A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández.
Elegía a Ramón Sijé (Fragmento).
En una serie de recetas de Orihuela, no podía faltar el que es sin duda el postre más representativo de la famosa repostería monacal de mi pueblo.
Y que nadie se ofenda por el nombre, que así es como se llaman y se les conoce en mi tierra, incluyendo a las propias monjas que los hacen.
En realidad no hay nada de blasfemo, para nosotros los de Orihuela, las cuestiones del clero son bastante corrientes, imaginaos, que con treinta y tantas iglesias y conventos, más un seminario y la sede del Obispado, nos hemos hecho a los hábitos. Con todos mis respetos os diré, que tenemos historias de curas y monjas para elegir. Una de mis preferidas, la de un médico que llamado a un convento de clausura para visitar a una monja enferma, se enamoró de ella y la hizo su esposa. Su historia de amor, bastante donjuanesca por otra parte, era sabida y admirada por todo el pueblo.
También tenemos frailes que se han enamorado de sus feligresas o viceversa, vocaciones que desaparecen y otras que estallan en donde menos se espera, en fin, que por algo y no en vano, mi pueblo se llama: “Orihuelica del Señor”.
Pero como no todo el mundo tiene estos asuntos tan familiares y a algunos les puede resultar curioso, os contaré cómo se compran en los conventos de clausura, éstos y otros manjares:
Llegamos al convento: un recibidor en penumbra, nos recuerda que hemos entrado en un lugar sagrado. Hay silencio, cierto frío, solemnidad. En las paredes, algunos cuadros religiosos con alguna frase alusiva y en un lateral, una especie de ventana que en lugar de puertas tiene un torno giratorio.
Antiguamente, se dejaban abandonados en el torno, a los niños recién nacidos, para tapar una vergüenza, como así se decía entre la gente. Como veis, más historias para el saco.
Las monjas de clausura, tienen prohibido ver el mundo. Puertas y ventanas están cerradas o veladas de algún modo como un gran burka, para separar al mundo de estas mujeres.
Entonces hacemos sonar una campana que junto al torno, cuelga de una antigua cadena:
Ti-lin-ti-lin-ti-lin…
Escuchamos los pasos de la monja que viene. Luego, el silencio de nuevo. Es entonces cuando debemos anunciarnos:
-Ave María Purísima.
Y al otro lado la dulce voz que responde:
-Sin pecado concebida.
Este es el ritual tras el cual, el cliente pedirá los pastelitos y la monja, le dirá cuándo venir a por ellos y cuanto costará su encargo.
La variedad de dulces es impresionante: tetas de monja, chatos, toñas, tortadas de yema, almendrados, bizcochos… La oferta es amplia.
En otros conventos, especializados, podemos comprar el “pan de ángel”, que son las obleas con las que también se hacen los pastelitos. Estas obleas, no son obleas simples, sino que son, las que se utilizan para oficiar las misas, por eso tienen cruces grabadas. De ahí, hacen las monjas las “formas” para las misas. Luego venderán al pueblo, lo que se llaman: “recortes”, que son los restos de las piezas después de haber recortado las formas circulares.
Bolsas de recortes eran, y aún hoy en muchas casas lo son, una golosina para los niños de Orihuela.
Bueno, ya con esto, nos vamos haciendo una idea, de la aureola que envuelve a estos pastelitos, que además, son preciosos de color y forma, así como suaves y maravillosos en textura y sabor. Es una receta tan antigua, que se nos pierde en la memoria.
Antes de pasar a la faena, deciros que no creáis que hay gran paradoja, en mezclar lo monacal con el poeta revolucionario, como antes decía, el clero para lo malo y lo bueno, ha formado parte del paisaje oriolano hace ya siglos y en su tiempo, hemos tenido también curas revolucionarios. Que lo sé yo, que los he conocido y como bien vendría a cuento decir, en uno y otro lado: de todo hay en la viña del Señor.
Y ahora sí, veamos cómo se hacen estos pastelitos celestiales.
Ingredientes: (Unos 10 pastelitos)
Medio litro de claras de huevo
850 gramos de azúcar
8 yemas de huevo
Un cuarto de kilo de almendra molida
Pan de ángel (obleas)
Azúcar glas
Así se hacen:
En un cazo, ponemos 90 ml. de agua con 250 gramos de azúcar y dejamos hervir un minuto.
Apartamos del fuego y añadimos las yemas batidas.
