Porque la verdad es más bien como un largo sendero, en donde
según hacia donde se mire, se pueden ver unas u otras cosas. Nadie puede
abarcar en una sola mirada, toda la verdad y se necesitarían años, siete vidas
tal vez, para recomponer trozo a trozo el puzle de todas las miradas, para
poder hacerse una ligera idea del sendero. Más cuando eso se lograra, si es que
fuera posible, el sendero ya habría cambiado, ya no tendría aquella luz,
aquellas piedras rodadas, aquel riachuelo a su lado, con el mismo cauce…. Entonces
¿Ya no sería verdad, la verdad primera?
Queridos amigos, aunque cada vez
el dulce es más impopular, heme aquí con un súper pastel de chocolate, que es
una versión de la conocida tarta diablo, o al menos así la denomina Pedro
Álvarez, en su libro “Chocolate moderno”.
Y es que en las tardes medio
tristes, de mirada nostálgica, filosofando, me encanta cocinar pasteles de
chocolate.
Miro por la estantería, cojo un
libro, voy pasando páginas y páginas, lentamente, con el interés y la parsimonia
de quien busca lo que le está esperando. Y entonces aparece esa foto que dice: yo
te voy a gustar. Y nada, un recuento de ingredientes y si todo está, empieza la
danza.
Para el bizcocho:
120g. de Chocolate de cobertura
225g. de harina
225g. de leche
120g. de azúcar glas
120g. de mantequilla
3 huevos
Una cucharadita de levadura Royal
Luego para la crema:
325g. de chocolate de cobertura
175g. de mantequilla y
125g. de agua
Dicen también que la verdad, ha de implicar honestidad. Umm
Comencemos fundiendo el chocolate
al baño María, junto con el azúcar y la mitad de la leche.
Mientras tanto, batimos la
mantequilla y cuando tenemos una crema bien suave, añadimos las yemas, una a
una
También tamizamos la harina y la levadura y la mezclamos con la leche que nos quedaba
Batimos bien. Y entonces mezclamos todas las preparaciones: la de la harina, la de la mantequilla y la del chocolate
Seguimos batiendo para obtener una crema
Ahora batimos por otro lado, las
claras a punto de nieve y las incorporamos con suavidad al bol con todo lo
demás.
Introducimos en un molde encamisado y horneamos hasta que esté hecho (unos 30 minutos a 180º)
Sacamos del horno, desmoldamos, dejamos enfriar. Mientras, preparamos la cobertura.
Para ello, fundimos 325g de chocolate, con 125g de agua, al baño María. Una vez fundido, vamos añadiendo la mantequilla, poco a poco, integrándola hasta que todo esté homogéneo. Esta mezcla la dejaremos enfriar al menos una hora
Sobre la marcha, pensé que quedaría mejor si empapaba el bizcocho con algún tipo de sirope, de modo que hice con 100g. de mermelada casera de fresa y otros 100g. de agua, un sirope suave pero muy rico
Con este sirope, una vez abierto el bizcocho, empapé bien las dos partes.
Y una vez cerrado de nuevo el
pastel, comenzamos a cubrirlo con la cobertura de chocolate, poco a poco.
Formando como olas
Hasta tenerlo totalmente cubierto
También la ley debería contener justicia, pero…
Yo soy más bien de la Ley innata. ¡Ahí voy Robe!
En fin, amigos, que me voy por los cerros de Úbeda. Que probéis este pastel que está como se dice ahora: brutal!!!
Os lo digo muy en
serio
Un abracito
Más que al ígneo infierno, yo asocio este tipo de tartas al frío, a su degustación a la vera de la lumbre y acompañada de un humeante café caliente (o té, si eres 'british').
ResponderEliminarEn defensa del personaje que da nombre a esta exquisitez, he de decir que no conozco guerra que se hiciera en su nombre. En cambio, ¡cuántas se han perpetrado en nombre de dios!
Una receta más retándome a entrar en la cocina y ponerme en acción.
Gracias, Viena... y un 'abrasito'.
Cuánta razón tienes Loam, en nombre de dios y como decían en mi pueblo, aquí no hay más dios que el dinero. En fin, tomaremos un trozo de pastel mientras azuzamos a la mente a ver cómo sobrellevar esto.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por venir y comentar.
Da lo mismo si la tentación es infernal o celestial... siendo chocolate (negrote e intenso)un SÍ rotundo.
ResponderEliminarAbrazos
Hola Joan, chocolatero eh? Yo también, sea del cielo o la tierra, mira que está bueno.
EliminarUn abrazote y gracias por la visita.
Espectacular. Puede que me recuerde un poco a la tarta del hotel Sacher, de Viena, pero sin duda en mucho más espontánea y natural. Solo las olas que haces con la cobertura incitan a meterle el diente sin dilación-
ResponderEliminarUn abrazo
Sorokin, si, la verdad es que puede parecer bastante, aunque hay que andarse con cuidado, que ahora se patentan y las tartas tienen nombre y apellidos y hay pleitos que duran años, para ver si son o no son. La Sacher por ejemplo, es una de ellas, pero también la Guiness, la Angel food cake, la Muerte por chocolate o esta misma, Diablo, que aún no está patentada, pero al tiempo.
EliminarUn placer tenerte por aquí.
Un abrazo