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CON LO QUE TENGO EN CASA: MUCHO MÁS QUE UNA ENSALADA

Si al mirar la ventana, ves sobre todo las rejas…


Es que te has acostumbrado a ver siempre desde dentro.
Pero no son las flores las cautivas


Sal fuera, amplía tu mirada.
Se mueven al viento 
Disfrutan del sol y de la lluvia 

Tienen vida.


Queridos amigos, qué ganas tenía de venir a compartir con vosotros. 

Antes de levantarme de la cama, me dije que de hoy no pasaba, porque la verdad, os echo mucho de menos.
Como no estaba planificado, no tenía ni elegida la receta, ni comprados los ingredientes. Entonces pensé: haré algo con lo que tengo en casa.

Con esa idea me levanté, recorriendo mentalmente la nevera y la despensa, para ver qué sería lo que tendría disponible. 

Pero soy de pensar, qué le vamos a hacer, y a medida que me levantaba, me retumbaba en la mente la frasecita: ¡Lo que tengo en casa…! ¡Lo que tengo en casa…!

Y es que lo que tengo en casa es mucho más que ingredientes.


Cartucho es dormilón por las mañanas, yo me levanto y él se queda a los pies de mi cama, mirándome con un ojo abierto, como si me dijera: oye, yo paso de levantarme ya ¿Eh? 

Bueno, yo lo dejo ahí hasta que se cansa. Es uno de mis cinco perros.

Avanzo un poco por el pasillo y ya escucho a las gatas: la Luna y Pulguita, que piden, exigen, su culín de leche por las mañanas, eso y un poquito de caricias con jamón york. Y pobre de mí si no me entrego, que eso no lo pueden consentir ¡Faltaría más!

-Vaaale, vamos chicas, os pongo lo vuestro.

Abro las ventanas y veo flores, está precioso todo en este tiempo. Y ella llega, con su barriguita ya protuberante, porque siete meses de embarazo ya son muchos y me dice: “Mamá, me encanta esa ventana y esa repisa”. Y eso me hace feliz, porque sé que puede ver lo que yo veo.

Vamos a tener un bebé en casa, estamos taaannn contentas.


Esta es una de mis gallinas de juguete. Mi hija me pregunta: ¿Qué te pasa a ti con los pollos? Porque me gustan todas las gallinas jajaja: los gallos en los cuadros, los pollitos de peluche, las gallinas de cerámica… ¡A saber por qué! Las gallinas y los camellos.

Entonces de pronto la veo cogiendo la taladradora y unos destornilladores:

- ¿Qué haces?
-Voy a poner bien el buzón. (Es que está muy alto y choca la tapa con unas tejas y el cartero protesta porque no puede dejar dentro las cartas).

Rrrrrrrrr, rrrrrrrrrr brama la taladradora y ahí la veo, con su peto vaquero y su barrigón, taladrando la pared. ¡Esa es mi hija, si señor! Una de mis dos hijas, porque luego,  está Ángela.

¿Qué puedo decir de Ángela? 

Ahora estamos de exámenes finales. Estudia y estudia, pero siempre nos queda un ratito para compartir una serie o reírnos de un vídeo de gatitos (¡Le encantan los videos de gatos!).

Me interrumpe una y otra vez cuando estoy en la cocina o trabajando en el ordenador. Viene, me cuenta la última de un profesor retorcido, me pregunta sobre alguna historia, me hace oír una canción que le mola…

A veces nos da la fiebre de las manualidades y nos ponemos como locas a hacer cosas con nuestras manos: ella ahora jardines en miniatura y a mí, me ha dado por hacer atrapasueños.




Luego, aplica estas cosas a sus estudios, a sus power point para sus proyectos de clase.

Está orgullosa de haber elegido magisterio, tiene una gran conciencia de la importancia que tiene la educación en el cambio hacia un mundo mejor, más libre, más igualitario.

Hablamos de política, de algunos proyectos muy interesantes, de Summerhill o de Neill, de Ferrer y Guardia, en fin… Ella me trae información actualizada, tal o cual colectivo que hace esto, tal o cual profesor que ha inventado lo otro…

Yo también estoy segura que la educación es una tarea trascendente para un mundo mejor.

Y aparece su chico, que se nos une a la charla, o nos sacamos un juego de la manga para sobre la mesa de la cocina, tomarnos juntos unas cervezas los tres.

Lo que tengo por casa llena nuestras vidas. Cosas que no tienen un precio y nunca lo tendrán, que no pueden medirse en metros cuadrados ni en horas. Es como el latido de la existencia, el bullicio de estar ahí, partícipes de nuestra historia. Sólo un loco daría la espalda a estos ingredientes, que tengo por casa.

Y retornando a lo pequeño, después de este paseo por lo inmenso, vuelvo de nuevo a la nevera y la despensa: unas judías, atún, tomate…. ¡Ah esto toma forma! Me viene a la mente una ensalada de Harris que vi en su libro de la cocina francesa. 

Vamos allá: 
Ensalada calentita con lo que tengo en casa. 