Volvemos al fuego y dejamos hervir sin dejar de remover. Cuando ha espesado el compuesto, apartamos del fuego y reservamos hasta que se enfríe.
Por otra parte, hacemos una pasta de almendra poniendo un cuarto de kilo de azúcar en un cazo, junto con 40 ml. de agua. Cuando hierve, añadimos las almendras molidas y movemos hasta hacer una masa consistente.
Sacamos del fuego y reservamos.
Sacamos del fuego y reservamos.
Finalmente vamos con el merengue:
Colocamos en un recipiente suficientemente amplio (yo lo he puesto en una cazuela), las claras de huevo y batimos a punto de nieve, añadiendo el azúcar restante poco a poco, hasta obtener una buena consistencia.
Precalentamos el horno a 250 grados y vamos al montaje del dulce:
En una bandeja de horno, ponemos papel vegetal y sobre éste, unos trozos de obleas separadas entre sí.
Sobre cada trozo de oblea, ponemos un redondel de pasta de almendra.
Sobre la masa de almendra, ponemos una cucharada de preparado de yema.
Y sobre la yema, ponemos un monte de merengue, ayudándonos con una cuchara y tapando toda la base.
Hay quien encuentra simbolismo en esta composición, pues la yema, del color del fuego, es el infierno, que queda debajo y sobre él, se eleva el cielo, la gloria, blanca e inmaculada. De ahí que en algunos lugares, estos pastelitos también reciban el nombre de pasteles de gloria.
Una vez montados, los introducimos en el horno medio durante 10 o 15 minutos, hasta que veamos que el merengue ha tomado algo de color y se ha hecho.
Enseguida fuera del horno, espolvorearemos con azúcar glas.
Y esto es todo. Solo nos quedará esperar a que se enfríen y degustarlos.
Con esta receta de postre, quiero participar en el I Concurso Internacional Gastronómico, organizado por Apicius del blog: La Cocina paso a paso
Patrocinan:
San Ignacio, El Taller de las Tradiciones, Oh! Menaje, La cocina de Plágaro, Servisem Gastronomía, Cofradía del Cocido Vitoriano y Rótulos y placas conmemorativas Marvi.
Hacer esta receta ha sido un placer. Espero que recibirla, lo sea también para vosotros.
Un abrazo.
Eres una artista de verdad, esta receta me la guardo como oro en paño, que maravilla, como me gusta este tipo de recetas tradicionales. Me la guardo para intentar hacerla lo mejor posible, sabiendo que es imposible superarte.
ResponderEliminarEnhorabuena otra vez. saludos
Desde luego que ha sido un placer leerte, como siempre.
ResponderEliminarEl dulce me parece una delicia, de los que me gustan a rabiar. Voy a intentar hacerlos, aunque seguro que no me salen tan bien como a ti.
Un besico.
Que buenos tienen que estar esos merenges¡¡¡¡¡
ResponderEliminarMe encanta el relleno ,muy buena la explicación
besos
Y es que no hay como las manos de las monjas, que de hacer postres saben un montón!
ResponderEliminarLas tuyas no se quedan atrás, por lo que veo. Este postre es fabuloso, y explicado así parece super fàcil.
Nosotros tenemos aquí unas galletitas chiquitinas que se llaman "Pets de monja". El nombre trae lo suyo, pero cuando era pequeña me encantaban. Ahora hace muchos años que no los he vuelto a comer.
Ha sido un placer leer este post. Que tengas suerte en el concurso!
Buen fin de semana!
jajaj Viena querida, te cuento: estaba yo degustando mi café con Bica de Trives, y en eso al abrir tu página casi me atraganto con el título del dulce jajaj...
ResponderEliminarUn placer leerte como siempre, un dulce muy laborioso, que seguro es una delicia.
Yo recuerdo de niña cuando acompañaba a mi tía al convento de Clarisas a dejarles cosas, y era como cuentas, con una campanita y con una ventana giratoria, no se las veia.
Mucha suerte es una gran receta.
besos
Gaby
Que placer ha sido leerla!!....no he podido sentarme porque este fin de semana he corrido por todas partes.....pero me dije....leeras a Viena antes de dormir....y aqui estoy casi a medianoche mientras todos ya duermen.....y yo disfrutando de esta entrada.....es la forma que lo describes, las anecdotas que enlazas y el resultado de este dulce que seduce....que no te quepa duda que lo hare....al igual que tus cucurrones....los hare gozando de principio a fin.....es que recetas con historia son las que me encantan!!!.....desde chica siempre escuche el dicho...."esto esta mas bueno que tetas de monja"......y ahora entiendo porque.....Abrazotes, Marcela (perdona lo largo....)
