De alguna manera, cuando hago recetas antiguas, de estas que yo llamo en peligro de extinción, me traslado a ciertas imágenes de mi infancia. Y son imágenes concretas, que están ahí en mi memoria y que están relacionadas con la cocina y con mi forma de entender la misma.
Claro que pensándolo bien, no estoy segura de si son las recetas las que me llevan a esas imágenes, o si es justo al revés y son las imágenes, en algún momento de nostalgia, las que me llevan a un túnel imaginario, del que salgo con una receta, con ansia de cocinarla, de probarla, como para calmarme y afianzarme: yo estuve allí.
Bueno, la de hoy es una de esas recetas. Es una preparación tan fácil y tan básica, tan de verdad, por favor, que es una auténtica maravilla y un viaje en el túnel del tiempo.
Se hace con cuatro ingredientes y en un momento, con lo que haya por casa y sin embargo ¡Qué buen aperitivo! Para tomárselo a día de hoy, un día de fiesta cualquiera, con una cervecita.
¿Los hacéis conmigo?
Ingredientes:
Harina de trigo (la que admita)
Aceite de oliva virgen extra (150g)
Agua (150g)
Sal
Anchoas, atún de ijada, tocino… (Lo que hay por casa)
Vamos con la sencilla elaboración:
Antes de nada, cortamos en lonchas finas el atún y el tocino y limpiamos del exceso de sal las anchoas.
Después, ponemos en una cazuela el aceite y el agua, que siempre será la misma cantidad, es decir, tanto por tanto y dejamos que hierva.
Entonces, añadimos sal y vamos echando harina, poco a poco, escaldando, hasta que tengamos una masa blanda, suave y que se separa de las paredes de la cazuela.
Dejamos entibiar sobre una superficie de trabajo y vamos amasando, formando una bola lisa y suave
Entonces dividimos en pequeñas bolas que vamos poniendo en una bandeja de horno, listas para aplastarlas dando forma a nuestro gusto.
Una vez todos los bollets hechos, espolvoreamos con harina y colocamos sobre cada uno de ellos, el ingrediente elegido. En este caso: anchoas, atún de ijada y tocino.
Dejamos cocer en el horno unos minutos y listo.
Se harán enseguida, unos 10 minutos. El resultado es una especie de galleta muy, muy quebradiza y deliciosa, que se deshace en la boca.
Desde luego no es para contar calorías, es para disfrutar con una cervecita y recordar esos sabores de siempre, de pueblo, de abuelas y de abuelos.
Un bocado realmente evocador.
Un abrazo
Me encantan las recetas de nuestras abuelas y me encanta con lo que acompañas estos bollets, enhorabuena!!
ResponderEliminarHola Conchi. Compartimos esos gustos. Creo que lo que comíamos con nuestros abuelos está en nuestra memoria grabado de alguna forma y recordarlo es siempre un gusto.
EliminarGracias por tu visita.
Un abrazo.
Madre mía. Se me ha hecho la boca agua... y son las dos de la madrugada. ¡Si vuelvo a leerlo al mediodía...!
ResponderEliminarSalud, y un abrazo enorme.
Jajajaja Loam. Es que las dos de la madrugada ¡¡es la hora del hambre!! ¿O no?
EliminarYo al menos a esa hora, no es la primera vez que tengo que sucumbir a la tentación jajaja.
Un placer verte por aquí.
Un abrazo grande.
Buenísimos estos bollets. Me encantan estas recetas tradicionales.
ResponderEliminarSaludos
Es que son geniales ¿verdad? con nada se hacía una comida en un momento. A mi también me encantan.
EliminarGracias por tu visita y comentario.
Saludos
Me encanta este post, tan completo y lleno de consejos. Gracias por los datos! :)
ResponderEliminarGracias a ti por visitar este espacio y dejar tu comentario.
EliminarSaludos