Ingredientes:

Un puñado de patatas pequeñas (unos 500 gramos)
Otro puñado de judías verdes (unos 250gramos)
Tres tomates
Aceite de oliva virgen extra
200g. de atún en conserva
Una latita de anchoas en aceite


Para el aliño: 

Una cebolla
Tres cucharadas de vinagre
Una cucharada de mostaza 
Aceite de oliva virgen extra 
Sal y pimienta



Y así hacemos: 

Ponemos las patatas con piel y todo a cocer, hasta que estén tiernas


Cortamos los tomates en gajos y los ponemos en una bandeja que pueda ir al horno


Echamos un chorrito de aceite de oliva, removemos e introducimos en el horno durante unos 15 minutos.

Mientras tanto, cortamos las judías y las ponemos a cocer también, durante unos minutos solamente, hasta que estén tiernas pero al dente.



Cortamos la cebolla muy picadita y la introducimos en un bote, para mezclarla con el resto del aliño



Agitamos muy bien el bote con los ingredientes del aliño y nos disponemos a montar la ensalada:

Una fuente amplia…


Pelamos y cortamos las patatas por la mitad y las colocamos en una primera capa.


Regamos bien con el aliño, a nuestro gusto y removemos bien


Añadimos también las judías, el atún y las anchoas.



Por último, añadimos el tomate recién sacado del horno y servimos de inmediato.



Es una ensalada caliente, aunque os aseguro que también está muy buena cuando se enfría.

Un plato estupendo para este tiempo y el que viene



Un placer sencillo para no olvidar, lo valioso de lo que tenemos por casa.


Un abrazo


Comentarios

  1. Soy ateo, pero... ¡Dios mío! Es imposible no enamorase de ti, de cuantos miras y de cuanto te rodea. Acabo de descubrir que la luz no está compuesta de fotones, sino ¡de Sabores de Viena! Qué hermoso y reconciliador relato... la noche se ha colmado de luciérnagas.

    Me he partido de risa con la mirada de Cartucho y cómo la describes. Mis gatos y gatas, sobre todo mis gatas, también me exigen (zalameramente, ¡pero me exigen!) su ración de leche, no paran de zigzaguear en torno hasta que la consiguen. ¡Hay que ver qué felinos son los felinos!

    Y qué afortunado ese bebé, que abandonará una placenta para alojarse en otra igualmente cálida y hermosa.

    En fin, me quedo embobado con cada una de tus publicaciones, con una cara parecida a la de Cartucho, jajaja... "yo no me muevo de aquí"... jajaja...

    Un abrazo, un abrazo inmenso.

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    1. Jajaja querido Loam, siempre tan amable en tus comentarios. Me da mucha alegría que te hayas reído y que te guste el relato de mis experiencias, porque eso significa que te identificas con ellas, en cierta forma, sientes a través de ellas.
      Muchas gracias por venir o mejor todavía, por quedarte, como Cartucho. Que me dices eso y me dan ganas de venir así de puntillas alguna noche de insomnio, a charlar en voz baja contigo, para no despertar a nadie. Que estoy segura que tendríamos mucho que contarnos y de qué reírnos.
      Un abrazo muy grande.

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  2. Divino Puri tu relato y doy fe de la veracidad del mismo, del buen ambiente y la maravillosa sintonía que tienes en casa, enhorabuena!!!!

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    1. Querida amiga, todos formamos esa sintonía en esta casa de puertas abiertas, tu lo sabes, también los que venís de vez en cuando para compartir la última mermelada o el último modelo de pan jajaja.
      Un abrazo y gracias por tu comentario.

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  3. Desde luego, Viena, es mucho más que una ensalada, es un modo de vida. Un modo de vida magnífico, muy de acuerdo con lo que dices en tu auto-presentación en tu blog: "tengo la sensación de que es aquí donde quiero estar". Felicidades. Lo has hecho muy bien.
    Y de la ensalada ¿qué puedo decir de la ensalada? Que en cuanto pueda, te la copio, aunque las judías verdes las coceré un poco más. No me gustan las verduras al dente. Me gustan blanditas, pero espero que no estropeen el conjunto.
    Un abrazo

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  4. Pues sí querido Sorokin, esa es la sensación, que aquí es donde quiero estar, justo con lo que tengo alrededor y con lo que no tengo alrededor. Seguramente me entenderás si te digo que a veces, hacen falta muchos años y muchas vueltas, para encontrarse con el momento presente y supongo que ni siquiera es mérito, porque el presente siempre está ahí, pero el aprendizaje para saberlo apreciar y disfrutar, puede llevar toda una vida.
    Sé que las verduras no te gustan al dente, también estarán estupendas más blanditas, pero en serio, prueba esa mezcla de anchoas y tomatitos calientes del horno y ya me contarás. Vas a disfrutar.
    Un abrazo y gracias por tu visita.

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  5. Hola Viena.

    He encontrado esta receta en el blog de la periodista cubana Celia Arévalo. Se trata del 'tamal cubano', un manjar, según Celia, muy apropiado para estas calurosas fechas.

    https://hablandocubano.blogspot.com/2018/07/a-que-cubano-no-le-gustan-los-tamalitos.html

    Seguro que ya lo conocías, pero... por si acaso.

    Un abrazo.

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    1. Pues no lo conocía Loam, de hecho no tenía ni idea de que en Cuba también se hicieran tamales, que para mi, eran de la cocina tradicional de México.
      He estado investigando un poco y efectivamente, también hay tradición en Cuba.
      Muchas gracias por el aporte y por llevarme hasta ese blog que es interesante.
      Un abrazo

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