ResponderEliminarMuy buenos días Viena!
ResponderEliminarrecibo el día con tus historias de Orihuela... donde hay un convento siempre rondan las historias de amores y desamores, pero si encima tenéis tropecientos pues el lió está hecho... ni en Falcon Crest! qué pena que la iglesia católica sea tan intransigente en cuanto al amor "tangible" que es imparable e inevitable... en fin, que como los dulces de convento ninguno y estas tetas están que se salen:-)
Besos
Hola Viena:
ResponderEliminarSu receta ha sido registrada para el concurso.
Ya solo le queda una, si así es su gusto, que será un deleite para los que las leemos.
Me ha traído buenos recuerdos de la niñez, yo tambien iba a por recortes a la puerta de un convento.
Creo que historias de frailes. monjas, curas y asimilados corren por doquier.
Saludos y suerte con el jurado.
Viena, qué recuerdos, cuando yo era pequeña y las hacía mi abuela en el horno del pueblo...me apunto la receta y se las haré a mis padres que también hace mil años que no las prueban. Un beso.
ResponderEliminarViena que historias que tienes me encanta leerte, la receta la guardo entre mis tesoros
ResponderEliminarun beso
Otra maravilla de entrada Viena! Disfruto tanto cuando vengo a tu blog y me encuentro con estas historias interesantísimas, escritas impecablemente. Este postre se ve deliciosoooo, creo que es una receta para guardar y atesorar. Fácilmente cogiera unos cuantos dulcitos de estos, y ñam ñam "venga a nos tu reino" :)
ResponderEliminarun beso guapa,
Feliz Domingo,
Viena, no me extraña que también se llamaran pasteles de gloria, porque es una gloria ver el resultado y todo el proceso de hacerlos. creo que no tienes nada que envidiar a las monjas que lo hacían, tus expertas manos han hecho que de nuevo se nos haga la boca agua y el pensamiento una fantasía. Un beso y suerte con el concurso.
ResponderEliminarQue bonita historia, y que ricas deben estar las tetas de monja, me encanta la receta y como la transmites, feliz domingo.
ResponderEliminarPues te digo, que ver las imágenes que nos regalas es una delicia para mi. A mi me entran las cosas por los ojos; que decirte. Lo bello es bello y no hubo ni un instante del proceso que no lo fuese.
ResponderEliminarDivino, autenticamente divino.....como aveces, tu misma dices. (Espero me hayas guardado una para los mates )
Un beso enorme .
La belleza se instaló en esta entrada, desde los versos del poeta que me hacen volar con "las aladas almas de las rosas de nata" hasta esa dulzura magistral que nos preparas, pasando por un relato que enriquece aún más lo insuperable...
ResponderEliminarMe voy con todas estas imagenes que me transportaron a Orihuela, al Convento, a las extrordinarias y desconocidas Tetas de monja (que quiero saborear y por eso me prometo hacerlas siguiendo tu buenísima explicación)y a Hernandez y su poesía, me voy más que feliz!
Muy buena semana para vos y un abrazo grande.
que rico dulce! alucino con las diferentes texturas que tiene. me dan ganas de morder la pantalla, jejejeje
ResponderEliminarMe la llevo para hacer porque asumo que jamás encontraré este dulce hecho en mi país. ¡Saludos!
Hola Jose Manuel: Muchas gracias por tus palabras, espero que de verdad hagas esta receta y no creas que no me puedes superar, yo les digo siempre a mis alumnos que en cocina no hay grados, que la cosa no está en hacer muchas recetas, sino en hacer buenas las que hagas y tu tienes mano de cocinero, eso lo sabemos.
ResponderEliminarUn beso.
Lola: Te digo lo mismo que a José Manuel, claro que te pueden salir mejor, pero vamos, lo importante es hacerlas y pillarles el truco y recuperar para los paladares estas delicias de la cocina tradicional. Gracias por venir a visitarme, es para mi un placer.
Un beso.
Isa: Gracias por tu comentario y si te gusta el merengue, adelante, inténtalo.
Un beso.
Margarida: qué gracia los pets de monja no? Estuve viendo en una ocasión nombrecitos de postres y no veas la colección que hay, de risa.
