Pequeños globos de chocolate frente a grandes globos que estallan.
Queridos amigos. Por fin
encuentro día y ánimo para sentarme al ordenador y traeros una nueva entrada a
este ya viejo blog, que a la velocidad que circulan las tecnologías, los blogs
se nos están quedando atrás sin darnos cuenta.
Y me ha costado, sí, tras la
perplejidad de la situación.
¿Sabéis esa sensación cuando se
explota un globo cerca de vuestra oreja? ¿Ese estruendo que nos deja sordos durante un rato?
¿Un susto, un procesar lo ocurrido y luego como un cabreo?
Pues así me siento yo. Y mira por
dónde, el ejemplo del globo me parece perfecto. Porque al igual que la
situación, cuando un globo se hincha y se hincha hasta que es demasiado, lo que
hace es explotar. Es ley de lo que se contiene, se reprime, se acumula, se
aprieta y se condensa. Como una bomba
cuando estalla, una guerra, una crisis o una revolución. El globo se había
hinchado demasiado.
Pero yo me había propuesto no
hablar aquí del desastre, lo que se me antoja que es la cruz de la moneda y hablar en cambio de la cara, ese otro lado al
que podemos mirar mientras la moneda sigue de canto y no sabe aún hacia qué
lado caer.
Quería endulzaros la lectura
recordando por ejemplo que las emisiones de CO2 han bajado hasta dejarnos un
cielo más claro y limpio que nunca.
Celebrar con todos, que el
tráfico de animales, que es el cuarto comercio ilegal más grande del mundo,
haya caído, al igual que el contrabando de personas.
Reír con vosotros, mis amigos, recordando
que los canales de Venecia, se ven limpios, con medusas y peces nadando por sus
aguas.
Aplaudir la drástica reducción de
vuelos internacionales, que ha ahorrado al planeta tantas emisiones como el
reciclaje que muchísimas personas pudieran hacer durante muchísimos años.
Esto es lo que yo quería, mirar
del otro lado, porque del de la cruz, ya nos tienen bien informados los medios,
los amigos y también los enemigos.
Después de todo, crisis y globos
siempre estallarán, es su ley como decía,
no lo podremos evitar. Lo que sí podemos evitar, es convertirnos en cautivos de
su onda expansiva.
En otras palabras: El marrón no
es la crisis, sino la enorme hipoteca que construye toda crisis y que puede
acabar convirtiéndonos en sus esclavos.
Quizás estamos en ese tiempo de
poder elegir, empujando un poquito la moneda, hacia qué lado queremos que
caiga.
Y mientras pensamos, si es
ejercicio que nos guste hacer, vamos a deleitarnos con estos pequeños globos de
chocolate, basados en una receta de Santi Santamaría, de su libro “La ética del gusto” que nos endulzarán
las tardes de este confinamiento.
Vamos allá:
Ingredientes para unas trufas de
chocolate:
250 g. de pepitas de
chocolate negro
150g. de nata para
montar
20g. de mantequilla
Una cucharada de ron
Ponemos la nata al fuego y cuando hierve, la echamos sobre el chocolate. Dejamos reposar un par de minutos y removemos bien, añadiendo la mantequilla y el licor, hasta obtener una crema suave y brillante.
Dejamos enfriar y tan pronto como
la textura nos lo permita, hacemos unas bolitas del tamaño de una nuez y
dejamos en el congelador durante un buen rato.
Por otro lado, preparamos la masa
que recubrirá las trufas hechas del siguiente modo:
Ingredientes para la masa:
180g. de harina de fuerza
Dos huevos
Un trozo de levadura (unos 15g.)
50g. de azúcar
40g. de agua con gas
Y así procedemos:
Ponemos la harina en un bol, en
forma de volcán, y desmenuzamos en el interior del hueco, la levadura.
Añadimos el resto de ingredientes y amasamos bien
Dejamos la masa tapada con un
paño durante un rato. Veremos que empezará a burbujear.
Cuando las trufas están bien
frías, las rebozamos una por una en la masa y las vamos friendo en abundante
aceite de oliva virgen extra, hasta que estén doraditas.
Las vamos sacando a medida que
están doradas y en cuanto están templadas, las espolvoreamos con un poquito de
azúcar glas.
El resultado es una especie de buñuelos
o de globos dulces, ligeros, que al cortarlos o al comerlos, estallarán,
dejando salir de su interior el chocolate de la trufa que se habrá fundido.
Un capricho, vamos. Que en estos
tiempos, tampoco está mal que nos demos, por si acaso la realidad cambia tanto
como dicen, y vinieran después de estos, peores tiempos.
Salud y abrazos amigos
Gracias Viena! Has vuelto a descorcharme una sonrisa gran reserva.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Pues si hemos descorchado una sonrisa, habrá que brindar, digo yo. Más que misión cumplida.
EliminarUn abrazo y salud Loam
Pintaza!! Hoy me pongo con ello!! Gracias
ResponderEliminarY dicho y hecho! Ya he visto tus fotos, has sido rápida qué barbaridad.
EliminarUn beso grande amiga
Entiendo perfectamente esa sensación que describes, tal es como yo me siendo estas semanas. Es tan extraño...
ResponderEliminarPero gracias por sacar un ratito para traernos cosas positivas y buenas, y por tentarnos con estos dulces globos :). Deliciosos.
Un abrazo!
Si Liliana también he leído tu sensación en tu blog y es muy parecida. En la cocina tenemos nuestro mundo para evadirnos un poco de esta nueva realidad o para meditarla, que también ayuda lo suyo.
EliminarUn abrazo grande y muchas gracias por tu visita y tu comentario.
Tienen que estar deliciosos.
ResponderEliminarSaludos
Lo están Marqués, lo están. Pruébalos y lo verás.
EliminarGracias por pasar por aquí y dejar un comentario.
Salud
Sin duda serán deliciosos, pero, aquí, encerrado con cero ejercicio físico, voy a abstenerme de probar a hacerlos, porque luego, a lo mejor no puedo salir por la puerta. Pero los haré, lo prometo, que yo soy un golosazo. Cuando pase esta movida vírica.
ResponderEliminarAbrazos
Pues vas a tener razón, justo ahora que nos movemos poco y nada, no es la mejor idea comer estos globos, habrá que dejarlo para la próxima semana, que ya nos van a dejar hacer ejercicio y creo que todo el mundo va a salir a la calle a realizar el deporte que nunca hicieron jejeje.
EliminarUn abrazo y gracias por por pasar por aquí y dejar tu comentario.