban como un ingrediente en el chocolate, por eso se me ocurrió la idea de incorporarlo al bizcocho de chocolate. Seguro que usted tiene ajos negros, creo que los venden en el gourmet del C.I. y otros sitios así, un poco especializados, y si tiene oportunidad, pruébelo que verá que es un gran acierto. Con este bizcocho, que está muy rico o con otro, pero yo diría que con alguno que lleve chocolate puro.
      Un abrazo y gracias por su comentario.

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  4. Que aventurera eres profe.Tengo unas ganas de probarlo q no veas.

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    1. Rosa tienes que hacerlo, que sé que a ti te va a gustar mucho. Creo que en el gourmet del Corte Inglés, debe haber ajo negro.
      Un besico y gracias por tu comentario.

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  5. Vaya valiente! Yo tengo, y nunca tengo tan claro como usarlo... desde luego en un dulce no me había pasado por la cabeza!

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    1. Pues pruebalo Migas en la mesa, que con el chocolate casa super bien, ya lo verás, no sabe a ajo, sabe a otra cosa rico rico.
      En Orihuela es que se echa por ejemplo a las lentejas, ajo ahumado, o a los potajes, entonces a mi me recuerda al ajo ahumado y lo pongo por varios sitios, pero en el chocolate es como más me ha gustado.
      Un abrazo y gracias por tu visita y comentario.

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  6. Puri, que pintaza tiene, habrá que hacerlo y probarlo, tiene que estar espectacular

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    1. Sí Margarita, está muy, muy rico, que se lo digan si no, a Ángela, que es su pastel favorito.
      Hazlo y verás que sabor más peculiar y rico.
      Un abrazo

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