Gracias por tus palabras y por pasarte.
Un beso.
Gaby: Qué risa me ha dado imaginarte con los ojos abiertos leyendo bien, jajaja. El nombrecito se las trae, pero no creas que es el único, el pueblo tiene sentido del humor para esto. Muchas gracias por venir a verme, es para mi una alegría y me alegro también de despertarte esos recuerdos del convento de tu infancia.
ResponderEliminarUn beso.
Marcela querida: ¿Cómo quieres encima que te perdone por lo largo? Si me has llenado de halagos y palabras super bonitas. Muchas gracias de verdad por todas ellas, eres un encanto, cada vez que vienes, me dejas un montón de palabras hermosas que rebosan afecto.
Un beso.
Maite: Qué razón tienes con que el amor es imparable, se dé donde se dé, sino veamos la historia llena de amores imposibles, Romeos y Julietas por doquier.
Muchas gracias por venir a verme, para mi es un gran placer.
Un beso.
Apicius: Qué bien haberle recordado su niñez, siempre pienso en la película Ratatouille, una gran película dicho sea de paso, y bueno, esa escena en que el ratoncito consigue desarmar al gran Ego, el crítico al que todos temen, con un plato que le evoca la niñez. Aquí lo veo, en los comentarios, hay muchos que conectan con recuerdos de niñez y me siento halagada de que eso sea así a través de mi receta. Creo que la niñez está llena de sabores, olores y sensaciones que cuando son evocados, nos acercan mucho unos a otros. Gracias por contarnoslo.
Un beso.
Domi: qué alegría que me digas que se las vas a hacer a tus padres, por favor, me encanta este resultado, es lo que más puedo soñar, que las recetas se hagan, se revivan, se saboreen.
Gracias por venir y recoger esto.
Un beso.
Aandara: muchas gracias por tus palabras y tu visita. Me da alegría verte por aquí.
ResponderEliminarUn beso.
Hilmar querida: gracias por lo que me dices, también yo disfruto tanto cuando entro en tu blog y nos cuentas esas interesantes historias culturales de aquel país tan lejano.
Me encantaría poder ofrecerte euna teta de monja así, in situ, pero de momento, solo te puedo dar la receta e invitarte a que las hagas. Un beso.
Anna: Muchas gracias por tus palabras. Siempre es un placer contar con tu visita.
Un beso.
Caty: Feliz semana para ti y muchas gracias por tu comentario. La verdad es que sí que están buenas, si. Anímate y hazlas un día y verás.
Un beso.
Ale, mi amiga: Claro que te guardo las que quieras para los mates. Mañana nos vemos en clase. Gracias por tu visita, sabes que también me hace mucha ilusión verte por aquí.
Un beso.
Cris: Gracias de corazón por las palabras que tu me regalas, de todo lo mejor que me digas que las vas a hacer. Te va a encantar, hacerlas y probarlas, ya verás.
ResponderEliminarUn beso grande.
Mandarina: Gracias por venir a verme y dejarme tus palabras. Me encantaría que las hicieras y nos contaras como fue. Esa es la finalidad de rescatar estas recetas, hacer que no mueran, porque son tesoros que vienen de atrás, de muchas manos y yo cuando cocino una de ellas, tengo eso como presente, que estoy tomando un testigo lleno, lleno de manos. Eso también nos lo comemos luego, por eso están tan ricas.
Un beso.
Viena, mi niña, cuando he leído tu post, me ha transportado a mi infancia, cuando íbamos a un convento de clausura en un pueblo de mi isla que se llama Teror, par comprar dulces y pedir "recortes" (nosotros lo llamábamos así también) y qué casualidad, se obraba de la misma manera. El torno, la campaña, los pasos, "Ave María Purísima, la misma contestación... Era todo un ritual, qué bien lo recuerdo y gracias por hacer que mi mente volara un poco al pasado.
ResponderEliminarEsas tetas se ve la mar de ricas, menudas tetas...
Un beso.
Esta receta es una auténtica delicia!
ResponderEliminarUn placer leerte y aprender de tus habilidades culinarias, no te digo que vaya a poder hacer esta receta sobre todo viendo tu resultado. He leído el comentario que has dejado en mi blog pero siento no poder solucionar ese problema, yo no he cambiado nada y no sé cuál es el motivo. Yo seguiré visitándote y así estaremos en contacto. Un beso y un placer saludarte
ResponderEliminarQué delicia de entrada, de trabajo, de fotos y de palabras.
