El sábado 28 celebramos en la
escuela la cata de cavas y champañ, un evento que una vez más, resultó ser un
encuentro entrañable y maravilloso, porque así son mis alumnos, queridos amigos,
y así resultó Diana Cardó, la estupenda enóloga que dirigió el evento, una apasionada de los vinos que supo transmitirnos
su entusiasmo.
Cuatro fueron los espumosos de la
noche: tres cavas y un champañ
Anna Blanc de Blancs de Cordorniu
Anna brut Rosé de Codorniu
Möet Chandon brut imperial y
Malvasía de Freixenet
Diana me había dado previamente
sus recomendaciones en cuestión gastronómica, así que había preparado algunos platos para
acompañar la cata. Todo dispuesto y con un público bastante puntual, empezamos
la velada poco después de las 20 horas.
Comenzamos con el Anna Blanc de
Blancs de Codorniu.
Diana fue ayudándonos a apreciar todos
los matices de este cava, cuyo look en blanco, nos pareció bonito y elegante.
Nos hizo fijarnos en su color
amarillo con reflejos verdosos, en su burbuja persistente y delicada. Nos guió con
maestría en la detección de sus aromas cítricos, tropicales. Nos resaltó su
persistencia en boca…
Mientra tanto, nos ofrecía todo
tipo de información sobre variedades de uva, en el caso de este cava: Chardonnay,
Parellada y Xarel-lo, Macabeo.
Los sabores que acompañaron fueron:
cóctel de marisco, que maridaba con mucha armonía con el sabor del cava y unas pequeñas
cocas de verdura.
Mientras tanto se iba animando la
reunión y aprendíamos detalles sobre el clima, la crianza, las fermentaciones, los
corchos o los maridajes. Así dábamos paso al segundo de la noche, de nuevo un
Anna de Codorniu, esta vez, su Brut Rosé
Sorprendente en cuanto a su
sabor, al menos para los que como yo, hemos sido incondicionales del cava
dorado. Pero este rosado es estupendo y de nuevo, a resaltar un look que llena
nuestra mesa de glamour. La verdad es que Codorniu parece haber tenido un gran acierto
al vestir así a sus dos modernos cavas.
Las variedades para el Rosé son:
Pinot y Chardonnay.
Lo que Diana nos resaltó en
aromas, fue las frutas rojas y sus toques de manzana.
Cremosidad en boca y muy
equilibrado.
Para acompañar, teníamos una
ensalada a base de hojas y germinados, con un marcado matiz a anchoa a través
de su salsa. También una selección de canapés de ahumados.
El tercer turno fue para el Moet Chandon, el único champañ de la cata, que como sabéis es de reconocida fama.
Diana nos dirigió de nuevo por el
espumoso, compuesto de Pinot Noir, Pinot Meunière y Chardonnay, para apreciar
mejor su color dorado, su aroma poco intenso pero con toques de levadura y fruta.
En boca nos ayudó a apreciar su
intensidad media y la sensación final.
El Moet está muy rico, no lo
podemos negar. Es cierto que aparecen nuevos sabores, modernas sensaciones,
cavas excelentes que no tienen nada que envidiarle, pero en lo que a mí
respecta, este es ya un clásico que al igual que los clásicos coches de lujo,
me parece que no pasan de moda.
Acompañamos el Moet con un
bacalao al caramelo de naranja y unas piruletas de ternera braseada con una
salsa al cilantro.
Para terminar y con la reunión a
tope, llegaron los postres para el espumoso que creo que fue la sorpresa de la
noche, un Malvasía de Freixenet que hizo las delicias de todos los asistentes.
Cien por cien malvasía, este
espumoso cuya fermentación consta de dos partes: una primera en depósitos de
acero y luego una segunda en botella, es un delicado vino con un dulzor justo
que lo hace ideal para postres, aunque por supuesto válido para cualquier otro
maridaje bien armonizado.
Nosotros lo disfrutamos con una
selección de petit fours y unas chuches.
Y entre notas, aprendizaje,
preguntas, risas, fotos e intercambios,
llegamos al brindis final.
Gracias Diana y gracias a todos los
que estuvisteis aquí, los que hacéis de verdad de estos eventos, un recuerdo entrañable.
Un abrazo
Estas cosas hacen volar mi imaginación. Umhhh...
ResponderEliminarTe habría gustado Claudia, estoy segura.
EliminarUn beso.
La verdad es que después de tantos años viviendo en Bélgica, casi ni cato el cava, aunque es cierto que los hay buenísimos y, lo más importante, a la mitad de precio de un champagne de categoría inferior. Ya, para qué voy a hablar del Moët o del Piper Heidsieck, que se han puesto por las nubes.
ResponderEliminarBesos
Pues sí Sorokin, hay cavas que no tienen nada que envidiar al champang, sin ir más lejos, los Anna que probamos en la cata. El Blanc de blancs está pero que muy bueno y el precio muy razonable, de tres a cuatro veces menos que el Moet que aunque clásico, tampoco es el champang de línea más alta.
EliminarTambién me sorprendió mucho el Malvasía de Freixenet, un cava con sabor a moscatel delicadísimo y estupendo para postres.
En fin, disfrutaremos con algunos de ellos estas fiestas.
Un abrazo y gracias por tu visita.