Ir al contenido principal

Entradas

RAPE AL PIMENTÓN Y UNA DE ANIMALITOS

Queridos amigos, en lo que llevamos de mes, hemos rescatado no uno, ni dos, sino ¡Tres erizos! ¿Podéis imaginar? Del primero dio la voz de alarma el Cartucho, este personaje canalla que nos tiene conquistado el corazón, pero que es más malo que los mixtos de trueno, como decíamos en mi niñez.   Ahí donde lo veis, da muuuucha guerra. Pues bien, nos avisó de que había cierto monstruo en la puerta y encontramos un erizo bien grande, al que tuvimos que rescatar. Lo pusimos en una caja y al día siguiente, Ángela lo depositó en un descampado que hay, en donde creemos que estará a salvo.

GLOBOS DE CHOCOLATE. CARA Y CRUZ

Pequeños globos de chocolate frente a grandes globos que estallan. Queridos amigos. Por fin encuentro día y ánimo para sentarme al ordenador y traeros una nueva entrada a este ya viejo blog, que a la velocidad que circulan las tecnologías, los blogs se nos están quedando atrás sin darnos cuenta. Y me ha costado, sí, tras la perplejidad de la situación. ¿Sabéis esa sensación cuando se explota un globo cerca de vuestra oreja?  ¿Ese estruendo que nos deja sordos durante un rato? ¿Un susto, un procesar lo ocurrido y luego como un cabreo? Pues así me siento yo. Y mira por dónde, el ejemplo del globo me parece perfecto. Porque al igual que la situación, cuando un globo se hincha y se hincha hasta que es demasiado, lo que hace es explotar. Es ley de lo que se contiene, se reprime, se acumula, se aprieta y se condensa.  Como una bomba cuando estalla, una guerra, una crisis o una revolución. El globo se había hinchado demasiado. Pero yo me había propuesto no...

Y AÚN ASÍ… ANTES DE QUE ACABE EL DÍA. UN PLATO DE LENTEJAS

Y AÚN ASÍ, ME LEVANTO “Tú puedes escribirme en la historia con tus amargas, torcidas mentiras, puedes aventarme al fango y aún así, como el polvo… me levanto. ¿Mi descaro te molesta? ¿Por qué estás ahí quieto, apesadumbrado? Porque camino como si fuera dueña de pozos petroleros bombeando en la sala de mi casa… Como lunas y como soles, con la certeza de las mareas, como las esperanzas brincando alto, así… yo me levanto. ¿Me quieres ver destrozada? cabeza agachada y ojos bajos, hombros caídos como lágrimas, debilitados por mi llanto desconsolado. ¿Mi arrogancia te ofende? No lo tomes tan a pecho, Porque yo río como si tuviera minas de oro excavándose en el mismo patio de mi casa. Puedes dispararme con tus palabras, puedes herirme con tus ojos, puedes matarme con tu odio, y aún así, como el aire, me levanto. ¿Mi sensualidad te molesta? ¿Surge como una sorpresa que yo baile como si tuviera diamantes ahí, donde se encuentran mis muslos?...

EL DIABLO SE LLAMA CHOCOLATE... ¿SERÁ VERDAD?

Porque la verdad  es más bien como un largo sendero, en donde según hacia donde se mire, se pueden ver unas u otras cosas. Nadie puede abarcar en una sola mirada, toda la verdad y se necesitarían años, siete vidas tal vez, para recomponer trozo a trozo el puzle de todas las miradas, para poder hacerse una ligera idea del sendero. Más cuando eso se lograra, si es que fuera posible, el sendero ya habría cambiado, ya no tendría aquella luz, aquellas piedras rodadas, aquel riachuelo a su lado, con el mismo cauce…. Entonces ¿Ya no sería verdad, la verdad primera? Queridos amigos, aunque cada vez el dulce es más impopular, heme aquí con un súper pastel de chocolate, que es una versión de la conocida tarta diablo, o al menos así la denomina Pedro Álvarez, en su libro “Chocolate moderno”. Y es que en las tardes medio tristes, de mirada nostálgica, filosofando, me encanta cocinar pasteles de chocolate. Miro por la estantería, cojo un libro, voy pasando páginas y páginas, l...