ResponderEliminarMe ha encantado tu receta, el nombre y todo.
Un gusto encontrarte en la blogósfera.
saludos de México
Ah, Viena, no quiero que acabe este "especial" que has hecho de tu pueblo, me encanta y disfruto muchos tus anécdotas, que me hacen realmente viajar a otros tiempos a los mismísimos conventos.
ResponderEliminarMe parece un postre delicadísimo y maravilloso y relativamente fácil ¿me atreveré a prepararlo?
Por cierto, las fotos han quedado muy buenas, especialmente la última.
Abrazos
Que delicia de entrada, me ha encantado. Mira que no me gusta el merengue y casi que me comía ahora una sin pensarlo.
ResponderEliminarMe gustan las recetas con historia, nos transportan. casi qeu me he visto tocando la campañilla, y diciendo "Ave Maria....." en ese silencio, pidiendo unos deliciosos bocados.
Gracias por le viaje
besos
Hola Irmina: Imagino que en todos los conventos de clausura la cosa funcionaba parecido, por lo que han comentado otros amigos, debe ser la dinámica de los conventos de clausura. Y lo de los recortes, que gracia, éramos muchos los que comíamos recortes de las monjas, qué cosas ¿verdad? Me alegro de haber despertado tus recuerdos de infancia, eso es muy entrañable.
ResponderEliminarUn beso.
Visc a la cuina: Gracias por tu visita y tu comentario.
Un beso.
Hola Morena: Hay varios blog que no sé por qué no se actualizan en los escritorios y es una pena, porque se nos pasan entradas. No te preocupes, también yo iré avisitarte que siempre es un placer.
GRacias por venir a verme.
Un beso.
Hola Carmen: Bienvenida a este espacio, es un placer recibirte aquí, así que muchas gracias por venir. Gracias también por tus palabras.
ResponderEliminarEspero que nos seguiremos viendo.
Un beso.
Querida Claudia: Aún quedan unas cuantas, no te preocupes y muchas gracias por decirme lo que te gustan, incluso las fotos, que ando aprendiendo a golpe del día a día, pero vamos, que te hayas fijado tu, es un gran honor.
Un beso.
Querida Ana: Qué alegría me dan estas palabras de conseguir transportarte al lugar, es muy bonito lo que me dices. Muchas gracias por venir y dejarme tu tiempo.
Un beso.
La verdad, como te dicen es una maravilla leerte... esta receta es una maravilla, me parece exquisita y una verdadera delicia. Me encantan como te han quedado, la yema es de lo que más me gusta y con el merengue ya me pierde... Eres una artista. Me la quedo en mis preferidas. Gracias y Besitos
ResponderEliminarEsto si que está novedoso.
ResponderEliminarme rei mucho con el nombre.
un abrazo grande y gracias por visitar mi blog
edith
La Brujita
Hola Viena. No sé si me lo he inventado, si lo he soñado o qué, ¿pero no hay otros dulces que se llaman "tetas de novicia"? no sé si me lío con los piononos, las yemas de santa teresa y otro productos con resabio religioso. En fin, a ver cómo lo digo, a ver, tus... no, así no, la receta que nos pones tiene un aspecto fabuloso. Espero que ganes el concurso culinario.
ResponderEliminarUn besazo desde México
Hola Gema: Gracias por tu visita. Si de verdad te gustan intenta hacerlas, no es difícil y la satisfacción es grande.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Edith: Me alegro de haberte hecho sonreir. Muchas gracias por venir a verme, la visita a tu blog fue un placer.
ResponderEliminarUn beso.
Sorokin: Qué alegría verte por aquí y desde tan lejos ¡Uuauuu! Jajaja, me haces reir siempre con tus comentarios.
ResponderEliminarPor lo que sé, las tetas de novicia eran al menos hace mucho tiempo, como un genérico para designar algo muy bueno, algo delicioso (anda que los antiguos no se las gastaban de lascivos). Vamos que era algo así como el bocata di cardinali. Sin embargo, más tarde, sí se han hecho algunos dulces que adoptaron este nombre. Esto referido a las tetas de novicia. Las tetas de monja, sí parecen tener su identidad propia.
Hay por todos sitios, un montón de nombrecitos de estos, aquí mismo comentaba una persona lo de los pets de monja, que también no me digas que no tiene gracia, pero es que en Chinchón, cerca de Madrid, las especialidades son: tetas de monja (aunque no son las mismas tetas que estas que traje yo)y, agárrate: pelotas de fraile (perdón pero yo no lo he inventado). Así podría dar varios más, pero vale, para expresar lo que quiero decir, sobra.
Bueno ¿qué tal por México? Nos traerás cosas ricas ¿verdad?
Un beso grande.
Anda que no me gustan a mí los dulces de las monjas! Yo también creo que es imposible superarte.
ResponderEliminarQué nombre curioso. Me hay encantado la combinación. Parece postre portugués.
ResponderEliminarViena, puedo te preguntar una cosa? Cual la diferencia de bizcocho para pastel?
Besos mil
Vaya post guapa!!! no te puedes perder nada de él!!! Qué crack estás hecha, mira que postre te has marcado tan rico y tan espectacular!! Creo que para mí será muy difícil, pero prometo intentar algo parecido.
ResponderEliminarbesitos guapa
Todo dulce que lleve merengue es un manjar de dioses para mí me encanta y si está tostadito como estas tetitas de monja ;-) jaja pues mucho mejor. No sé si conoces Viena un pastel típico de la campiña cordobesa que se llama Pastelón, así de simple lo bautizaron, pero es que es eso un señor pastel de hoja y merengue, muuuucho merengue, y en cada pueblo le dan su toque. Es muy famoso el de la antigua pastelería Manuel Aguilar de Montilla por ejemplo. Bueno que desvarío, que este dulce me parece sencillo y sublime, para elevarse al cielo. Es increíble lo que se puede hacer con un huevo, separando su clara y su yema, para hacer una tesis vamos.
ResponderEliminarPreciosa la elegía de M. Hernández, no la conocía.
Desde una conexión a internet prestada... te mando muchos abrazos.
Nota: hablando de lascividades pasteleras, el dulce típico de Amarante en Portugal, son los bolinhos de amor de San Gonzalo, bueno este es el nombre suave, el verdadero traducido es carajillos de San Gonzalo...Una foto les hice y todo para aquel post que escribí el verano pasado http://www.hiboox.es/go/imagenes/otros/bolinhos-amarante,fe281cc4c9a761da79f5e40cd111ab27.png.html
Maríadelas: Gracias por tus palabras, pero créeme que no es difícil superarme, que seguro que tu, puedes. Además, tampoco es eso, tu hazlos y verás como disfrutas.
ResponderEliminarUn beso.
Talita: Encantada de saludarte. No comprendo bien tu pregunta: ¿Podrías explicarme un poquito? Perdona pero es que no te comprendí.
ResponderEliminarUn beso grande.
Gitanilla, vida, jajaja, tu si que eres un crack y este postre no es difícil, en serio, inténtalo y vas a disfrutar.
ResponderEliminarGracias por venir a verme, que es algo que me da mucha alegría.
Un beso.
Querida Delikat: Saco la banda de música para recibirte, porque me da alegría verte por aquí. Me has hecho recordar a la gente de Orihuela que cuando le da vergüenza porque está delante de alguien desconocido o algo así, en vez de decir tetas de monja, dice "tetitas" de monja, para suavizar la cosa, lo que a todas luces, todavía queda más socarrón jajaja. No hay que tener problema, yo que le di de mamar a mi hija durante 4 años, no te lo pierdas, que casi me nombran Decana de la liga de la leche jajaja, he perdido la comnotación pecaminosa de la teta, muy al contrario, creo que es divina la palabra y todo su significado ¿no crees?
ResponderEliminarBueno, qué fuerte y qué fuerte, la foto que nos traes sí que es obscena directamente, me he quedado a cuadros y ahí al lado de la foto del santo y todo jajaja, qué fuerte, eso sí tiene miga, vamos que al lado de eso, estas tetas de monja, se quedan en soplillo, que es otra forma de merengue.
Ah no conozco el pastelón, pero me voy a interesar, mira por donde.
Lo dicho, una gran alegría verte por aquí.
Un beso grande.
Esta receta la voy a guardar como "oro en paño".
ResponderEliminarUna entrada divina!
***Un abrazo!!!
Querida fe-i*ká: Gracias por venir a visitarme. Me alegro de que te guste la receta y a ver si te animas y la haces.
ResponderEliminarUn beso.
Viena, he encontrado un link con una foto del típico pastelón, este concretamente es el de Montilla de la pastelería histórica de Manuel Aguilar (http://pasteleriamanuelaguilar.com/historia/fpaste.html)
ResponderEliminarMira que pintaza :-)
http://www.flickr.com/photos/cinefiloblog/3451855995/
Madre de dios Delikat, esto no es un pastel, esto es un atropello!!! Qué pintaza, desde luego, vamos que me pongo a buscar, que como la encuentre, te prometo que la hacemos.
ResponderEliminarLleva tocino de cielo, pequeños pitisú, pequeños también rollitos como de brazo gitano o algo así, ufff calentura me entra. Vamos que ya te digo, que lo miro.
Un beso.
Hola Viena y Delikat:
ResponderEliminarNo se si habrán entrado en este enlace http://pasteleriamanuelaguilar.com/. Aunque no hay mucha información, hay algo mas que en los enlaces que citan.
Tal vez ya lo hayan visitado.
Saludos
Estimado Apicius, no me puedo resistir a visitar de vez en cuando la web de Manuel Aguilar, el link que puse antes era el mismo pero directamente a la "historia" donde aparece el año de fundación. Montilla está al ladito del pueblo de mis abuelos, con lo cual las visitas a la pastelería, para comprar pastelones para los cumpleaños eran algo habitual. Ah el sabor de la infancia!
ResponderEliminar¿Y los polvitos de almendra para tomar con agua o leche fresquita?, todo un clásico cordobés :-)
Viena, deseando estoy de ver tu versión del pastelón!
Apicius gracias por el enlace, la verdad es que está de miedo este pastelón cordobés, pero mirando en internet, el pastelón cordobés, sale otra cosa, a ver si conseguimos la receta.
ResponderEliminarDelikat: si la encuentro, la hago, pero no se si va a ser tarea fácil, primero de todo encontrar la receta. Un beso.
Viena, me anoto esta receta, están para pecar y repetir.
ResponderEliminarun saludo
Adelante La cocina de mi abuelo, efectivamente está para repetir. No duran ni un par de horas y eso que salen bastantes.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando he leido el últmo cuarto de la elegía de a Ramón Sijé me ha venido el tonillo de la canción de Joan Manuel Serrat, me encanta el disco entero que le dedica a los poemas de Miguel Hernández.
ResponderEliminarQue te voy a decir de estas tetas de monja, me parecen una maravilla. Historias de monjas curas frailes, como dices tú, hay de todo en esta viña del señor. ¡Y hasta las monjas tienen tetas!
Besitos!
¡Hasta las monjas tienen tetas! Qué gran frase Laurita y cuánto podría encerrar en ella.
ResponderEliminarEl otro día le decía a alguien que Serrat ha homenajeado más a Miguel Hernández que ninguna universidad del mundo, ese es un gran mérito.
Por mi parte, me doy por contenta, en estas entradas hemos hablado del poeta, lo hemos rescatado, recordado y admirado nuevamente, cada uno desde sus propios recuerdos, es un homenaje muy bonito que gracias a vosotros, los que venís por aquí, lo hemos hecho grande.
Un beso.
Viena no conocía tu blog, esta receta es una obra de arte, yo que soy murciana y vivo en Sevilla, añoro los dulces buenos como el tuyo.Hablaré en mi blog de tus delicioso postre.
ResponderEliminarSi quieres visitar mi humilde blog es sientateenmicocina.wordpress.com.
Un abrazo y sigue así.
Concha.
Hola Concha: Bienvenida a mi blog y me halaga que quieras hablar en el tuyo de esta receta, me parece muy bien. Murcia y Orihuela están tan cerca, que es difícil decir que somos de provincias diferentes.
ResponderEliminarHe visitado tu espacio y me ha encantado, creo que estamos bastante en onda.
Seguiremos viéndonos. Gracias por tus palabras.
Un beso.
Buenas! Yo soy de Orihuelica y he estado echándole un ojo a esta serie de recetas (mas tarde echaré un ojo al resto del blog) y.. ¿sabes que reeta te falta?
ResponderEliminarEl de los chatos de las monjas!!
Aunque los que hacen ahora difiern mucho muchísimo de los que hacían cuando mi abuela era pequeña y que ésta nos hace de cuando en cuando...
Un saludo y ale, otro que se suscribe ;)
Hola GUIANTITO: Qué alegría ver por aquí a un oriolano y ¿sabes? me encanta que eches en falta los chatos, no es la única receta que falta, desde luego, hice esta serie de Miguel Hernández con diez de las principales, en otra ocasión también había publicado las almojábanas, pero han quedado pendientes algunas más que publicaré en algún momento. Desde luego los chatos de las monjas estará entre ellas. Eso sí, si tu abuela los hace como los de antes, sería un tesoro inmenso que nos dieras la receta que ella tiene. Si me la facilitas, te prometo hacerlos y ponerlos en el blog a la salud de tu abuela. Me gustan las recetas vivas, de transmisión así, real y directa.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, y espero seguir viéndote por este espacio.
Un abrazo.
Buenas, ya he visto que te has pasado por mi blog :) Muchas gracias por la visita.
ResponderEliminarMi abuela pasaba interminables horas, al parecer, en el convento que había junto al Horno del Obispo y consiguió que las monjas le dieran la receta, pero dicha receta, secreto monacal, no hay manera de que la dé, te manda a comprar los ingredientes y a sus 94 añitos la mujer se mete en la cocina sola y mezcla y remezcla, hace y deshace y saca un chato que quita el hipo (ahora que lega la navida, pero con ayuda, hace también rollos de vino, mantecaos, pellas... vamos, todo lo que toca para mantener la línea curva con una sonrisa en la cara).
A ver si para el próximo le hago unas fotios y las subo al blog...
GIANTITO: Pues nada, manténgase el secreto, así es con la repostería de las monjas, que no hay quien las pesque. Pero yo... yo tengo una receta también de las monjas y en algún momento traeré esos chatos al blog. Yo soy de las que creo que hay que rescatar la cocina tradicional y que eso es algo muy bueno para todo el mundo.
ResponderEliminarEsperaré también tus fotos, porque unos chatos bien hechos, son un espectáculo.
Un abrazo y disculpa, porque he visto que en el anterior comentario te escribí mal el nombre.
la verdad eske esta bien la receta
ResponderEliminarMadre Mia Viena, ha sido toda una sorpresa encontarte por casualidad... ando buscnado la receta de los "concejales" y he dado con la de los pasteles de gloria, jejeje, yo los hago de una manera parecida pero no es igual, se ve que de Orihuela a Bigastro (que es de donde yo soy) Hay un poquito de variedad pero la esencia es la misma.
ResponderEliminarNo tendrás un paso a paso de los famosos "concejales", ¿verdad?
Un saludo y te pongo en la lista de mis blogs favoritos!
Hola Mª José, bienvenida a este espacio. No tengo la receta de los concejales, pero si alguna vez la consigo, no te quepa duda que la publicaré en el blog.
EliminarMe alegro de conocerte también yo y gracias por esa lista.
Un beso.
donde puedo encontrar las obleas
ResponderEliminartienen que esta de miedo grasia por tu receta donde puedo comprar las obleas?
ResponderEliminarHola Leonor: No sé de donde eres, pero yo las compro en los conventos de las monjas, que venden unos paquetes de cincuenta obleas más o menos, suficientes para hacer esto y para comerlas solas, que están super ricas y recuerdan a la infancia. Si no estás cerca, puedes comprarlas en alguna panadería o confitería artesanal que quieran venderte algunas o como última opción, es lugares para profesionales como makros y centros así, el problema ahí es que venden unos paquetones de muchísimos que sale muy caro y que no merece la pena. A ver si hay suerte y en alguna de estas opciones, las consigues. Ah, y si haces este dulce, por favor, cuentanoslo.
EliminarUn abrazo
Woah! I'm really enjoying the template/theme of this blog. It's simple,
ResponderEliminaryet effective. A lot of times it's very difficult to get that "perfect balance" between superb usability and appearance. I must say you have done a amazing job with this. In addition, the blog loads super fast for me on Internet explorer. Excellent Blog!
my web page ... benalmadena
Thank you Anonimo
ResponderEliminarAcabo de encontrarte en esta entrada y estoy muy feliz, menuda receta mas maravillosa, justo lo que necesitaba....estoy harta de tanto dulce americano, necesitaba sentir mis raices españolas en un manjar como este. Me tienes de seguidora. Un abrazo y enhorabuena por esta entrada, y supongo que por todo el blog, que voy a pasar a devorar ahora mismo.
ResponderEliminarBienvenida Lily y muchas gracias por tu comentario y por seguir este espacio en el que espero compartiremos más cosas.
EliminarUn abrazo
bk
ResponderEliminar